Por Camila Parodi
En el marco de las actividades realizadas por el 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres Luchadoras y Trabajadoras, en conjunto Católicas por el Derecho a Decidir y el Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer organizaron un seminario con el fin de seguir profundizando, desde la perspectiva de las mujeres, el debate por la reforma del Código Civil y Comercial y lograr, de esta manera, una mirada feminista más unificada ante la coyuntura política en la que se está desenvolviendo. Dicha actividad, se llevó a cabo el día 11 de marzo en el Anexo del Congreso de la Nación bajo el nombre “Puntos débiles en la reforma del Código Civil. La perspectiva de las mujeres”, con la intención de instalar el debate en las agendas políticas y mediáticas, teniendo en cuenta que el proyecto ha pasado por el senado y se encuentra próximo a su tratamiento en diputados.
El seminario se centró específicamente en dos artículos, por tener estos una incidencia directa para con las mujeres y la decisión sobre sus cuerpos en nuestra sociedad. Se trata del artículo 19, el cual hace mención al inicio de la persona humana y del artículo 146, que otorga a la iglesia católica un carácter privilegiado de “persona jurídica pública”. La dinámica de trabajo constó de paneles de exposición donde las invitadas dieron su opinión para luego dar lugar a un intercambio común entre las presentes con sus diversas opiniones, intereses y propuestas.
En este sentido, las diversas voces fueron interviniendo a lo largo de la jornada generando así un panorama sobre los derechos de las mujeres y, en ese marco, sobre los debates que deben darse en el recinto como así también las estrategias y luchas que deben profundizarse en las calles por los movimientos populares.
Resonó entre ellas, la voz de la abogada María Elena Barbagelata, integrante de la Comisión Redactora del Código Penal, quien se dedicó a realizar el nexo entre el Código Penal con el Civil en la coyuntura actual, donde sus límites teóricos en la realidad no se condicen y que por el contrario, se encuentran en un trasfondo de violencia institucional legitimada hacia las mujeres. En palabras de la abogada, “lo único que se pone en agenda es mayor punición” y en esa intención las mujeres no podemos ser “la variable de ajuste” de estas reformas, donde se están subiendo las penas en aborto y se le agrega la condición de culposo mientras que tanto trata de personas como violencias no se discuten. Agregó que esta realidad excede el marco puntual del código y por ello, esta instancia nos obliga a replantearnos las estrategias políticas que queremos realizar.
Por su parte, la diputada Mara Brawen (Frente para la Victoria) hizo especial hincapié en el artículo 19 antes mencionado, el cual establece que la vida humana comienza con la “concepción” y no “en el seno materno” (tal como lo indicaba el anterior código) incluso en las técnicas de reproducción asistida por lo que cada embrión no implantado debería ser considerado como persona. Por su parte, la diputada rescató que el paradigma científico actual hace mención que un embrión no necesariamente llega a ser persona y que esa afirmación debe ser defendida. Por lo que si las posturas religiosas como las instaladas por senadores ultra católicos como Liliana Negre de Alonso le dan otro valor, estos no deberían intervenir en el recinto.
Escuchamos también a Paola García Rey, abogada de Amnistía Internacional Argentina quien indicó que si bien hay muchos avances a rescatar, las mujeres debemos apropiarnos de ellos. Debemos también in-admitir la incoherencia que encontramos entre estos proyectos con la legislación argentina actual. En esa línea, enumeró una serie de principios de derecho internacional que deben ser contemplados, entre ellos y en primer lugar destacó que el derecho internacional no reconoce como universal a ningún derecho, es decir que cualquiera puede ser restringido, por lo que “el derecho a la vida” no tiene categoría de derecho absoluto siendo por así plausible de ser cambiado. En este sentido, remarcó que la protección de los derechos no puede ejercerse en detrimento de otros derechos como lo es la vida de las mujeres. En segundo lugar, profundizar el trabajo sobre la igualdad y la no discriminación, donde los estereotipos construidos socialmente se vayan cambiando ya que, como bien sabemos los derechos de las mujeres llevan tiempo en su implementación al estar internalizados en la sociedad. Y por último, recordó que no hay consenso generado ante “el derecho a la vida”, pero si se reconoce que no se le puede dar la misma entidad a un embrión que a una persona.
Hacia el final de la primera parte, tuvo su lugar Araceli Ferreira (Frente para la Victoria) quien se corrió del lugar central que se le venía otorgando a la entidad eclesial para poner el foco en la estructura económica como determinante en la creación del nuevo código. La diputada resaltó que “no todo es culpa de la iglesia, ya que a veces no tiene capacidad de lobby, pero sí tiene impacto directo el costado económico. No sólo dogmas o fundamentalismos atraviesan el código, aunque lo legitiman” y como encontramos una relación directa entre el proceso productivo con el reproductivo, sabemos que la participación de las mujeres molesta y que “cada vez que las mujeres damos estos saltos (en materia de derechos) pega un gran salto la sociedad” por eso es necesaria la reforma del código pero debe realizarse desde una propuesta superadora que, en vez de estancar, permita avanzar. En síntesis, expresó que “los derechos se oponen porque se proponen y subyacen los repartos y distribuciones de intereses económicos de las empresas, para ello las creencias son las excusa y las mujeres el blanco fácil para apuntar.”
Para finalizar, se dedicó un momento especial a la intervención de Aida Kemmelmajer de Carlucci, ex Ministra de la Suprema Corte de Justicia de Mendoza quien participó directamente en la redacción del Ante Proyecto. Aida puso en conocimiento los alcances y proposiciones que surgieron en el contexto de su realización. De esta forma, demostró la imposibilidad de poder avanzar en ciertas propuestas realizadas a lo largo de la tarde pero dando a su vez propuestas valiosas y genuinas tales como la de anular la posibilidad existencia del carácter “persona jurídica pública” otorgada (y cuestionada) a la iglesia. También remarcó por un lado que, los artículos del código son todos perfectibles generando por lo tanto expectativas para seguir profundizando en el debate. Por otra parte, hizo mención que tanto sexualidad como reproducción son cuestiones a profundizar desde salud y penal y no tanto desde civil. Y que si bien el artículo 19 es cuestionable, tiene su principio en las convenciones internacionales a las cuales se adhiere desde nuestra legislación. Asumiendo la particularidad del proyecto, el cual “no dejó conforme a nadie. La primer parte fue cuestionada por los conservadores y la segunda por las feministas”.
En el recorrido de las distintas voces que fueron pasando a lo largo de la tarde, podemos encontrar un hilo conductor que une estos discursos en una única intención: la necesidad de dar la batalla, en este momento político en el congreso y en las calles al mismo tiempo. Donde militantes, activistas, intelectuales, funcionarias/os y a quienes nos une la lucha contra cualquier injusticia como así también la construcción de un proyecto común por la soberanía y libertad de nuestros pueblos-cuerpos-territorios, comencemos a cruzar nuestros caminos. Sabiendo que si las mujeres seguimos dando ese paso nadie lo va a dar, en eso estamos y nos seguiremos cruzando.
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