Monumento a la Mujer Originaria

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Por Susana Salina

Andrés Zerneri es artista plástico y lleva adelante el Proyecto del Monumento a la Mujer Originaria. La obra que desea construir tendrá una altura de 10 metros y se gestó junto al historiador Osvaldo Bayer. La idea es entregarle al patrimonio escultórico argentino el atributo más grande realizado en bronce y que será producto de la recolección de 200.000 llaves. “Para ello, se necesita de mucha organización y la intención es que por medio de este monumento se construya y solidifique una red formada por los mismos pueblos originarios, y los no originarios”, agregó Zerneri. Para Andrés, el monumento es una construcción colectiva, que sintetiza un trabajo y una articulación de una gran cantidad de sectores, en donde no se de el ejercicio de pedir sino el de dar: “el arte es una herramienta para decir, expresar y juntarse solidariamente”.

La escultura comenzó a pensarse a través de una sugerencia realizada por Osvaldo Bayer, en plena inauguración del Monumento al Che, el 14 de junio de 2008, realizado de la misma manera: por medio de una colecta de llaves. En este caso, se necesitaron unas 75.000, que fueron donadas por 14.700 personas. Para el artista plástico este proceso de construcción colectiva sirve también para que cada vez más cantidad de personas se entere que en Argentina se hablan 14 lenguas, que el 61% de la población tiene un vínculo genético con los pueblos originarios y que viven entre 26 y 30 naciones. “Este tipo de evento donde se juntan el arte, la democracia, la participación, la solidaridad, nos construye. Por lo tanto, estamos totalmente convencidos que vamos a poder donar la obra a la Ciudad de Buenos Aires, con la condición de que se coloque en remplazo a la del General Roca. Hemos sido invitados por casi todos los bloques de la Legislatura Porteña y nos han declarado en varias oportunidades: de interés social, cultural y legislativo”, añadió Zerneri.

Cabe destacar que entre las diferentes actividades que efectúan, se encuentra la consulta a las diferentes comunidades, sobre todo a las mujeres, de cómo se ven a sí mismas y de qué manera les gustaría estar encarnadas. Se escogió la imagen de una mujer, no de cualquier mujer, sino aquella con rasgos distintivos de lo originario, porque en su cuerpo se representa asimismo al hombre, la naturaleza, la gestación y el futuro. “Por medio de ella, queremos simbolizar a los pueblos originarios, no sólo en su pasado, sino también, en su presente y futuro”, destacó Andrés. Para concretar este anhelo se necesitan 10.000 kg de bronce y actualmente llevan juntados 3.500. “Considero este método como una acción política muy concreta y real. Estoy convencido de que el arte, la política, la comunicación, son sinónimos. Siento que a pesar que hubo ya varios intentos legislativos por sacar el monumento a Roca, esta es la forma más contundente y la que nos acerca, porque se lleva a cabo por medio del consenso y la participación. Ningún legislador puede desoír semejante expresión de deseo”, finalizó el artista.

Roca… el zorro

En el libro “Pedagogía de la Desmemoria. Crónicas y estrategias del genocidio invisible” el autor, Marcelo Valko, hace una descripción con documentación testimonial sobre la metamorfosis de la mezcla de minerales y el animal. Y considera que pese al apodo, Roca dista bastante de ser un émulo de Don Diego de la Vega, aquel mítico justiciero de la baja California que protegía a los pobres de las maltratos de los hacendados. Don Julio Argentino es otra clase de zorro que jamás pensará en los humildes y desposeídos.

Se trata de un personaje muy precoz que tempranamente contribuyó en la represión de las montoneras del general Felipe Varela y del chacho Peñaloza. En 1879 supo percibir que una entrada exitosa al “Desierto” lo conduciría sin fatigarse a las más altas regiones de influencia, los indígenas de “lanza” estaban diezmados y nada podía ya contra el rémington. La cacería duró apenas 42 días y para ello, Don Julio contó con información empírica muy exacta sobre la geografía y población del “Desierto”, sobre la navegabilidad de los ríos, pasos para verdearlos, aguas, pasturas y un sin fin de datos de gran valor estratégico suministrados por Francisco Moreno, que desde 1875 realizó varios viajes y recorrió el norte patagónico, hospedado por caciques, que luego serían cazados como perros y expuestos trozos de sus cuerpos en vistosos frascos y pulcras repisas del Museo de la Plata.

Tras la aprobación del plan por el Congreso, Julio Argentino Roca, amante de los golpes de efecto, posturas estudiadas y títulos rimbombantes, es nombrado Comandante en Jefe del Ejército expedicionario al “Desierto”, pero retiene el título de Ministro de Guerra en Campaña. Fue el general más joven y también el más ambicioso. Con 34 años supo utilizar cada uno de sus contactos en provecho de sus aspiraciones, así cocinó a fuego lento el instante de dar el zarpazo y quedarse con el Ministerio de Guerra, el trampolín que necesitaba para saltar a la presidencia. No en vano lo conocen por su sobrenombre: “El zorro”.

