Dossier Especial: Mujer y Trabajo

Compartir

Por Valeria Tellechea

A través del transcurso del tiempo y de la historia, las sociedades y sus relaciones han sido lugar de las transformaciones de las realidades de cada persona. En nuestra sociedad, como en muchas otras, el trabajo ha sido motor fundamental, no solo desde una lógica económica, sino también como proceso característico de una cultura; al llegar a decir que el trabajo dignifica decimos también que es parte insoslayable de aquello que proyectamos sobre nuestras propias vidas.

Las mujeres han formado también parte de este proceso, de una manera más compleja y, quizás, atrasada, en relación a su par varón. Su relación con el espacio privado ha determinado durante décadas lo que podríamos llamar una liberación laboral tardía, que hoy vive de manera cuasi plena pero todavía conflictiva. El peso de “conciliar” vida profesional con vida laboral es aún un rasgo característico del “deber ser” de las mujeres. Pues no es fácil crear una conciencia de género y conciencia de trabajadora al mismo tiempo. No obstante, estas nuevas formas abren paso a nuevas reivindicaciones, nuevos retos dentro de esta perspectiva.

Entrevista con Claudia Villamayor*

Por Valeria Tellechea

Desde su perspectiva, ¿cómo ve la relación mujer y trabajo en nuestros días?

El trabajo, desde mi experiencia y como concepto genérico amplio, ha tenido siempre un valor vital vinculado con la familia, con la constitución de la persona y con una fuerte carga de sacrificio. En ese sentido, hay un primer nodo desde donde uno proviene. Por ejemplo, la gente de campo tiene una fuerte relación con el trabajo sacrificado, no importa si sos hombre o mujer; al igual que en el conurbano, donde la gente también es muy trabajadora. Desde otra perspectiva, el trabajo está muy vinculado a la dignidad. Por eso este concepto tiene un costado agradable y un costado no tan agradable: lo sostenible, lo digno, lo honrado por un lado y el sacrificio extremo por el otro.

Con las dictaduras de nuestro país, este proceso se precariza y empobrece mucho más y hay mayor sacrificio y menor sostenibilidad. Allí, por mis vivencias, comencé a ver la primera gran diferencia: las mujeres tenían que trabajar más que los varones para acceder a la misma rentabilidad. Esta desigualdad era muy marcada, donde se veía el padecimiento de las matrices más extremas del paternalismo y el patriarcado.

Con los procesos de la vuelta de la democracia, comienzan a aparecer más preguntas que deconstruyen a las mujeres trabajadoras, y a su necesidad de fortalecimiento. Particularmente, no puedo dejar de pensar mi militancia por fuera de mi trabajo cotidiano.

¿Cómo se puede abandonar la dicotomía vida laboral/ vida privada respecto a la mujer?

Hay un aspecto que no se suele tener en cuenta a la hora de pensar nuestros derechos: tenemos derecho a no hacer nada, tenemos derecho al placer, tenemos derecho al disfrute. El lugar de la vida privada es una concepción muy ligada al catolicismo, pues una mujer es más mujer cuando vive para el otro, en este sentido, para su familia, y no para una misma, y entonces somos lo que somos en cuanto al otro. Creo que el mayor desafío es asumir nuestra propia individualidad.

La relación mujer y poder siempre fue conflictiva, estereotipada. ¿Cómo ve en nuestra sociedad actual esta correlación?

Esta relación es muy particular. A través de los años descubrí que hay una forma de ser “Susanita” que no tiene que ver con el deseo de formar una familia y cumplir un mandato histórico. En ciertos ámbitos de tomas de decisiones importantes y de militancia, las mujeres se vuelven, en cierta manera, productoras de insumos para los hombres que generan el liderazgo, incluso sin discutir esta postura. En cambio, cuando te convertís en la hacedora de esas decisiones, te etiquetan como una “trepadora”. ¿Por qué el hombre es más valorado en cuanto a su relación con el trabajo y las mujeres son consideradas como oportunistas? Y tenemos otra contracara del poder: las mujeres dominadas son siempre las más pobres. Esta linealidad conceptual depende siempre de la situación. Es por ello que las mujeres tenemos derecho a reunirnos, pensar y entender qué pasa con nuestro posicionamiento, de ejercer la posibilidad de liderazgo, no desde la soledad, sino con el otro/a.

¿Qué niveles de valoración y/o legitimación de las mujeres frente al poder abre la situación de tres mujeres presidentas en nuestro contexto latinoamericano?

