Por Revista Furias
«Virgen María, hazte feminista/ Virgen María, por favor llévate a Putin», estas palabras fueron cantadas en la Catedral de Cristo Salvador en Moscú por las Pussy Riot.
Este numeroso grupo de mujeres punk rusas y feministas se conformó en el año 2011 y el pasado mes de agosto fueron condenadas tres de sus integrantes a dos años de prisión, ¿el motivo? actos de “vandalismo” e “incitación al odio religioso” y por haber tocado sin autorización en el altar de la Catedral dos semanas antes de las elecciones presidenciales rusas que llevaron a Vladímir Putin por tercera vez a la presidencia.
La dureza de la condena solo puede entenderse como una falta de libertad; estas mujeres que realizan sus performances encapuchadas y que usan pseudónimos han desatado un vendaval de opiniones en contra y a favor de su actuación. La severa condena de dos años se entiende si se ve a quiénes van dirigidas las críticas en los temas de las Pussy: principalmente a la plana política que actualmente gobierna sus tierras y a la iglesia ortodoxa Rusa, que mantiene nexos demasiados cercanos con Putin. Relaciones estado/iglesia que venían siendo denunciadas por las Pussy Riot, que consideraban dañina en un estado que es laico por constitución y que no puede establecer ninguna religión como oficial. Es de destacar que las autoridades de la iglesia fueron los que más apoyaron las acciones penales contra ellas.
El circo que representó su juicio y la injerencia del Kremlin en la decisiones de los jueces, ha despertado la solidaridad internacional de mujeres, agrupaciones de derechos humanos, ongs, entre otros muchos sectores que se han pronunciado en contra de la sentencia. «A pesar de que estamos aquí físicamente, somos más libres que todos los que están en esta sala… Podemos decir lo que queramos» dijo una de las Pussy Riot al tribunal.
Sin dudarlo y para sintetizar no se puede decir nada más que: “Libertad a las Pussy Riot”.
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