Entrevista a Leonor Silvestri sobre entrenamiento defensivo para mujeres Cis y Trans
Por Ernestina Inveninato
El entrenamiento que vos das está orientado a mujeres CIS y TRANS. ¿Hay problemáticas diferentes? ¿Las mujeres TRANS se acercan a este tipo de entrenamientos?
Todavía no vino ninguna. Supongo que las problemáticas son diferentes, no tengo la menor duda. Como las problemáticas de una mujer de la periferia no son las de la chica blanca clase media urbanizada universitaria. Pero bueno, más que con un desarrollo específico de mi parte, de cuáles son las estrategias para enfrentar tal o cual cosa, tiene que ver con no discriminar. En ciertas cuestiones como es la violencia doméstica, violencia sexual, las agresiones sexuales, el abuso sexual, creo que ahí, no es que sean iguales, o sean análogas, o se parezcan, pero sí que hay que hacer un bloque. No tengo dudas de eso. Y que en ese bloque no tiene que haber diferencias. En términos técnicos, de entrenar, no habría ningún problema. En términos de competir, no tengo idea, pero yo no soy una instructora de competidoras, no hoy o aún…Y en términos de lo que se perdió, yo creo que la categoría TRANS, como sinónimo de asimilación y de tener un passing impoluto, que no se note la transición, ha hecho perder unas buenas potencias.
¿Y por qué creés que lo perdieron?
No sé si una pierde: nos lo sacan. El tema es cómo volverlo a reclamar: se llama asimilación. Una quiere ser buena, quiere ser parte… ahí me meto con cosas que no tienen que ver con la autodefensa, pero que tienen que ver con… no somos más Sylvia Rivera. Sylvia Rivera fue la travesti que tiró el segundo cóctel molotov en la revuelta de Stonewall. Y se la tiró a un coche policía. Lo hizo explotar. Así que supongo que tiene que ver con el asimilacionismo. Que es esta misma idea que yo te digo de empoderar desemponderando. Está muy bien agitar y levantar una conciencia de lo que realmente significa el acoso callejero. El acoso callejero es eso: acoso callejero. No es ni piropo, ni qué linda que estás, es acoso callejero, y al acoso callejero hay que responderle. Acoso callejero o acoso sobre el cuerpo: o sea, a mí me ha pasado, de estar en un lugar, presentando un libro, y que alguien haga un comentario explícito, después de la presentación, sobre mi cuerpo. Y le volé la cara de un cachetazo. A mí no me vas a opinar, si estoy bien, si soy linda, si soy fea. No te conozco, nadie te preguntó. No le partí una botella, porque había un montón de testigos.
¿Y cómo crees que reaccionaría el “degenerado promedio” que acosa a una chica, y de pronto esa chica…?
Yo no creo que sea un degenerado. Creo que es un hombre. No son perversos, no son insanos, son los hijos sanos del patriarcado.
Sí, tenés razón. Digo: está este miedo, de que si una reaciona con violencia, genera más violencia. Pero también está el factor sorpresa: el agresor espera que una no haga nada, que se entregue fácilmente…
Abandonemos los otros escenarios, porque la perimetral no sirve, la oficina de violencia de doméstica no sirve… Entonces, probemos. De última, muertas ya estamos. Digo, en Abril mataron a una por día. Asesinan a una cada 18hs. Y eso es lo denunciado, ¿cuánto más habrá? Qué más da. Probemos, a ver qué pasa, si todas entrenamos y nos defendemos y tenemos al lado abogadas bien preparadas. Y en cinco años vemos, cuando todas seamos cinturón negro de kick boxing. En dos/tres años intensivos una se puede volver una profesional más o menos respetable de muay thai. ¿Vos conocés a alguien que le haya funcionado la perimetral? Total, ya está todo perdido. La violencia no se combate con paz: si te vienen a pegar, vos tenes que responder. Y lo sabe cualquiera que practica deportes: quien pega primero pega dos veces. Te tenés que cuidar de la cámara, sí, y te tenés que cuidar de dar una apariencia de que vos intentaste frenar, aunque adentro tuyo ya sepas qué le vas a hacer, y cómo. Y tengas los reflejos y demás. Es solo una apariencia que vos tenés que dar, por si alguien estaba mirando. A mí no me consta, en mi experiencia personal (que es intransferible, por eso es personal, pero bueno ¿el feminismo no dice que lo personal es político?) que si vos, por lo menos en el espacio público (insisto: en la violencia doméstica pasan otras cuestiones) que el agresor quiera problemas. Quiere salirse con la de él, e irse a su casa a tomar un fernet. No quiere que le bajes un diente, que le cortes la cara, que lo puedan identificar, porque se lleva una lesión… o que lo mates, o estar en un problema. La no violencia beneficia al Estado, responsable directo de todo esto, y beneficia a las personas que pueden contar con el respaldo de los aparatos represivos de los uniformados y los poderes judiciales.
