Chubut: De mineras y resistencias

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Las implicancias en el entramado social que la megaminería genera y cómo la asamblea de Madryn se organiza para resistir y crear nuevos posibles.

      Por Gonzalo Falzari y Paula Daporta

Los incendios que azotan a la provincia de Chubut desde la semana pasada vuelven a poner en foco la crisis que atraviesa hace años la provincia y cómo las resistencias y organización de las asambleas a lo largo y ancho de todo el territorio mantienen la lucha socioambiental de pie. La intencionalidad de estos incendios, la fuerte movilización popular, así como la culpabilización y estigmatización a les referentes de lucha parecieran no ser sucesos aislados y mucho menos inocentes. Es por ello que se vuelve necesario y urgente entender qué implica el Proyecto de Zonificación Minera; las profundas transformaciones que implican para la trama social la instalación de la megaminería; así como visibilizar y acompañar las diferentes estrategias de la asamblea de Puerto Madryn y de toda la provincia para seguir resistiendo y construyendo alternativas. Sobre estos temas nos habla Marina Richieri, docente -investigadora de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco y miembro de la Asamblea de Puerto Madryn. 

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El pasado 4 de marzo Mariano Arcioni, gobernador de Chubut, vio fracasar un nuevo intento de aprobar la zonificación minera ante una rápida reacción popular, que le impidió torcer las voluntades necesarias para conseguir los votos en la Legislatura. Situación similar se había dado en noviembre del 2020, cuando tampoco se había logrado aprobar el proyecto de ley.

En el año 2003, la lucha histórica del pueblo de Esquel, con su “No a la Mina” derivó en la sanción de la ley 5001 que, en su artículo 1ero, prohibió la explotación minera metalífera a cielo abierto en toda la provincia y la utilización de cianuro en los procesos de producción minera. Sin embargo la ley muestra una debilidad ya que, en su segundo artículo, legitima la zonificación minera. En palabras de Marina: “si bien hace 18 años esta ley nos protege de la explotación, siempre nos tiene en vilo por esta cuestión de la zonificación, que es una ventanita abierta a las grandes empresas que van a estar siempre presionando y haciendo lobby”. Esta debilidad se ve potenciada por el Código de Minería, marco legal nacional que regula la actividad, el cual le da a las empresas toda una serie de mecanismos económicos y financieros que no los tiene ningún otro sector. Ningún gobierno intentó modificar este código. Fue flexibilizado en los 90’s por Menem y respaldado por Kirchner. Todos quisieron aprovecharse y hacer uso de él para atraer inversiones: “Tanto Cristina, Macri y ahora Alberto Fernández intentaron pujar la minería metalífera a cielo abierto en todo el país”.

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La definición de lo que es una zonificación es simple. Zonificar implica imponer límites en un espacio para que algo suceda. La actual zonificación minera propuesta por el gobierno provincial está en el extremo de lo colonial, en el sentido que no tiene ningún tipo de estudio topográfico, social, ni científico que le haya dado herramientas para legitimarlo: “simplemente lo que hicieron fue elegir de toda la meseta central de Chubut una partecita como para comenzar. Queda claro que este es un proyecto de zonificación inicial. No termina acá.”

Las Asambleas de Chubut presentaron en el 2014 el primer proyecto de ley utilizando la Iniciativa Popular (mecanismo de democracia directa). El proyecto planteaba prohibir la minería metalífera y uranífera en todo el territorio sin excepciones, en todas sus etapas. La Legislatura tiene un periodo para tratar los proyectos de iniciativa popular que son seis meses y lo hizo el último día del ciclo legislativo: “Fue un escándalo porque estaban los diputados recibiendo mensajes, de hecho hay una foto que se hizo famosa del diputado Muñiz que recibía instrucciones por parte de un empresario minero de cómo tenía que cambiar el articulado del proyecto de iniciativa popular para que se apruebe. El lobby fotografiado en vivo. Esa foto que fue un milagro, logró anular la sesión legislativa y volvió todo para atrás. No se pudo tratar la iniciativa popular y quedó la 5001 como hasta ese momento”. 

