Algo ha cambiado en América Latina

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Modesto Emilio Guerrero, periodista y escritor, comparte su análisis sobre los avances y retrocesos de las políticas socioeconómicas en Latinoamérica.

Por Susana Salina

¿Cómo ves posicionada a Latinoamérica hoy?

Algunas de sus coordenadas, iniciadas hace aproximadamente quince años han comenzado a retroceder. Lo que se conoció como la “Nueva América Latina”, los nuevos procesos de integración, que en realidad son de aproximación, o lo conocido bajo la denominación progresista: los procesos progresistas, los países progresistas, los gobiernos progresistas, el arco progresista (UNASUR, ALBA, CELAC, TELESUR, MERCOSUR, etc.), más o menos, todo eso empezó a moverse, no sólo en el ritmo, también en la calidad; y eso merece una explicación dada por los analistas, incluso de izquierda, porque se conforman con el resultado. Ese resultado es que la cosa está cambiando. Alguien decía: “se acabó el recreo”, no hay recreo, ya pasamos el momento bueno y ahora viene el momento malo. Ahora hay que esconderse y resistir, eso es jugar con la historia.

Estamos viviendo una tendencia hacia la involución de todo lo acumulado, avanzado y transformado, en distintos niveles, en cada país. Es el resultado inevitable del modo y del carácter con que se hizo todo aquello que se transformó en los últimos quince años. Ese carácter tuvo un modo con conducción, programa, ideología y objetivos. Ahora bien, de ese programa solo se cumplió una parte; en algunos países se hizo más, como el caso de Venezuela, Ecuador, Bolivia (por eso el resultado de las últimas elecciones presidenciales donde Evo Morales fue reelecto por tercera vez consecutiva con alrededor del 60 por ciento de votos), en otros: poco menos, y aquí se ubica Argentina donde algunas cosas se cambiaron, pero lo que se cambió no fue nada sensible respecto a lo que no se cambió.

Entonces, ¿consideras que los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández no avanzaron suficientemente con las políticas sociales aplicadas?

Considero que el Kirchnerismo ha modificado cosas: antes no había planes, ahora los hay, no había becas para estudiantes, ahora sí; de hecho se hicieron las universidades municipales para que los estudiantes pobres pudieran estudiar gratuitamente. Hay muchas cosas positivas que son aportes de este gobierno, pero no cambia en su conjunto. Con esto quiero decir, que no hablo de un cambio de estructuras porque eso no se lo podemos pedir a un gobierno peronista, dado que no creen en cambios de estructuras; por lo tanto, no le podemos pedir sobre lo que no creen. Pero sí en lo que creen: en una cierta autonomía, en una relativa independencia del Imperialismo y de los organismos internacionales, en un movimiento obrero libre, luchador, fortalecido y en un pueblo con dignidad. La estructura social básicamente ha retrocedido y tomó como punto de referencia a los casi siete millones de obreros que tienen salarios cada vez más pobres porque sus ingresos se ven perjudicados por la inflación, o la afectación de los contratos laborales y las fuentes de trabajo como el caso de la autopartista estadounidense LEAR, donde se ha reprimido a sus asalariados. Más aún, si se toma en cuenta la situación de los pueblos originarios: qom, wichis, mapuches y tantos otros, que siguen perseguidos, sometidos bajo nuevas formas del mismo sistema de opresión que lleva centenas de años. Lo mencionado indica que las cosas no han cambiado en su conjunto, no hay modificaciones ni reformas importantes para que uno diga que hay una nueva vida social.

A modo de ejemplo de retroceso citaste el caso argentino, ¿cómo percibís a otros países?

Los gobiernos van cargando costos sobre el proceso de transformación de tinte progresista, revolucionarios, de izquierda, o como lo quieran llamar. Esos costos están relacionados con la mala gestión, corrupción, elementos de represión, control social o de políticas antipopulares. Toda esa carga hace un salto de cualidad y se transforma en algo más pesado que lo adquirido, conquistado, avanzado, lo bueno y lo nuevo; entonces ahí es donde todo se desbalancea y empieza el fenómeno de retracción popular. Los sectores menores, mayores e importantes de la población que apoyó y acompañó a todo el cambio prometido, empiezan a alejarse de los gobiernos, se van molestando por una cosa u otra, y no lo hacen en forma de revolución o contrarevolución como Honduras o Paraguay. Lo hacen en forma de levantamiento armado de carácter fascista como lo hicieron con Chávez en Venezuela y Correa en Ecuador. Sucede que en Venezuela, por ejemplo, el chavismo lleva 15 años en el poder, con una sola derrota en 18 elecciones, por lo tanto se ha gestado una nueva generación de golpistas que lleva aproximadamente 20 años amamantando el odio hacia el gobierno de izquierda. Así se produjo un nuevo fenómeno fascista que se fue engendrando, potenciando desde todo lo que fue la derecha, oposición o antichavismo. Algo similar ocurrió en Bolivia en 2008 con La Media Luna. La diferencia con Venezuela es que, los intentos golpistas fueron aplastados y derrotados por las masas, por el pueblo: esa es la novedad. Pero no se trata, únicamente, de una tendencia de Venezuela, sino que es el síntoma de una enfermedad que penetra en América Latina bajo un mote progresista resquebrajado, agrietado donde se cuelan las bestias fascistas.