En principio el rally del general Roca tuvo las mismas causas que la expedición del brigadier Rosas. Nuevamente los sectores agroganaderos, fortalecidos por la expansión de la economía exportadora, estaban atrapados en un cuello de botella, necesitaban más y más tierras, pero además se había disparado el valor de los vacunos a precios nunca imaginados. Todos los participantes que estuvieron con Roca en la cacería tendrán la debida recompensa. Se dará medalla de oro a los jefes, de plata a los oficiales y de cobre a los soldados. Pero como Don Julio era gente de familia, comenzó el reparto entre los suyos. Su esposa Clara Funes repartió “indiecitos” entre sus amigas a través de la Sociedad de Beneficencia de Buenos Aires. También le tocó el turno a la tierra, una parte se puso en venta, otra fue dada como recompensa o parte de pago a los oficiales y a los proveedores del Ejército. La Iglesia no se iba a quedar sin uno de los números premiados en esta lotería del “Desierto”. El Arzobispo León Federico Aneiros concretará el anhelado sueño de disponer de miles de indígenas para evangelizar.

EL Zorro se apoyó en un Ejército veterano, curtido en la terrible carnicería de la guerra del Paraguay, y contó con un armamento moderno donde sobresalió la dupla conformada por el fusil de repetición Rémington y la capacidad de transmitir información al instante del telégrafo. La potencia de fuego del arma permitió a las tropas pasear La Pampa, mientras dejaron un tendal de cadáveres.

Los indígenas que no fueron exterminados en la “Campaña al Desierto” terminaron arrojados en Buenos Aires, donde fueron dados como esclavos a las “buenas familias” a través de la Sociedad de Beneficencia. Otros terminaron en los cañaverales de Tucumán o en el campo de concentración en el que se transformó el presidio de la isla Martín García. En resumen, fueron condenados a prisión, trabajo forzado malsano, violaciones, hambre, desnutrición, ratas, viruela, cólera, tifus, evangelización forzada, y muerte horrenda. El único pecado cometido por los pueblos originarios, fue el simple hecho de existir y habitar las tierras que necesitaban las vacas de los amigos de Roca para alimentar estómagos europeos.

Fundamentos del Proyecto:

Qué: La construcción del “Monumento a los Pueblos Originarios” se simbolizará en la figura de una mujer de 10 metros. La resistencia indígena y su renacer en todas las naciones hermanas estarán reflejados en la Wiphala, enarbolada orgullosamente en sus brazos.

Por qué: El arte colectivo como un generador de actos simbólicos que inspiran cambios de conciencia necesarios para consolidar modificaciones a nivel social. Es importante que la misma ciudadanía se reapropie de lo público y de nuestra historia.

Para qué: En el marco de los festejos de la independencia, es un reconocimiento a los pueblos originarios. Un acto que signe con firmeza un cambio de actitud respecto a nuestra identidad como país.

Cómo: A través del aporten de llaves y otros objetos de bronce en los centros de acopio. Es importante que el pueblo se sienta coautor de esta expresión artística y que le dé la categoría de una obra popular y colectiva.

Dónde: Se contempla donar la proyectada escultura a la Ciudad de Buenos Aires, con la condición que sea en reemplazo de la figura ecuestre del General Roca, responsable del asesinato de cientos de miles de originarios en la Patagonia.

Cuándo: Se pretende inaugurar la escultura en octubre del 2011, en el marco del Bicentenario de la Revolución de Mayo.

Todos y todas pueden participar ayudando a difundir este proyecto o acercando llaves u otros elementos de bronce al taller del artista plástico Andrés Zerneri en Cabrera 3653, Palermo Viejo, C.A.B.A., los sábados de 9 a 20 hs. Tel: 4862-8051. Mail: zerneria@hotmail.com

Fuente: www.mujeroriginaria.com.ar

Andrés Zerneri

Andrés Zerneri nació en Buenos Aires en 1972. Desarrolló su oficio como artista autodidacta a través de una práctica constante que comenzó como un juego cuando era niño. Se destacó en las técnicas del dibujo, la pintura y la escultura. Considera el arte, la expresión, la militancia y la comunicación como sinónimos de compromiso social. Participó en la agrupación H.I.J.O.S.

Es el autor del primer monumento de bronce a Ernesto “Che” Guevara en la Argentina; obra que se realizó con la colaboración de miles de personas que aportaron llaves y otros objetos de bronce, que se fundieron para realizar la escultura que se emplazó en la ciudad de Rosario, el 14 de junio de 2008, año en que el Che cumpliría 80 años. Actualmente trabaja el Monumento a la Mujer Originaria, que remplazará a la estatua de Julio Argentino Roca, emplazada en Diagonal Sur y Perú, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Fuente: www.mujeroriginaria.com.ar

 

 

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