A fin del año pasado se presentó el mismo proyecto de ley de Iniciativa Popular, esta vez con 31000 firmas de puño y letra en un contexto de pandemia, pero que entró en la Legislatura justo después que el Proyecto de Zonificación. Dos proyectos totalmente excluyentes que están en la misma comisión de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Desarrollo Económico que no deberían tratarse por orden de llegada. Que hayan elegido el Proyecto de Zonificación primero deja en claro que la intención es zonificar para luego aplicar el de Iniciativa Popular en los lugares que quedaron sin zonificar.

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Al consultarle a Marina sobre la organización de la asamblea de Puerto Madryn se entrecruzan las experiencias que se han ido compartiendo con toda una serie de conceptualizaciones que surgen del mismo acontecer asambleario que implican una reflexión sobre el propio (y colectivo) hacer que deriva muchas veces en inquietudes y preguntas abiertas a seguir siendo pensadas en movimiento.

La asamblea de Puerto Madryn -nos dice-, podría pensarse en dos dimensiones. Por un lado la “asamblea como tal”, aquella que sucede en la plaza, como las asambleas de toda vida, en vivo y espontánea, con todas las personas con la misma posibilidad de hablar. La misma ocurre una vez cada 15 días pero dependiendo de las embestidas puede ser cada 2 o 3 días. Por otro lado, existe lo que Marina llama “el grupo motor”, un grupo de personas que convergen en afinidad  de pensamiento y de sentir y son quienes mantienen “la llamita de la gran asamblea encendida”. Elles asumen la responsabilidad de comunicar, convocar a la asamblea cuando sea considerado, anotar los temas, incluso moderar el diálogo, así como articular con otros espacios. En este punto aparece la apropiación de este acontecer asambleario como un trabajo: “Somos asambleístas que trabajamos todos los días para que algo ocurra”.

En relación a las intensidades temporales de la asamblea, que en Madryn lleva 6 años de actividad contínua, Marina identifica dos momentos analizados en clave a las embestidas a las que tienen que enfrentar. Las curvas de mayor participación tienen que ver con las épocas de ataques o intentos de habilitar la megaminería: “Cuando nos plantean la guerra tenemos que estar con todo ahí en las calles. No es tiempo de preparar talleres ni de buscar personas que se incorporen a las asambleas”. Con el paso de la urgencia, es donde se marca otra intensidad del hacer que tiene que ver con cuestiones de pensar y analizar lo realizado, planificar actividades articulando con las escuelas, los hospitales y todas las propuestas que se llevan a cabo con otras instituciones o agrupaciones.

La trama social que implica una asamblea territorial como la de Madryn no puede pensarse por fuera de un tejido más amplio como lo es todo el movimiento asambleario que emerge a partir de las luchas llevadas a cabo desde el año 2003. Las asambleas están organizadas en la Unión de Asambleas de Comunidades de Chubut que, a su vez, pertenecen a la gran UAC (Unión de Asambleas Ciudadanas) a nivel nacional. 

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La UACCH (fuera de pandemia) tiene dos reuniones anuales, presenciales en sitios rotativos donde representantes de cada asamblea viajan basándose en una orden de temas llevando el mandato local. Así, desde 2004, se fueron armando acuerdos ya que los mecanismos de resistencia – represión fueron más o menos los mismos en cada conflicto: “las Asambleas de Chubut ya tenemos una identidad construida que se fue dando a lo largo de los años y de forma natural en cada una de las reuniones UACCH y luego de las reuniones entre Asambleas”. Los acuerdos van surgiendo en forma de comunicados, con textos a modo de registro, donde van quedando plasmadas distintas propuestas sobre modos de actuar: modos de proceder con la prensa, cómo sacar fotos, qué acciones ya no conviene hacer más, que acciones podrían imitarse de otras asambleas o de otras problemáticas. Desde la asamblea no se avalan hechos de violencia, identificando que los medios siempre tergiversan y exageran: “La violencia está impuesta desde la Legislatura desde el momento que dijeron A con toda esta forma que tienen de manejarse. Pero para no pisar el palito con eso, las asambleas estamos con acuerdos claros, siempre con tranquilidad, con inteligencia, con una estrategia clara de dejar nuestras broncas personales porque el objetivo es muy grande y colectivo. Tirar una piedrita a una casa o a un policía no hace a un objetivo grande como el que tenemos.”

