#ENM31Rosario
Por Nadia Beherens y Valeria Tellechea
Encuentro Nacional de Mujeres número 31. Un largo recorrido de encuentros y lugares donde cada año toman forma nuevos debates y nuevas discusiones. Rosario no fue la excepción de cómo los discursos se complejizan, comienzan a cambiar y tomar otros rumbos. Algunas cosas se fortalecen, algunas alianzas nacen, algunas ideas crecen. Los talleres del ENM configuran un arma política aunque muchxs desde sus casas crean que nos juntamos solamente para ponernos en tetas. Aunque por cierto sea uno de los mejores momentos poder ver nuestros pechos y torsos desnudos deambulando por doquier y en acción. Sin duda alguna.
La convocatoria fue masiva, se habla de 70.000 a 100.000 personas. Sin embargo, el público mediático masivo desconoce cabalmente su importancia. Año a año cada vez somos más y eso es porque las mujeres nos damos cuenta de esta realidad: el Encuentro marca la agenda, produce un cambio social, por más que en los medios sólo muestren la represión y nuestras piedras, pintadas o graffitis. Los medios no decodifican el ENM, la política ha sido desplazada de ese lugar y es ocupada por los chimentos, el sexismo, las peleas y los memes. No esperamos otra cosa. Lo que lamentamos es que recibamos la indignación por la destrucción de la propiedad privada de quienes fagocitan lo que le muestran. Personas sin criterio o nula articulación política.
El Encuentro es presencia, poner el cuerpo. En los talleres, en las charlas, en las actividades, en la feria, en la radio. La Plaza San Martín de Rosario ha sido el lugar de confluencia de muchas de las actividades más importantes, una pieza fundamental de intercambio social, económico e intelectual. Sin embargo y siendo estos lugares de cabal importancia para nuestro movimiento, nos queda la sensación de la duda ¿no sería conveniente que los metros cuadrados y gazebos que ocupan los varones cis de las izquierdas -que son muchos y cada vez parecen ser más- sean ocupados por mujeres y feminidades?
No más presas por cultivar. No más presas por trabajar. No más presas por abortar.
Una de las particularidades de este Encuentro fue la puesta en marcha de los talleres “Mujeres trabajadoras sexuales” y “Mujeres y Cannabis”. Ambos ocuparon entre 6 y 7 comisiones con aulas llenas. En ambos talleres -así como también nos informaron que ocurrió en los talleres que se hicieron sobre aborto- hubo un tópico que atravesó estos espacios: el lugar del Estado. Debates que van desde la despenalización, la regulación y la legalización, hasta la protección de las estrategias autónomas.
Después de hacer el pedido de apertura desde hace cuatro años, diversas organizaciones cannábicas, como también independientes, debutaron con aulas llenas en los talleres del ENM, lo que demuestra una necesidad de poner en agenda este tema. En estos talleres se compartió información acerca de la cosecha, el cuidado y la limpieza de la marihuana como también se debatió sobre la falta de información en casos de embarazos, dándose interesantes intervenciones acerca del consumo durante el embarazo y la lactancia.
Por otra parte, la organización Mamá Cultiva Argentina informó sobre la reunión que se llevó a cabo este jueves 13 de octubre en el Congreso Nacional por la reforma de la ley de drogas, una ley que nos criminaliza como narcotraficantes por cultivar el cannabis medicinal. En esta línea, las comisiones decidieron terminar 15 minutos antes y juntarse para charlar este tema y debatir qué cosas debe contemplar la ley, donde Mamá Cultiva leyó la presentación; un espacio en conjunto entre las comisiones para discutir una acción, algo poco usual en el ENM.
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Luego de 13 años sin participación, los talleres de las trabajadoras sexuales volvieron a nacer sobre la necesidad de generar políticas propias. Muchos prejuicios de asistentes que fueron a escuchar las voces de las trabajadoras han sido confrontados y derrumbados: el percibir a la prostitución como únicamente ejercida por mujeres o el creer que el encuentro con unx clientx es exclusivamente penetrante y/o sexual.
