Por Valeria Tellechea
En la ciudad de Mar del Plata esta mañana se realizó la inauguración al 30° Encuentro Nacional de Mujeres. En el Estadio Mundialista y con una presencia estimada de 50.000 mujeres, la comisión organizadora del Encuentro dio comienzo a las actividades que se darán lugar hasta el día lunes 12 de octubre en todo el territorio marplatense.
Con la presencia de diferentes organizaciones sociales, políticas y activistas de nuestro país, se inició el acto de apertura que destacó la participación en los talleres como corazón del encuentro. Con más de 60 temáticas diferentes y más de 20 instituciones educativas a disposición, se espera que este año el encuentro reúna a más de 60.000 mujeres.
Bajo las premisas #basta de femicidios y #ley de emergencia de violencia sexual y doméstica, el discurso de la Organización se centró en la crítica al sistema capitalista como a las condiciones de las mujeres dentro de estas lógicas, que continúan perpetuando una posición de desigualdad e inequidad, donde el movimiento de mujeres es necesario para poder lograr un profundo cambio social, económico y cultural.
Además, resaltaron la importancia, luego de 30 años de encuentros, de sostener este tipo de espacios de luchas y disidencias que permiten la pluralidad de voces y posturas frente a las diferentes problemáticas que sufren las mujeres en nuestro territorio.
También hicieron hincapié en la necesidad de un presupuesto real luego de la gran marcha del Ni una menos, donde varios políticos adhirieron en palabras pero no en hechos, entendiendo que sin presupuesto no hay derechos.
La particularidad del acto de apertura fue el lugar elegido. Con los Juegos Evita finalizando sus jornadas en Mar del Plata, el espacio brindado fue en el túnel que permite el ingreso al estadio, lo que implica lamentablemente una suerte de invisibilización de todo el poder que conlleva ese gran número de mujeres que se han organizado para ser parte de este encuentro.
Más allá de las críticas posibles, se espera que este año el Encuentro intente ser una visagra en cuanto a participación y activismo, que pueda sembrar a futuro nuevos espacios críticos de nuestras condiciones de existencia tanto hacia las mujeres como así también a todas las luchas de la disidencia.
Imagen: Florencia Di Tullio
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