Si pensamos el poder en relación a los ámbitos gubernamentales, creo que ya es un avance que tengamos presidentas mujeres y que, sin embargo, no tengan militancia feminista. Es el momento de celebrarlo, de destacar lo mejor que se hace y, obviamente, de lo que se tiene que hacer. Hay que celebrar nuestra situación, claro está, siempre en relación a lo que había, pero obviamente vamos por más, por ganar lo mismo, por un cupo igualitario, por diligencias diferentes y alternativas, aunque no solo desde lo legal sino también culturalmente, en el orden de lo simbólico, que se da siempre en relación. Ya no se trata de relaciones 50-50, sino de diferentes y nuevas formas de cosmovisiones y cosmogonías.

Los trabajos esteriotipados y las diferencias salariales en relación a los varones forman parte de nuestro quehacer laboral, aunque nos encontramos en un proceso histórico en donde estas problemáticas toman peso y forma en nuestra sociedad, para empezar a dilucidar estas figuras, y permitir así una apertura, no solo a nuevas relaciones laborales, sino también una apertura en el pensamiento social y en nuestras propias formas de relacionarnos con el entorno, en pos de una sociedad más equitativa.

*Militante y trabajadora. Docente e investigadora en la Universidad Nacional de La Plata y la Universidad Nacional de Quilmes.

 

Postnatal de 6 meses

Por Revista Furias

En la actualidad las Licencias por Maternidad y Paternidad contempladas en la Ley de Contrato de Trabajo Nº 20.744, establece 90 días para la madre que se dividen en 45 antes del parto y 45 después, y 2 días para el padre.

Sin duda, la cantidad de días establecidos no permiten el reordenamiento familiar, como tampoco la presencia del padre en el hogar.

Ante esta dificultad, Julieta Saulo, acompañante de parto y postparto, publicista, creadora del perfil Las Casildas; Valeria Wasinger, puericultora y estudiante de Psicopedagogía, y Mariela Franzosi, periodista, autora del blog “Maternar con amor”, decidieron realizar un programa de Tv llamado “Ley Madre”. Allí, con la conducción de Carla Conte y Florencia Mallagray, impulsan la aprobación de la Ley de Parto Respetado, además de divulgar todo tipo de información que las mujeres necesitan a la hora de decidir qué tipo de parto tener. Entre todas ellas conformaron una organización que lucha por el postnatal de 6 meses, es decir, un total de 210 días, 30 antes del parto y 180 después, y una licencia por paternidad de 20 días, 5 antes del parto y 15 después.

Esta modificación debería contemplar las diversidades familiares, las parejas homosexuales, monoparentales, las adopciones, así como también ciertas situaciones traumáticas como lo son abortos, muerte del bebé, y otras complicaciones que pueden presentarse y no son tenidas en cuenta en la actual legislación.

Principales motivos que justifican la Ley:

– Para poder mantener la lactancia materna durante los primeros 6 meses de vida del niño o niña.

– La mayor cantidad de días favorece el vínculo, el apego y el contacto del padre y la madre con su hija o hijo recién nacido.

– Contribuiría a la salud física y emocional tanto del bebé como de su madre.

-Que el varón pueda sostener con su presencia los días posteriores al parto.

-Poder conciliar la vida laboral de ambos progenitores con la crianza.

Un ejemplo de lo que sucede en el ámbito público se da en el Municipio de Morón, donde fueron extendidas las licencias parentales a partir del año 2009. Las madres gozan de 210 días corridos y los padres de 20 días hábiles tanto en casos de nacimientos de hijos o hijas biológicos, como en casos de adopción. Esta medida, contempla a todo el personal municipal y forma parte de uno de los ejes centrales de la gestión, que es garantizar el pleno ejercicio de los derechos por parte de las y los ciudadanos del distrito.

Sin duda, esta Ley abre el debate nuevamente de la función de la maternidad en nuestras sociedades. Extiende no solo el vínculo entre madre y bebes, sino que tiene en cuenta también, hasta cierto grado, al padre dentro de esta problemática. Sin embargo, es muy importante que se abra y se continúe con la discusión de qué tipo de Ley queremos. Uno de los debates que hay que generar, es el hecho que, más allá de la extensión de la licencia paterna, el varón es nuevamente excluido del seno familiar, por el justificativo de la lactancia. La pregunta podría plantear una extensión de licencias laborales que se pueda decidir dentro del seno familiar acerca de quién se tomará esos días posteriores para ejercer el cuidado del bebé, como también hacer una Ley más justa y equitativa tanto para las diversidades sexuales como para el varón y la mujer. Y en este sentido, poder pensar la posibilidad de equiparar la relación trabajo y familia más allá del género.

Commentarios de Facebook

0 comentarios

Ceres Elementos Naturales
borde gris top
Contenido relacionado
Contenido relacionado