Caos para el progreso

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Dossier especial: Música y autogestión

Por Revista Furias

 Cada vez más artistas se animan a lanzarse a un no tan nuevo modelo de industria musical, no por la puerta grande de las discográficas que manipulan sus imágenes, sus voces, sus vidas; sino por una ventana ya, a esta altura, abierta de par en par: la producción autogestiva e independiente.

En estos tiempos que corren, la tecnología es una herramienta fundamental para desarrollar esa independencia: la aparición de las redes sociales, páginas web y estudios de grabación de acceso más directo, e incluso las plataformas de financiamiento colectivo y los medios de comunicación, entre otras variables, sirven de soporte para el desarrollo, producción, difusión, promoción y comercialización de trabajos musicales, donde no es condición sine qua non la adaptación a un mercado que no ha sabido leer e interpretar los cambios de los últimos veinte años en esta industria y, por qué no, entre otras tantas.

Años, incluso décadas atrás, los sellos discogŕaficos globalizados podían hasta esclavizar a sus artistas, moldearlxs a la medida de las ganancias que pretendían obtener, a cambio de fama y privilegios, sin importar tanto la personalidad, sin importar quién estuviese detrás. Un fin que justificaba los medios.

Como respuesta y frente al complejo escenario de una carrera extremadamente competitiva, muchxs artistas han decidido mantener una esencia propia, sin ajustarla a parámetros comerciales estrictos solamente en busca del rédito económico. El éxito, podría decirse, está basado en una búsqueda, individual o colectiva, sobre aquello que se quiere transmitir y, no por ello, dejar de lado la calidad ni las posibles ganancias.

En el caso de Argentina, luego de la crisis económica del 2001 que afectó fuertemente a la industria discográfica, entre otras tantas industrias culturales, lxs artistas independientes, a pesar de la complejidad del contexto, continuaban con la producción de su música. Frente a este escenario y al día de hoy, este concepto de independencia y autogestión (que, paradójicamente, es propio de una estructura empresarial) cada vez tiene más adeptxs, cada vez más gente se anima a gestar sus propios proyectos, ya sean artísticos o de otra índole.

Este es un presente de un nuevo modelo de difusión y de consumo de la música, también con sus pro y sus contra, pero con la posibilidad de tejer redes propias, expandirlas y dirigirlas sin límites, no sin complicaciones ni esfuerzos, sino desde la posibilidad de pensar ¿qué puedo perder?

En este dossier, les acercamos tres modelos con características propias, de experiencias diversas y resultados tal vez inimaginados, unos en crecimiento y otros masivos, dentro de un modelo alternativo de industria y organización, que permite dejar de lado el hecho de cumplir con pautas, normas y requisitos, propios de un universo contingente. Caos para el progreso, aunque no sea más que un mito humano.


Imagen: Natalia Tellechea

 

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