Jorge Taddei: “La violencia es transversal y es un problema de todos”
Por Revista Furias
Y luego, besuqueándole la frente,
con gran tranquilidad, amablemente,
le fajó treinta y cuatro puñaladas.
Milonga Amablemente
Beatriz Regal y Jorge Taddei recorren el país trabajando en contra de la violencia de género. Se presentaron el martes 7 de abril frente a un auditorio lleno en la Universidad Nacional de Quilmes en el marco de un encuentro coordinado por la Dra. Dora Barrancos -directora de la Cátedra Abierta de Género y Sexualidades de la UNQ- llamado “Mujeres, lazos familiares y violencia. Diálogos con la familia de Wanda Taddei. Cuando la experiencia biográfica deviene en militancia por los derechos.”
La muerte de Wanda Taddei y la de muchas otras mujeres llevaron a la incorporación de la figura de femicidio en el Código Penal. El femicidio de Wanda aconteció en febrero de 2010, su esposo Eduardo Vázquez, baterista de la banda Callejeros, la prendió fuego. Fueron 11 días de agonía. Después de una larga batalla legal, Vásquez fue condenado a cadena perpetua. Este relato no se presenta complejo, pero Jorge Taddei remarcó que un juicio cuesta mucho dinero: “La justicia es clasista. Tuve tiempo y los medios para llevar adelante un juicio. En otros casos, con gente humilde, sin recursos, el asesino seguramente estaría libre”.
Hay una historia que antecede los hechos públicos, que está guardada en la memoria de sus padres. Jorge recordó una de la amenazas previas al asesinato: “Cuando comenzó mi militancia contra la violencia de género me di cuenta que el último escalón de la violencia es el femicidio pero antes hay una escalera. Vázquez ya en una discusión le había dicho a Wanda que la iba a prender fuego. La violencia es transversal y es un problema de todos”, y continua, “el golpeador es cobarde, cuando abrí los ojos tomé conciencia que otra de las características es que el golpeador trabaja con la psicología de la mujer golpeada”.
Wanda negaba la violencia que ejercía Vázquez sobre ella pero hay rastros que no pasaron desapercibidos a su madre: “9 meses antes –del femicidio– presenté una denuncia en minoridad”. A diferencia de Jorge que abrió los ojos luego del asesinato, Beatriz Regal dice que hubo indicios que se podían prever en el comportamiento de sus nietos. También afirma que hacer una denuncia es un proceso largo que demanda mucho tiempo, que exige preparación y apoyo. “El dolor de perder una hija no se va nunca, transformamos el sufrimiento”, resaltó. Beatriz y Jorge se convirtieron en agentes de cambio y el planteo ante la sociedad civil de sus problemáticas derivaron en la creación del Instituto de políticas de género Wanda Taddei, que realiza tareas de prevención y capacitación a personas para que hagan de acompañantes de las mujeres víctimas de violencia. En cualquier lugar del país donde se presenten se termina conformando una organización gracias a la fuerza de sus testimonios.
El aporte valioso a la erradicación de la violencia de género es tal que la cátedra que se dio en el auditorio Nicolás Casullo pareció más significativa y concreta que el aporte que pueda brindar una materia sobre género en la universidad; esta era la sensación que bien supo expresar Dora Barrancos en el epílogo del encuentro.
La presencia y el testimonio desde los dos puntos de vista (madre/padre; femenina/masculino) fue contundente. En todo el auditorio que escuchaba atentamente cada palabra, sorprendió la mirada positiva de los padres de Wanda frente a los hechos y la historia. Uno de los momentos en que la sala se silenció fue ante la respuesta de Beatriz Regal a la pregunta de por qué Wanda no había denunciado a Eduardo Vázquez; la respuesta se hizo oír por la sabiduría y simpleza de quien lo experimenta en carne propia: “porque ella lo amaba”. Esta es la transversalidad a la que hay que enfrentarse. Jorge Taddei fue quien más insistía en mostrarse animado hacia el futuro. Su conciencia plena en el presente siembra la semilla de algo que quizá sus nietos puedan al fin vivenciar: la tan anhelada eliminación de la violencia que se impone entre los géneros y que cada 35 horas nos deja una mujer menos.
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