Estuve buscando casos de chicas que lograran defenderse, zafar una situación, pero no encontré nada.
No vas a encontrar mucho porque no deben ser visibilizados a ver si nos inspiran. Pero me conformo con que se visibilicen las estrategias entre nosotras. Igual hay casos: las hermanas Jara se defendieron de sus agresores. Y lo que hay que recordarle a la gente es que las hermanas Jara hoy están sobreseídas. ¿Lleva un tiempo? Lleva un tiempo. Pero están sobreseídas y están vivas. Hace unos años, a partir de la lectura de Teoría King Kong, de Virginie Despentes, yo hubiera recomendado una negociación, en caso de violación. La violación no seguida de muerte. Yo soy de un barrio donde un agresor sexual asfixió a la víctima antes de violarla porque la víctima se resistió en plenos años 90. Y el tipo, que obviamente lo engancharon y fue preso y demás, antes de violarla la asfixió, no después. En el forcejeo, se comprobó que su intención no era asesinarla para encubrir las pruebas y que de hecho no llegó a violarla (hablo en términos jurídicos no en mi idioma). O sea: había una época donde los violadores no te asesinaban, y había una diferencia entre violador y asesino. Yo creo que ya pasamos ese límite, y que se dieron cuenta que sin evidencia no hay crimen, por ende no solo te violan, sino que te matan, te descuartizan, y te ponen entre cinco cómplices, algunos miembros de las fuerzas, como el caso de Araceli, debajo de una carpeta y hacen un hermoso piso. Como eso es así, yo me doy por muerta. Porque si me vienen a atacar, ya me mataron, por eso me defiendo. Hay un caso famoso en Estados Unidos, no recuerdo el nombre de la sobreviviente, que la chica pidió que se ponga un preservativo. Y eso la justicia lo tomó en su contra. Pero por duro que sea vivir después de tanta injusticia, está viva. Hay que sobrevivir, como sea.
Como consentimiento.
Así es. Cuando en realidad, lo que ella no quería era agarrarse una infección de transmisión genital producto de la violación, encima que me violas voy a quedar preñada y con hepatitis. Bueno, yo creo que ya pasamos ese lugar, nos violan y seguido nos matan, no existe más la posibilidad de “no defendamos el honor, defendamos la vida”, y si para defender la vida hay que negociar, negociemos, porque no te va a matar, no te quiere matar, te quiere violar (no digo qué cosa es mejor o peor, no es un juicio moral, estoy pensando en términos de supervivencia, porque se sobrevive a una violación, se tiene una buena vida, no es verdad que quedas manchada, que no podes… podes ser Virginie Despentes, que tiene una obra maravillosa montada sobre su violación, se puede salir de ahí, y se puede salir con bombos y platillos, y vivir, que es lo fundamental). Yo estoy convencida de eso, no estoy diciendo que hay que pasar por ahí, sino que se puede salir de ahí, que no hay que morir por el honor, el pudor, la dignidad… o como dice la controvertida Camille Paglia, es el precio que pagamos por habitar el espacio público, es el riesgo que corremos por vivir vidas como las viven ellos. Como ahora nos matan, cuando te agarraron, bueno, a todo o nada. Y si podes llévate a alguno, si total ya te van a matar. Y lo que sí creo que debería ser público, y haber difusión, es de ciertas técnicas: esto que te digo, que para que haya legítima defensa tiene que haber flagrancia, entonces que parezca que él te atacó primero sin permitirle atacar primero. La tipificación contra delitos sexuales es mucho menor que contra la propiedad privada: el señor éste que circula por las redes sociales, el de “te papoteas todo”, ese chabón hizo más por nosotras que todo el feminismo, ese señor te dijo lo que hay que hacer: cuando se trata de una violación, vos haces lo que dijo el señor y decís que te intentó robar, y que pensaste y le viste un arma, te puedo asegurar que va a funcionar mejor. Realmente, te van a defender más por una acusación de robo a mano armada que por un intento de violación a mano armada. Entonces vos decís que te quiso robar, y vos te defendiste: La defensa de la propiedad privada es un valor en nuestra sociedad capitalista, y el cuerpo de la mujer, no. ¿Está bien? No, por supuesto que no, yo no estoy de acuerdo con eso, pero lo que quiero es salvarme. Y como me cuentan que estoy en el medio de la guerra, pienso estrategias para salvarme y seguir viviendo. En el ínterin, damos la batalla, la pelea cultural que quieras.