En este marco se resalta la acción sucedida recientemente en la Ruta 3 donde un grupo de mujeres paró por 12hs a los camioneros en una fila de 2km de camiones y autos en un total estado de tranquilidad, incluso cuando bajaban los camioneros con palos para pegarles. La entereza de las mujeres fue plantarse, cantar canciones estando apoyadas por toda la comunidad: “aplaudieron hasta que esos machitos con los palos se dieron vuelta y volvieron a los camiones”.

Uno de los grandes mitos en relación a la megaminería en particular y a los diferentes modos de extractivismo en general es la justificación económica de la generación de empleos. Frente a la manipulación de los sectores dominantes de los lobbys político – empresariales – comunicacionales, una de las estrategias de la asamblea consiste en articular con diferentes actores/actrices de la comunidad. A fuerza de argumentos y tendido de redes van desmontando falacias naturalizadas como verdades.

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El Proyecto Navidad, que es el único que tiene factibilidad dentro de esta zonificación y que es el que está pujando para que se habilite, daría unos 2000 puestos de trabajo durante los dos primeros años que implican el armado del “Open Pit” (especie de estadio en profundidad), hacer el campamento para la gente que va a vivir ahí, los piletones para los desechos, los galpones, etc. Cuanto más rápido, más ganancia porque son menos sueldos y menos riesgo de que haya un incidente o accidente que anule la actividad. Esos puestos de trabajo no son fijos y suelen tener horarios rotativos. Pasado este proceso, empieza la etapa operativa conocida como de extracción. Aquí, en promedio, durante 10 años de operación, emplearán solo 157 personas capacitadas para operar maquinarias de alta tecnología. Puestos de trabajo que difícilmente puedan ser ocupados por  personas que vivieron toda su vida en estos territorio rurales.  

Marina, que se ha especializado en las comunidades rurales de la zona, nos describe que en toda el área que se intenta zonificar habitan comunidades mixtas de raigambre rural: poblaciones de ascendencia Mapuche – Tehuelche, pero también criolla, de Chile o Paraguay. Para estas comunidades la llegada de estos puestos de trabajo, implica una reorganización de sus relaciones sociales y entramado cultural. 

Se trata de pueblos que durante 300 años se dedicaron a la ganadería y a las relaciones entre comunidades. En dos años (y solo por dos años) se dan vuelta las relaciones humanas y laborales: el estilo y las posibilidades de vida. Cuando una minera entra a un pueblo los precios aumentan, la vida se hace imposible para la gente que no trabaja en la mina y la que lo hace, es mínima. Ahí empieza un proceso que fue muy bien evidenciado por los observatorios de conflictos mineros en Latinoamérica. Empieza a haber un éxodo. La gente que siempre estuvo allí, tiene que irse a buscar otro lugar porque ya no puede comprar las cosas que compraba antes y quienes habitan el pueblo empiezan a ser personas nuevas recién llegadas que, incluso, inmediatamente se quedan sin trabajo. Entonces empieza a haber toda una situación de abandono y de violencia. Hasta el agua tiene que comprar en bidones por estar contaminada como ya sucede en San Juan o en Catamarca.  

La ruptura de la comunidad, entre las personas, incluso familiares entre quienes quieren y no quieren a la mina hacen que esa fragmentación sea funcional a que luego la mina quede. Empiezan a ser perseguidas las personas que se oponen a la minería por personas a las que ya les prometieron un puesto. 