Si los intentos de golpes fascistas son un síntoma de una enfermedad de Latinoamérica, ¿cómo se caracterizan en Argentina?

En el caso de Argentina la oposición se empodera, entonces todos apuntan contra el gobierno, que no se trata de aquel que a uno le gustaría que esté al frente del país, pero comparado con aquellos, los fascistas mencionados, es un gobierno no de izquierda pero progresista, que ha tomado medidas renovadoras. No me quiero imaginar lo que sería Macri como presidente frente al acampe de los qom, seguramente en 24 horas no quedaría rastro de ellos. Aunque semejante determinación no tiene relación con su clase social, sino que, tanto el kirchnerismo como el Macrismo, son diferentes en cuanto a la argucia política. El kirchnerismo al ser peronista tiene que cuidar un poco el modo de hacer las cosas, de gobernar, es así que dejan colar, resistir y luego controlan las protestas sociales. Macri, UNEN o cualquier otro de ellos que venga, el corte o la protesta directamente no se permite, sin embargo esa es la tendencia en Argentina, el claro ejemplo es que lo que está sucediendo con LEAR, el país está entrando en el síntoma de la enfermedad de América Latina, porque acá se permitían los cortes, la lucha estaba garantizada.

Tanto en el primer gobierno de Kirchner como el de Cristina se diferenciaba del sistema del Capital en la política, no en la economía que sigue siendo capitalista. En lo que respecta a la política, la diferencia estaba dada en la relación con el FMI, la bajada de los retratos de los genocidas y en destinar parte del presupuesto para atender la necesidades del pueblo. Todo lo bueno o positivo que se ha hecho si no tiene una continuidad como un derecho y se lo traslada, además a la economía, se muere, se acaba; es lo que estamos viendo: los presupuestos se están acabando, porque fueron hechos en forma limitada y al no tener continuidad con otros hechos, no avanzar, retrocede más rápido.

Bolivia, Ecuador y Venezuela, retrocedieron más lento porque avanzaron mucho más en cantidad e intensidad. Este fenómeno Latinoamericano no se puede explicar aisladamente sino que está sujeto al costo de la crisis mundial capitalista de origen bancario, pero que abarca a toda su estructura internacional, nacida en Nueva York. Es así como aparecieron los buitres. Ahora bien, un juez internacional intenta tener injerencia sobre un estado soberano: ¿cómo es eso?, yo estoy con Cristina y el estado nacional y en contra de Griesa, ahora Cristina, no pagues. Esta situación con los fondos buitres es la consecuencia de no haber modificado la ley de Entidades Financieras de Martínez de Hoz. En todo este tiempo ningún gobierno democrático, este tampoco, hizo nada para contrarrestarla, entonces Cristina: bancatelas, reconocé el costo, porque eres parte de él, ya que nada has hecho, sino todo lo contrario como secuestrar el salario de los trabajadores a través del Impuesto a las ganancias; pues salario es salario y ganancias es para quien vive de rentas. Todo lo que se ha hecho fue tan limitado y débil, que además de anularse solo, fue sustituido, barrido por las presiones del capital: eso se llama neodesarrollismo en términos económicos, que no es otra cosa que el avance profundo, estructural y subterráneo del las fuerzas del capitalismo internacional en la economía Argentina. Mientras los gobiernos sigan atados en creer que el sistema mercantilista es necesario, correcto y que solo hay que cambiarles los modos, regulándolo con leyes, los síntomas de la enfermedad se van a potenciar, porque es como creer que a un ladrón cuando te roba en tu casa se le puede imponer las formas de su malandraje. El capitalismo fue hecho para despojar de múltiples maneras, entretanto lo hace, te dice que te beneficia generando empleos y renta, te miente; el ladrón común, no, te apunta y te dice que te roba, y ya.

Credito: aporrea tvi

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