Me crucé con algún que otro manual de autodefensa. Dan algunos tips: no andar con el pelo suelto, llevar el gas pimienta en la mano. Pero es muy poco, en el contexto de una muerta cada 24 horas.
Sí, y está también la violencia doméstica: si tirás gas pimienta acá nos morimos intoxicadas las dos. Pero por ejemplo, este señor que se llama Jorge Leonardo Frank, como decirle un señor que podría ser amigo de Agustín Laje, tiene este librito que se llama Legítima Violencia Preventiva. En sí, el titular es un oxímoron: ¿qué es la legítima defensa preventiva, si la legítima defensa tiene que tener flagrancia? Esto se llama gatillo fácil. No hay legítima defensa preventiva, para que haya legítima defensa tiene que haber flagrancia. Bueno, hay que leer a este señor. Él te dice cómo, si tu marido te está fajando, que parezca un accidente. La policía lo sabe, nosotras también tenemos que saberlo. Hay que leer los códigos penales, hay que saber cómo se usan las armas del enemigo. Desconocer cómo salvarnos es permitir que se nos convierta en analfabetas políticas.
Hoy hablabas de que habías tenido muchas motivaciones para dar las clases de autodefensa. Me mencionaste una, y después me contaste que no cobrabas por darlas.
Ahora no las cobro, no sé si nunca las voy a cobrar, ahora también lo tomo como una capacitación para mí, una formación para mí, y también lo tomo como algo que alguien lo tiene que hacer: yo lo puedo hacer, y nadie lo está haciendo, y entonces lo hago, y ya está. Y tampoco es que no me dan nada a cambio: yo no pago el gimnasio. No pago ninguna de las clases que dan ahí, y estoy segura de que eso es también una manera de relacionarnos y de establecer un agenciamiento entre estas personas y yo. Mi idea es que muchas chicas se inspiren, se motiven, y se vayan a entrenar deportes de combate. Hasta que todas podamos ser graduadas. Y ya está. O hasta que haya espacios feministas, o femeninos, o más diversos, o como lo queramos llamar. Tenía que ver con eso, con que si yo no cobro, el costo se puede bajar.
Decís que fuimos despojadas, o sea que en algún momento histórico teníamos la fuerza y la usábamos.
