Por Panchiba F. Barrientos[2]
1.- El feminismo que queremos apunta a una transformación total de la sociedad, entendiendo que no existe una lucha más feminista que otra.
2.- El feminismo que queremos reconoce su historia, pero no se apega a ella en términos absolutos porque se sabe múltiple y no se acepta como Uno.
3.- El feminismo que queremos no tiene un solo cuerpo, ni una sola clase, ni una sola sexualidad, ni una sola raza. Se reconoce entrecruzado por múltiples identidades y discursos: se sabe interseccional.
4.- El feminismo que queremos no es una política integradora, porque viene a desafiar los márgenes de lo normal, lo políticamente correcto y el sentido común.
5.- El feminismo que queremos no es un lujo ni puede ser entendido como una agenda secundaria. Apunta a la reconfiguración de las fronteras de lo habitable y nos obliga a repensar las formas en las que nuestras vidas se vuelven posibles.
6.- El feminismo que queremos está situado y se articula desde el espacio local, sin embargo no idealiza ninguna posición y ninguna experiencia como más auténtica que otra.
7.- El feminismo que queremos desafía las lógicas de los saberes dominantes y desmonta los discursos de saber-poder, quebrando los binarios que han ordenado nuestro mundo.
8.- El feminismo que queremos reconfigura lo político, entendiendo la importancia de la acción cotidiana y el flujo transformador de los cuerpos y los signos. No se institucionaliza, no participa en ningún partido, no busca llegar al parlamento y no presta el voto.
9.- El feminismo que queremos no reconoce a la patria, es antiimperialista y antineoliberal. No dialoga con la iglesia, no busca la protección del Estado y no quiere un aborto a medias tintas o con algún apellido que lo ordene.
10.- El feminismo que queremos no busca un lugar de llegada y no tiene miedo a traicionarse a sí mismo, articula una política no lineal en la que el error puede ser también una estrategia de transformación radical.
Excelente