Se hizo hincapié en las implicancias de no diferenciar trata de trabajo sexual y en las consecuencias estigmatizantes que conlleva, sobre la necesidad de separarlos en la legislación, en los medios y en el movimiento feminista. En uno de dichos talleres, Mabel Bellucci intervino para demostrar la existencia del concepto de trabajo sexual en nuestro país desde los años ’80 de la mano de Ruth Mary Kelly (ver artículo). El peso de las palabras de las trabajadoras han sido el motor para que nuevos discursos tengan su propio espacio. “Por primera vez no me sentí insultada en un taller”, contaba Stella D’Vita, trabajadora sexual trans de Buenos Aires.
Algunas de las conclusiones a las que llegaron fueron: el reconocimiento de sus derechos, el respeto por la identidad autopercibida, la visibilización de las trabajadoras sexuales para combatir el estigma en ámbitos diversos y la derogación de los códigos contravencionales -en la página de Ammar se pueden ver las conclusiones completas-.
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Las Socorristas en Red-feministas que abortamos, con más de 10.000 bolsas con folletería e información repartidas, nos invitan a pensarse como una alternativa más frente a la ilegalidad del aborto y la falta de respuesta del Estado. De forma multitudinaria e independiente, con sus voces por megáfono, sus inteligentes consignas, su mar de pelucas fucsias y sus veloces corridas, lograron visibilizar a su paso a las que abortamos ayer, hoy y mañana.
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Los 400 disparos
Si los talleres son el corazón del Encuentro, la marcha es la demostración perfecta de su magnitud. Miles de mujeres y femineidades, que se reúnen para despertar una ciudad dormida con los cantos, las pintadas y las intervenciones. Ese mar heterogéneo que cubrió más de 4 kilómetros de la ciudad, nos invita a representarnos en las muchísimas luchas que convergen desde hace 31 años.
Rosario fue quizás, en algún lamentable punto, lo que se esperaba. Previo al Encuentro, ya circulaba un tutorial anti represión realizado por Femimantis. La experiencia de Mar del Plata y la característica propia de la ciudad santafesina, hacía no más que pensar que la represión iba a tener sus 15 minutos de fama. Aunque hayan sido más de dos horas.
Mientras la marcha circulaba hacia el Monumento, donde tenía su punto final, la Catedral era paso obligado. Apenas unos pocos bloques lograron pasar por el recorrido, mientras que los provocadores religiosos de siempre -aunque en mucho menor cantidad que años anteriores- se daban lugar, protegiendo a una Catedral que estaba envuelta en plástico anti graffiti y con grandes placas de madera que imposibilitaba su acercamiento.
Sin pausa, la policía salió desde adentro de la Catedral -como si eso ya no fuera novedad- y armó un cordón escudado; a los pocos minutos, comenzaron con los disparos que se sucederían por más de dos horas. La marcha se vio interrumpida por más de 40 minutos, o quizás más cuando se pierde noción del tiempo, mientras los disparos no calmaban. Luego de tanta espera, algunas agrupaciones decidieron continuar. La policía también. Más disparos que incluyeron gases y hasta un pedido de pizzas “a domicilio”.
Unas pocas pero aguerridas marcharon y enfrentaron a la policía que reprimió ante la resistencia de muchas otras compañeras. Eran las trabajadoras sexuales de Ammar quienes, acostumbradas a luchar diariamente contra las fuerzas, no se amedrentaron y les tiraron en la cara la presencia de Sandra Cabrera, asesinada en 2004 por denunciar trata de menores y la connivencia policial en esa misma ciudad. La represión, tuvo su esperado y lamentable saldo de heridxs entre periodistas, fotógrafxs y civiles.
El Encuentro de Mujeres es un despliegue más de nuestro poder. Aunque los medios ocultan a las que luchan por el futuro, porque no saben cómo encararlo y no saben leernos. La lucha se está dando en la calle. Es ahí donde estamos y disputamos.
Ph: Florencia Di Tullio















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