Desobediencia: Por tú culpa, vamos a ser felices

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Por Camila Parodi

Lo que el Encuentro se llevó, y dejó.

En las últimas horas del XVII Encuentro Nacional de Mujeres que se llevó a cabo en la ciudad de Posadas, se resolvió que San Juan sería la próxima sede que nos encontraría en el 2013 nuevamente. La marea de mujeres que aplaudió y celebró la elección se disponía entonces para volver una vez más a revolucionar sus calles, plazas y camas, despidiéndose así de las tierras misioneras y empezando a pensar en el próximo destino…

Movimientos de mujeres de todas partes llevamos todo un año preparándonos para octubre, para esos enérgicos tres días de encuentro, donde nos volvemos a hallar en la alegre rebeldía, desde los intercambios, los debates y lo cariños compartidos en los distintos momentos que nos encuentran, donde todas unidas repudiamos aquellos maltratos e imposiciones que llevamos con-y-en nosotras desde nuestro ser mujer, dejándolas asentadas en cantos, banderas y paredes, para así luego volver a nuestras luchas ya teñidas de cotidianeidad pero recargadas y enriquecidas por el encuentro de una en las otras en un TODAS, replicando así las experiencias traídas y pensando en próximos momentos que nos vuelvan a encontrar.
Más allá de esta dinámica común para las mujeres y sus encuentros, las ciudades que nos reciben, se descubren a su vez, llenas de dudas y expectativas ante semejante acontecimiento en el que miles de mujeres circulan por sus veredas, escuelas y colectivos. Y estas mismas inquietudes surgidas serán las que, en su mayoría, influenciarán y responderán luego aquellxs “vocerxs del patriarcado” que con intención de negar la fuerza de los encuentros de mujeres, llenan sus bocas de hipocresías, mentiras y agresiones que como históricamente ha sucedido, criminalizando e inferiorizando la lucha de las mujeres. Sin embargo, más allá de cualquier valoración negativa intencionada que pueda surgir después de los encuentros, las compañeras que quedan y las paredes pintadas que las acompañan, siguen hablando y a la vez indudablemente hacen hablar…

“Prefiero una ciudad viva, antes que dormida” Reflexiones posteriores al Encuentro. Surgidas en diálogo con Violeta Bondareco. Red PAR, Posadas.