No es mi tesis, es la tesis de Silvia Federici en Calibán y la bruja, una tesis que tiene varios problemas porque está pensado desde un feminismo euroblanco heterosexual que desconoce todo acerca de prácticas no heternormadas. No obstante, Federici logra mostrarnos como “La bruja” no existió, lo que existió fue la hechicería popular, y en la Edad Media -que goza de tan mala reputación, porque la gente alimenta el mito del progreso, y de que el progreso vino a subsanar todos los males del mundo, a combatir el hambre, la muerte y las enfermedades, cuando lo que hizo fue producir muerte, enfermedad y hambre, más que nunca- todas las mujeres de todas las partes del mundo, no solamente de Europa (Federici termina estudiando la conquista de América) se defendían. Llevó siglos, desemponderarnos. Siglos, construir esta subjetividad. Vos no te metías con las mujeres de la Edad Media. Esa serie Vikings, que todo el mundo critica por sus anacronismos, sin dudas está llena de errores; sin embargo, esa subjetividad que muestra era la subjetividad promedio medieval no sólo de las vikingas, sino de la sierva de la gleba popular campesina, que además estaba armada, y que trabajaba la tierra ocho horas, con lo cual tenía alto lomo. Otra que crossfit. ¡Levantaba la cosecha! Esta subjetividad se construyó. No bajó Hernán Cortés, y los aztecas le dijeron “mande”. Los aztecas eran un pueblo guerrero. ¿Qué nos van a hacer creer la de los espejitos de colores? Los tuvieron que matar a todos. Así es como se hacen las subjetividades: a punta de cuchillo. Llevó un montón de tiempo desarmar a las mujeres en la Edad Media en Occidente, y después llegar a invadir nuestras culturas originarias de Latinoamérica. Esas mujeres atacaban, esas mujeres resistían, por eso se las demoniza. Esa gente estaba armada, sus propias herramientas de trabajo eran armas. Está estudiado, es el mundo medieval, que goza de tan poca credibilidad, un mundo fascinante, lleno de revueltas campesinas y gente armada y belicosa que no quiere someterse al poder de los feudos. Y estaban las mujeres. No sin conflicto. No estoy hablando de un mundo no patriarcal, utopía feminista. Y llevó mucho tiempo construir otra subjetividad, que es la subjetividad femenina actual, pasiva. Hay que revisar la historia. Pero revisarla en serio. Las espartanas entrenaban con los varones hasta la edad de casarse. Quizás los motivos por los que Esparta promovía el entrenamiento de las mujeres no son los motivos feministas que todas quisiéramos. Los espartanos, que vivían de hacer la guerra, y conquistar a otras poblaciones, es decir, de tener esclavos, para poder dedicarse a entrenar y a la filosofía, descubren una tecnología: que las mujeres entrenadas paren mejor. Entonces esas chicas eran gimnastas olímpicas. Está bien, lo hacían para tener mejores hijos guerreros. No estoy diciendo que volvamos a la sociedad espartana. Pero los espartanos se dieron cuenta que entrenar mejora un montón de cuestiones. Meterse con una mujer entrenada no es lo mismo que meterse con una mujer que no entrenó. ¡Sí, tiraban jabalinas! Los juegos olímpicos son los juegos panhelénicos. Podían escapar, podían correr. No es tan simple entonces violarse a una de esas. Se puede defender. A eso me refiero con que hubo otros momentos, sí claro, sí que los hubo. Por ejemplo: nunca las mujeres fueron tan flacas como hoy. Vos me preguntabas con qué problemas me enfrento en las clases. Con la extrema delgadez. Y con que las chicas me digan “no tengo hambre”. Y yo cómo les explico que los varones ya están acostumbrados a obligarse a comer, a atiborrarse que sin grasa no hay sinapsis neuronal, que el cerebro solo come carbohidratos, y que a su vez es el combustible del cerebro y del cuerpo, que sin eso no hay masa. Si no comes, no podes transformar el peso en masa. La grasa se transforma en masa, la nada no. Estamos acostumbradas a ser desnutridas dentro de nuestras familias desde pequeñas, a nuestros hermanos varones se los alimenta mejor. No fue siempre así. Ese es uno de los problemas: el peso. Gente con 45 kilos de peso: no hay categorías de boxeo, ni de ningún deporte, para adultas con ese peso. No hay en la federación mundial del kick boxing, WAKO, una categoría por debajo de 48,5 kg para mujeres adultas. Vos ves a las peleadoras de MMA, y todas tendrán cara de modelos para vivir también de su capital erótico: pero esos caños se sacan ingiriendo carbohidratos y proteínas. Los carbohidratos mueven la sinopsis neuronal, el cerebro se alimenta de carbohidratos. ¿Por qué nos expropian de eso? Nos quieren tontas y débiles. El cerebro come carbohidratos. Carbohidratos simples: papa, arroz, pasta. Por eso una persona que hace deportes de combate come carbohidratos. Porque hay que pensar, aunque parezca que no. Porque si no, no podes prevenir situaciones, no podes atacar.
