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sexualidad
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Karina Sosa

 

¿De dónde sale la fuerza de la #MareaVerde?

La particularidad de las reivindicaciones del mujerío y las disidencias sexuales es que el motor de su fuerza es el dolor, el dolor se transforma en lucha. Quizá la lucha por el salario u otras demandas en algunas coyunturas no logra la fuerza necesaria para imponer agenda. Las demandas en torno a la sexualidad tienen esa particularidad en que las redes se tejen a partir de ayudarse y contenerse en situaciones muy duras subjetivamente, esa es nuestra fuerza. Escuchar y acompañar un aborto con misoprostol, conseguir la obra social para que las pastillas sean más baratas. Albergar a la compañera que sufrió una paliza y se escapó con les hijites… son redes que no se rompen así nomás. Esa construcción está más allá de las mezquindades y la mirada a corto plazo que pueden llegar a tener otros espacios políticos. Y la pena y el dolor, se hacen un poco más livianos, porque vemos en conjunto que es algo que nos pasa a todas y que es un problema social y político. No es cualquier forma de entrar a la política, dejas de estar sola y te pones en el lugar de la otra. Empatía.

 

Los pasos que dimos son gigantes, y todavía necesitamos distancia para ver sus efectos y dimensionar.

El gran avance de este proceso es instalar en el debate público y masivo el aborto y, junto con él, las preguntas que vienen atrás sobre la sexualidad, el mandato de maternidad obligatoria. Tirando del hilo del aborto se llega a poner en cuestión todas las ideas instituidas sobre la sexualidad.

Y aunque el Estado siga sin hacer eco de las demandas, hay algo del orden de la censura y la sanción que cayó, que ya no nos pueden poner sobre los hombros. Le pusimos un nombre a la problemática del aborto. Es una práctica que tomó estado público y político. Así como hay maternidad, hay “abortidad”. Y las generaciones anteriores de mujeres pudieron hablar de lo que vivieron y como tuvieron que hacerlo a escondidas, con culpa. Eso alivia y es sanador. Lo “traumático” que se le endilga al aborto son todas las cargas de “asesina” que conlleva la ilegalidad, pero lo que está en el fondo de esta sanción es que una persona gestante se permita correrse del lugar de procreadore y que su sexualidad esté atada a los deseos del otre. Pudimos discutir y difundir algo tan básico, pero que todavía mucha gente no conoce, o no quiere ver en sí mismes: en relaciones donde hay violencia, no se decide qué método anticonceptivo usar o no se negocia el uso del preservativo.

 

Les Jóvenes tomando posición, tomando partido

Ya en los primeros pañuelazos del 2018 se vio la irrupción de chicas muy jovencitas en las acciones, 15, 16, 17 años, discutiendo, con brillos en la cara, con los carteles preparados con anterioridad. A partir de la media sanción se acrecentó esta participación y la necesidad de discusión. En las escuelas secundarias de los barrios populares, les pibes generaron debate, obligaron a les adultes a hablar del tema, llevaron sus pañuelos atados a la mochila. Muchas veces, enfrentando a directores y docentes con una postura no muy clara o abiertamente anti-derechos. No se dejaron callar y generaron acciones colectivas. Incluso en escuelas confesionales.

 

ESI

A doce años de la sanción de la Ley de Educación Sexual Integral (26.150), no hay una implementación efectiva en la escuela pública. Si no hay presupuesto para llevarla adelante, queda solo en una linda letra. Los obstáculos mayores están en la formación docente, ya que formarse para poder enseñar estos contenidos desde una perspectiva integral implica años de preparación y poner en juego la propia sexualidad en dispositivos de calidad, que el Estado se niega a financiar. Lo que hoy se vive en educación, es una implementación despareja, dependiendo del voluntarismo de los actores de la institución, pero no una política pública consecuente.

 

Nuestra democracia y la “democracia” de la burguesía

La construcción de las demandas en torno a los derechos en materia de salud sexual y reproductiva tiene una larga historia, 33 ENM (Encuentro Nacional de Mujeres) en los que se forjó de manera colectiva las reivindicaciones del feminismo, en las que estudiosas del tema, integrantes de organizaciones políticas, movimientos sociales y compañeras transitando alguna situación difícil, poníamos en común la mirada sobre muchos temas: Abuso sexual en la infancia, Violencia hacia las mujeres, Educación Sexual Integral, el techo de cristal en los sindicatos, el salario menor por ser mujeres frente al mismo trabajo, el aborto, -otras maternidades, las disidencias sexuales, y muchos ejes más. Esto que hoy aparece en los medios masivos y en la opinión pública, es una construcción política de años.

A partir de la media sanción en diputades, los tiempos de las discusiones se aceleraron. La iglesia desplegó todo su aparato. En los barrios populares, a jóvenes que no tienen para ir de paseo o vacaciones, les pagaron retiros y jornadas, en las que se hablaba en contra del aborto y se repartían los pañuelos celestes.

38 senadores, en su mayoría hombres, representantes de la clase empresaria o parte de ella, 38 de éstos, votaron y decidieron sobre nuestras vidas. Desoyeron y “no gobernaron” para les dos millones que salimos a la calle. Si con esto no empezamos a entender que es esa la “democracia” que nos proponen, la de ir a votar y después… “legislan” elles y para elles. Más tarde que temprano los gobiernos que nos apalean y que nos quiere disciplinar, no callan nuestra dignidad y nuestro grito mancomunado. Nosotres ya nos pronunciamos y no vamos a parar.

 

*Profesora de Lengua y Literatura, especialista en Educación sexual, estudiante de psicología UBA, tallerista para niños y adolescentes en movimientos sociales.

 

Ph: Florencia di Tullio

 

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