En el caso de Posadas, el impacto producido por el encuentro y, particularmente por la marcha fue muy grande, ya que este hecho en parte tomó por sorpresa a muchxs posadeñxs, donde la información fue tergiversada y mal interpretada desde el discurso hegemónico de los medios locales, que tiñó la opinión general a través de la repetición del mismo material colmado de agresiones y ficciones. Por lo que si bien se logró una conmoción sobre lo sucedido, no hubo reacción alguna ante las numerosas denuncias y, no solo denuncias, sino también ante las contestaciones surgidas desde la resistencia, que fueron dejadas por las miles y diversas mujeres que participamos durante todo el encuentro y que, particularmente enlazadas en la marcha por las calles posadeñas, nos pronunciábamos contra las redes de trata de personas exigiendo su urgente desmantelamiento a los gobiernos provinciales y nacional; por la inminente necesidad del tratamiento y legalización del proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo en el congreso, haciendo hincapié en la soberanía de las mujeres para decidir sobre sus propios cuerpos; como así también la manifestación por la declaración de emergencia nacional contra las violencias hacia las mujeres debido a la creciente cantidad de femicidios ocurridos en el país y particularmente en Misiones, una de las provincias con mayor cantidad de casos; donde nos hermanamos y solidarizamos también con todas las mujeres latinoamericanas y sus luchas, contra los golpes de estado y los golpes a las mujeres mediante la utilización de nuestros cuerpos como trofeos de guerras e invasiones; contra los agro tóxicos, las minerías a cielo abierto, construcciones de mega represas y cualquier negocio que siga atropellando e invadiendo a nuestros pueblos, cuerpos y territorios.
No es casual que en los días posteriores al encuentro se hayan invisibilizado y menospreciado todas estas manifestaciones. Por el contrario, sabemos que esta forma de accionar responde directamente a una política persistente donde los sectores beneficiados y adormecidos por el sistema patriarcal-capitalista se proponen mantener este poder concentrado y jerarquizado en unxs pocxs y en donde las mujeres y sus cuerpos deben continuar siendo espacio común de usurpaciones e imposiciones. Ni que el recurso que se utilice para esta operación sea el de dirigirse a las mujeres organizadas, feministas y libres como unas pocas, locas, fracasadas, putas, negras, indias y sucias. Tal como lo hizo explícitamente el conductor radial Alfredo Abrazian en uno de los programas con mayor audiencia en Posadas, quien manifestó palabras discriminatorias, machistas y por ende agresivas contra las participantes del 27° Encuentro Nacional de Mujeres, siendo este el caso más perceptible de violencia mediática de género, de las muchas encubiertas que se escucharon en el éter misionero. Y menos aún llamó la atención las incontables amenazas y persecuciones que en las semanas siguientes al encuentro y a raíz de éste, fueron moneda corriente para las mujeres que habían participado de esos días, siendo estas prácticas anónimas y violentas sin otro fin que el de seguir ensuciando los testimonios, declaraciones y construcciones surgidas en reflexión y consenso por los movimientos de mujeres.
Mientras estas maniobras hegemónicas siguen intentando callar nuestras voces y borrarnos las palabras, las mujeres le contestamos a las violencias con unión y sororidad, conectándonos desde el amor y la compañía, alzando nuestras voces gritonas y escandalosas, que lejos de hacerle el juego al sistema patriarcal, se proponen seguir visibilizando y dando voz a las resistencias y rebeldías que en cada una de nosotras habita, estas mismas que contagiamos día a día en nuestros territorios re-conquistados, en nuestras plazas y calles de las cuales hemos hecho espacios comunitarios, políticos e históricos de transformación social, desafiando y renunciando a la imposición del vivir resignadas al aislamiento, al espacio privado y a lo “correcto”, atravesadas por miedos y debilidades que se nos imponen para mantenernos quietas y separadas. Pero nosotras utilizando a la desobediencia y a la creatividad como nuestras principales herramientas para el cambio, “quebramos nuestros miedos dando un paso a las pasiones que nos permiten afirmar a todos y cada uno de nuestros sueños. Quebrar nuestros miedos da un paso a un hecho profundamente transgresor cual es el de dejar fluir nuestras emociones en la calle: enamorarnos sin precaución, hacer amistades sin precaución, pedir y dar ayuda sin precaución, besarnos y reír y bailar en la calle sin miedo ni precaución.”[i] Recuperamos el espacio público y el derecho de vivir estas emociones desde la construcción de un poder circular, rompiendo con la lógica de la norma, un poder que se encuentra por fuera del esquema de la violencia que el sistema legítima como política, un poder que escribe en las paredes aquello que nadie se anima a conocer, que desde la diversidad camina orgulloso y sin prejuicios, que se descoloniza y restituye nuestra dignidad de mujeres, de lesbianas, putas, indias, desobedientes y desvergonzadas. Felices.
Y es precisamente esta la razón por la que nos ponen a nosotras, las mujeres libres, en el lugar de enemigas. Como cantan unos versos, el que ya no tengamos miedo (y nos juntemos en los espacios públicos a burlarnos de él) hace que nos tengan miedo y es lo que no nos pueden permitir, asusta que cada vez seamos más las que, despiertas, enlazamos nuestros cuerpos impúdicos, atrevidos y pecaminosos en las calles donde nos unimos libres de desafiar a todas las complicidades, culpas y violencias sistemáticas que atentan contra nuestras autonomías. Nosotras, LIBRES, del maltrato, de la impunidad y del encierro. LIBRES de vestir, de hacer, de decir, de sentir, de ELEGIR lo que nos gusta. LIBRES, de a pesar de todo, hacerles el ENCUENTRO.

[i] Mujeres Creando. Mujer pública, julio 2002.

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