Me acuerdo que la primera vez que un tipo me dijo algo en la calle, tenía once años. Después de eso, me sentía segura solamente cuando me vestía de jogging rotoso…
El tema de la ropa, no tiene que ver con la provocación, tiene que ver con escapar. Yo lo que le recomiendo a las chicas, como técnica autodefensiva, es: ustedes salen, a determinada hora, con la ropa que quieran. Y se llevan en la mochila las zapatillas. Cosa que si tenés que correr… con los tacos no vas a poder. No te estoy diciendo que no te pongas tacos, te estoy diciendo úsalos en un espacio medianamente seguro (no hay ningún espacio 100% seguro). Cuando pusiste el cuerpo en un espacio que ya no es seguro, pasá a las zapatillas. Lo mismo con la pollera: no tengo nada en contra de la pollera, porque si no sería cierto que cuando salimos en verano habría más violaciones, y la verdad es que te violan toda el año. Entonces no tiene que ver con la ropa. No podes pelear con un vestido de lame con lentejuelas. Entonces úsalo en el cumpleaños de tu amiga, en la discoteca, cuando estás en grupo, y después, cuando salís, te pones las zapatillas y te pones el jogging, cosa que si tenés que defenderte, patear, huir, lo puedes hacer. Esa es mi recomendación. Yo me volví pragmática, esa es la verdad.
Entonces, la autodefensa como una respuesta hiper concreta a la violencia que mata.
Si, y colectiva. En la Edad Media, las mujeres hacían el camino a Santiago de Compostela. Y llevaban armas. Nadie se iba a caminar por el bosque sin armas. ¿Por qué nosotras si? Fomentando la idea de que no debería pasarte nada… claramente no debería pasarte nada, y sin embargo, ¿qué garantías hay hoy de que no te metan una pasti en el trago? Autodefensa es ver a una piba en una situación rara, y acercarte como si fueras su amiga. Ya son dos. ¿Cómo eso no está instalado, permanentemente repetido y repetido? Eso debería estar aceitado. Eso también es autodefensa, lo mismo cuándo sonreír, cuándo no, cuándo frenar, cuándo no. Yo no dejaría que un amigo borracho suba al coche a manejar. ¿Por qué dejarías a tu amiga borracha irse del boliche con alguien? No la dejes. Si así, borracha, las llaves del coche no se las darías, ¿por qué para el sexo no lo hacemos? Bueno, eso también forma parte de la autodefensa colectiva. Es la vida lo que estamos defendiendo. Hay que tener grupos de mujeres entrenadas, armadas con armas no convencionales…
¿Cómo cuáles?
Eso está en la ley, vale menos puntos, en el bingo de la judialización, si atacas con algo que no estaba pensado para ser arma. Es decir, pegar con el celular, que es alta arma, es diferente a una barra retráctil de metal comprada a la vuelta de la policía federal, porque el celular no está pensado para atacar, por ejemplo. Hubo una época donde vos no ibas a la marcha con un cartel puesto en un palo. Y el palo no es un arma, es un palo. Entonces, te tienen que probar que vos tuviste premeditación y alevosía para llevar ese palo. Y no es tan fácil. Porque tiene en la punta un cartel. Entonces vos no querías ese palo para atacar a nadie. No es lo mismo atacar a alguien con un cuchillo, que con un palo de amasar, o con una espátula de metal. ¿Cómo lo sé? Leí el código penal. Y me convertí en una persona que está dispuesta a luchar por su integridad física y por la de la persona que tenga al lado. Te echo Raid matacucarachas en los ojos. Está lleno de armas, todo es un arma. Y todo es entrenar. Lo que nos expropiaron es nuestra capacidad de defendernos, ¿te das cuenta? Si vos matas a alguien con una bombilla, no es la misma condena que si lo mataste con un tramontina o con un cuchillo de una armería. Son tres tipificaciones diferentes. No lo digo yo, está en el código penal, que es lo que leen los que no serían nuestros amigos. Perdimos, nos sacaron, la capacidad de defendernos.
Ph: Florencia Di Tullio
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