El abordaje, desde los puestos laborales, es muy complejo. Por eso, desde la asamblea, siempre se maneja con cautela a la hora de esgrimir estos argumentos. No se ataca  a los trabajadores y trabajadoras. Lo que se ataca son los mecanismos que el estado facilita y a las empresas que los aprovechan.

Uno de los proyectos que las Asambleas proponen como contraposición al modelo extractivista es desarrollar, con acompañamiento de la Universidad de la Patagonia, el turismo comunitario. Se viene realizando en ese sentido un mapeo de economías regionales y sus producciones: “Estamos construyendo ese mapa que tiene como objetivo fomentar e identificar y recuperar redes de comercio familiar y comunitario”

Además, es interesante lo que Marina remarca en relación a cómo las cuestiones de género se hacen presentes en esta reorganización de los vínculos sociales: “En general son los hombres los que son contratados para esta primera etapa de construcción y a las mujeres se les da el rol de lavanderas. Lavan la ropa contaminada. Esos mamelucos de telas durísimas están todas llenas de polvo de mina. El polvo de mina es metal pesado todo pulverizado que entra por todos lados, la piel, la nariz, la boca, queda en los objetos, en los platos. Entonces las mujeres van a lavar la ropa. Así es el acuerdo que ya está hecho. Incluso ya hay un lavadero construido por la empresa, que ya lo tiene una mujer a su cargo. Y con ese poder, esa mujer, ya tomó poder y dividió la comunidad. Son procesos sociales que la minera viene desencadenando desde que llegó en el 2008/2007”. 

En línea con estas perspectivas los últimos meses se profundizaron también los vínculos  con organizaciones barriales como el FRENTE DE ORGANIZACIONES EN LUCHA (FOL): Es muy interesante lo que se da porque nos pone enfrente con personas que consideraron trabajar en algún momento en la minera o consideran trabajar en la minera si es que les dan la posibilidad. Entonces podemos comprender qué es lo que piensan la gente de los barrios acerca de estas promesas. Tratamos de interpelarles, así como elles nos interpelan a nosotres con sus conflictos.”

Tal como nos decía Marina, la asamblea tiene dos temporalidades. Aquella vinculada a la urgencia y otra donde construyen redes con diferentes sectores de la comunidad, también afectados por la crisis estructural que azota a la provincia hace años, a fin de articular actividades así como también llevar de alguna forma una pedagogización de la cuestión ambiental.

Es interesante la articulación que se construye con el sector de la salud, quienes durante la pandemia tuvieron su frente de lucha salarial porque han llegado a estar hasta 4 meses con sueldos adeudados. Con un trabajo de hormiga y de insistencia se logró visibilizar a través de diversas charlas que la megaminería más allá que no les solucionaría el problema salarial, además pondría en riesgo el sistema de salud pública.

El sector educativo en tanto es uno de los espacios con los que se mantiene una relación más estrecha aún en un contexto de emergencia total: “Acá en Madryn hace como tres años que no hay clases en las escuelas públicas de forma regular, porque la crisis provincial recorta siempre al sector docente. Por un motivo u otro (salarios, infraestructura) hace 10 años está en crisis la educación en Chubut”. Sin embargo, en general en las marchas y en las actividades de la asamblea abierta hay mucha presencia de estudiantes y jóvenes. Existe un vínculo fluido sobre todo con el nivel secundario, la apuesta al trabajo conjunto con el nivel primario e inicial es uno de los desafíos que se plantean de aquí en adelante. Hubo un proceso muy interesante en fue la ocupación pacífica de escuelas en el 2019, donde la asamblea fue convocada a dar talleres.

