Por Anahí Más
En el campo la mujer realiza labores que aunque insisten en ser minimizados y desvalorizados hacen a la economía familiar. Aquellas mujeres se encuentran imposibilitadas a acceso a tener y ser dueña de esas tierras y a realizar labores sin quedar detrás de la imagen de un varón.
Un fenómeno es que en la actualidad las mujeres comenzaron a vencer aquellas barreras que las excluía al trabajo de apicultoras, haciéndolo sin herramientas, ni ropa apropiada. Son mujeres que manejaban el tema a la perfección, que eran científicas, profesionales o que encontraron en esta actividad una salida laboral. Hasta hace un tiempo estaban destinadas a mirar todo detrás del hombro de sus maridos y hoy deciden hacerse cargo de sus deseos y conformar una organización.
Isabel Cuevas presidenta de Asociación de Mujeres Apicultoras nos relata cómo fue el camino para llegar a organizarse y tratar de hacerse visibles dentro de una actividad que algunos creían que era solo para varones.
¿Cómo comenzaste con la apicultura?
Mis inicios en la apicultura fueron por una necesidad, ya que mi esposo estuvo internado durante varios meses y había que buscar un trabajo alternativo. En el hospital escuchábamos radio El Mundo un programa sobre apicultura, compré un libro y luego del alta comenzamos a poner en práctica lo escuchado y leído con la compra de cinco núcleos.
Esto fue en el año 1986, en un principio no era tan allegada, siempre detrás de mi esposo, ya que él realizaba la actividad central. Por ese momento, es más, renegaba cada vez que la plata se destinaba a techos, alzas, pisos hasta que un día me pregunté: ¿cuál es el entusiasmo que tienen estos hombres que charlan horas sobre abejas? Así es como comencé a realizar cursos y a participar de lleno en la actividad en todas sus áreas.
¿Por qué decís que la apicultura es una actividad machista?
Años atrás la apicultura era casi exclusivamente realizada por hombres. Empecé a capacitarme y aprovechaba mis viajes por todo el país buscando las floraciones para conocer a las mujeres que sabían la actividad apícola pero eran “esposa de, hija de…” eran un fantasma, invisible dentro de la actividad apícola. Siempre fui emprendedora y eso me llevó a plantear que la mujer podía realizar esta actividad.
Existe una desigualdad de género real en el área apícola. La mayoría de las capacitaciones, exposiciones y charlas están realizadas exclusivamente para y por los hombres. Muchos llevan a sus mujeres pero ellas no participan directamente. Aunque hay muchas mujeres en el área científica, igualmente la mayoría de los disertantes en los congresos son varones.
Igualmente, tengo que ser realista, existen limitaciones, ya que un cajón pesa más de 50 kilos entre la miel y el cajón que es de algarrobo, en el interior es peor porque los terrenos son más tupidos, hay que caminar con la colmena entre los árboles. No digo que sea imposible pero es un trabajo muy duro, de hecho yo lo he hecho. Necesitaríamos otro tipo de infraestructura.
¿Cómo fue el camino hasta ser reconocida como una mujer apicultora?
En La Rural se hizo el congreso de Apimondia -Federación Internacional de Asociaciones de Apicultura- donde vienen los mayores empresarios y personalidades que trabajan el tema. Llegar a Apimondia era un sueño, era imposible. Me presenté como empleada voluntaria y me asignaron a medios apícolas, tenía que leer 17 libros de los cuales 15 eran en otro idioma, éstos iban a ser premiados. Leí y traduje libro por libro con la ayuda de mi hijo. Por este gran interés me nombran presidenta del jurado. Yo para ese entonces ya había realizado un foro en Facebook que se llama Mujeres Apícolas, ya que es común que en las reuniones o espacios virtuales sobre apicultura se usen lenguaje obsceno y discriminatorio hacia las mujeres, nos tratan como intrusas. Se veía que era una necesidad conjunta por eso ese espacio es un éxito.
Ese fue el disparador para que me ponga en contacto con mujeres que conocía, para comenzar a crear una Asociación de Mujeres Apícolas a nivel nacional, sin tener todavía personería jurídica empezamos a trabajar unidas, hasta se votó la comisión. Por nuestro impulso conseguimos que SADA -Asociación Argentina de Apicultores- trabaje conjuntamente con nosotras, en ese momento se nos cedió un espacio en la revista “La gaceta del colmenar” que es la publicación de apicultura por excelencia y a la vez somos una subcomisión dentro.
¿Cuáles son los ejes principales de la Asociación de Mujeres Apícolas?
Nuestra idea es trabajar directamente con las mujeres que necesitan ayuda, difundir la apicultura y el consumo de miel, ya que en Europa 9 de cada 10 consume miel y en Argentina 1 de cada 10 teniendo la mejor miel del mundo. También queremos incentivar la actividad apícola ya que es una tarea que se está perdiendo, hay una brecha entre los apicultores viejos y algunos jóvenes hijos y nietos. Hoy no se contempla la apicultura como actividad. Es una gran salida laboral. Puede ser una actividad para aquellas mujeres que hoy no tiene ningún ingreso, puede ayudar a todos, el conocer las abejas te cambian la vida, te hacen mejor persona.
¿En qué afecta la soja a la apicultura? ¿En qué estado está la actividad?
La soja es algo barato y rentable, y los apicultores salen a otras provincias a buscar floraciones, hoy con el precio de la miel y del gasoil es muy caro y muchas han dejado la actividad, vos ves cajones y cajones abandonados. Igualmente ante esta crisis se comenzó a ver las alternativas que dan las colmenas como el polen y la jalea real. Darwin decía que si las abejas desaparecen en cuatro años el mundo se acaba. Es una situación dramática lo que está pasando con la naturaleza.
Revista Furias participó del primer encuentro de Mujeres Apícolas realizado en el Apiario Escuela La Gloria, pudimos participar para ver las instalaciones del lugar y charlar con varias apicultoras. Ahí se abrió camino a la conformación de un espacio de todas, un lugar donde contenerse y saber que no están solas en este difícil y solitario trabajo. Un encuentro que nos demostró que el trabajar con abejas les cambió la vida y nos fuimos maravilladas, llenas de historias que nos demostraron su amor por esta actividad.
0 comentarios