En relación a los sindicatos, los gremios chiquititos y las bases trabajadoras son quienes apoyan a las asambleas. Claramente las cúpulas sindicales no. UOCRA, Petroleros, Camioneros, Bancarios y Comercio son el brazo armado de las empresas, el gobierno y el lobby minero. En cambio, los gremios de Educación, Alimentación, Estatales y Judiciales, acompañan la lucha. La vinculación con los partidos políticos tradicionales es diversa, dado que la megaminería pone en juego contradicciones con los lineamientos de cada partido a nivel nacional y lo que sucede en los territorios locales: “Los partidos de Izquierda claramente (PO, FIT, MST) apoyan la lucha antiminera y siempre están presentes. Ahora, dentro de Legislatura los diputados que se oponen a la zonificación son de la UCR y alguna diputada del PJ. Acá el PJ se abrió, se separó justamente por esta cuestión. Y también partidos vecinalistas del PJ (Unidos y organizados) que responden al kirchnerismo  también están en las marchas a pesar de que Cristina y Alberto levantan la bandera de la megaminería, fracking y agrotóxicos. Hay algunos partidos que, por más que estén alineados al gobierno nacional, de alguna manera quieren despegarse de la minería a nivel local.” 

Los caminos de lucha y resistencia no solo logran la articulación de diversas reivindicaciones, sino que también permiten establecer fuertes enlaces conceptuales sobre cómo leer el mundo. La relacion con los feminismos comenzó sucediendo y ahora es algo bien explícito: “Hoy en día acá en Chubut desde las asambleas coincidimos plenamente en que esta es una lucha feminista anitpatriarcal, anticapitalista. Tenemos muy claro eso y nos ayuda en el posicionamiento, incluso a la hora de conjugarse con otros grupos. Por ejemplo, acá en Madryn ya estamos muy asociadas con la Multisectorial Feminista y Disidencias y de alguna manera nos amplía las posibilidades. Claramente, lo del feminismo en la causa antiminera, es explícito.”

En relación al mundo académico es importante dar cuenta de cómo se han ido dando procesos de aperturas y rupturas en instituciones caracterizadas, desde una falsa lógica de neutralidad y objetividad, por legitimar (por acción y omisión) las lógicas extractivistas. Por un lado está la experiencia que se viene llevando desde el Centro Nacional Patagónico, que hoy tiene una postura muy sólida y firme en rechazo a la megaminería; y por otro la conformación en el 2020 de una colectiva denominada Trabajadores de la Ciencia, Educación y Salud de Chubut (TRACES), “que se piensa como un ámbito para romper con todas las barreras que siempre la academia impuso por ser parte de este sistema opresor: facultades, disciplinas, claustros y… paredes de cristal”.

Los recorridos de vida de Marina están atravesados por cuestionamientos y rupturas que no implican más que repensar a las ciencias y nuestros roles como trabajadores y trabajadoras  desde una perspectiva contrahegemónica abriendo la perspectiva, sensibilidad y compromiso hacia los territorios y las comunidades de las que es necesario reconocernos como parte: “veíamos que los docentes y las docentes no estaban empapados y empapadas de lo que estaba ocurriendo en los territorios con respecto sobre todo a la lucha y el sufrimiento que estaban padeciendo por distintas opresiones siempre vinculadas al sistema económico capitalista, a la colonización y al patriarcado”.  

Las perspectivas a futuro implican seguir pensando modos de articular las resistencias y las redes para poder abrir juego a alternativas comunitarias y autogestivas. Sin embargo, las historias de los pueblos y de las asambleas saben de certezas, la relación directa entre la presencia de los pueblos en las calles y todo aquello que pueda llegar o no a suceder. 

Están alerta. Están en movimiento. Están en las calles y en lucha. Resistiendo y construyendo. Mundos en los que, como dice el Subcomandante Marcos, quepan muchos mundos. 

Medios para seguir de cerca lo que sucede en Chubut:

www.noalamina.org

www.miningwatch.org

Fotos de LUAN Colectiva Fotográfica

Contacto para colaborar por damnificados por los incendios: +54 9 294 429-1996 (Estefanía).

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