Mujeres explotadas, mujeres organizadas

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Documental “Las costuras de la piel”

Por Sofía Espul

No es novedad que la industria de la moda y en particular las grandes marcas sustentan sus ganancias invirtiendo sólo un mínimo porcentaje en mano de obra. Esa mano de obra es siempre más barata, más fácil de conseguir y por supuesto de dominar si está compuesta por mujeres que viven en países sub-desarrollados. Desde que la moda se ha vuelto uno de los negocios más rentables en todo el mundo -y para que esto suceda-, se ha elegido a la mujer como protagonista tanto de la oferta como de la demanda, es decir: se ha creado un negocio en el que la mujer es a la vez su más importante productora y su más importante consumidora, la rueda o ciclo económico comienza y termina en ella. Esta paradoja deja al género femenino al servicio de la industria de la confección. La idea de que las mujeres son más aptas para los trabajos de costura y confección de indumentaria, queda englobada en la concepción de feminidad construida para que la mujer se sienta realizada cumpliendo roles que impliquen estar al servicio de los demás.

Está tan naturalizada esta idea que no nos sorprende escuchar que uno de los lugares donde más talleres y fábricas de costura existen es Bangalore, al sur de India, y que allí sean más de un millón las mujeres que deben trabajar más de 10 hs diarias en condiciones deplorables, y sujetas a las “reglas” que los dueños imponen.

Históricamente las mujeres han sido protagonistas de abusos y explotaciones laborales principalmente en ámbitos que tienen que ver con la industria de la indumentaria. Es así que el 8 de marzo fue elegido para conmemorar mundialmente el Día Internacional de la Mujer porque recuerda a aquellas trabajadoras de la industria textil que decidieron luchar por sus derechos y muchas de ellas terminaron quemadas en una fábrica de Nueva York, a principios del Siglo XX.

Hoy en día la explotación no cesa, pero la lucha tampoco. Y es precisamente allí en Bangalore, donde más oprimidas están, donde culturalmente menos derechos detentan, que estas mujeres decidieron decir BASTA.

Esto relata el documental “Las costuras de la piel”, realizado por un grupo de jóvenes catalanes (Marc, Enri, Celia y Edu), que nos cuentan en esta entrevista de qué se trata este proyecto y cómo lograron llevarlo adelante.

¿Cómo fue que se toparon con esta problemática y qué fue lo que los impulsó a darla a conocer mediante un documental?

Las costuras de la piel es un documental que es fruto de la indignación y la rabia de saber que con nuestras decisiones de consumo estamos alimentando un modelo que genera sufrimiento, dolor, desigualdades y miseria al otro lado del mundo.

Hace dos años llegó a nuestras manos un informe titulado Captured by Cotton, de la organización SOMO, que explica cuál es la situación que sufren miles de chicas reclutadas en el sur de India para trabajar en la industria de la confección bajo falsas promesas que nunca llegan a cumplirse. Estas chicas, aún niñas, una vez reclutadas, pierden toda libertad de movimiento y comunicación con sus familias y se ven obligadas a trabajar durante jornadas laborales interminables y a aguantar todo tipo de abusos por parte de sus superiores. Son niñas que aún en edad de crecer y aprender viven un auténtico infierno trabajando en la confección de unas prendas de ropa que luego nosotros podemos comprar, muchas veces por precios escandalosamente bajos, en las principales tiendas de nuestras ciudades.

Conociendo esta situación y como consumidores de estas prendas de ropa entendimos que jugamos un papel activo en su sufrimiento. Sin pensarlo más decidimos involucrarnos en su lucha. Con muchísimas dudas y más ilusión que recursos, reunimos el mínimo equipo técnico necesario y nos fuimos hasta allí para hacer un documental, pero también para tomar conciencia de lo que hay detrás de cada compra que hacemos, para darnos cuenta que cada adquisición que hacemos tiene repercusiones muy elevadas en su situación de esclavitud laboral. Y ese impulso nos llevó a viajar hasta Bangalore para explorar esta realidad y aportar nuestro grano de arena para alertar a los consumidores de la vertiente negativa del modelo de consumo capitalista.

Allí nos encontramos con una sociedad profundamente empobrecida, con familias de trabajadores textiles que, aunque trabajan más horas que un reloj, son incapaces de atender a las necesidades de sus hijxs y las suyas propias (escuela, médicos, etc.). Pero también allí encontramos una semilla de resistencia, una pequeña y valiente esperanza: algunas de estas mujeres habían perdido el miedo y se habían sindicalizado para defender sus derechos.

¿Cuáles son las condiciones laborales y sociales de las mujeres que trabajan para las fábricas textiles?

Las trabajadoras de la industria textil que hay en la India generalmente son mujeres que tienen que hacer frente a una triple discriminación: social, económica y de género.

En este país del continente asiático –pero también en los países vecinos-, se asientan los gigantes del textil mundial, gracias a que los gobiernos los amparan y consienten para que los costes de producción sean más baratos, para esto disponen de una gran masa de población femenina, empobrecida, sin formación ni recursos, que es capaz de producir cientos de piezas diarias por un sueldo que es una auténtica miseria. ¿Por qué mujeres? Porque las mujeres son consideradas más dóciles, fieles, más disciplinadas y… más baratas. Y la feminización del trabajo permite reducir los costos de producción, algo imprescindible para el salvajismo del sistema capitalista.

Podríamos decir que la raíz de todos los problemas a los que deben hacer frente las trabajadoras de la confección asiáticas es la altísima producción que se les exige; algo conocido como el production target, un número de piezas que tienen que coser cada día de su jornada laboral que es totalmente inabarcable. Eso se transforma en jornadas laborales de más de 60 horas semanales: unas 10 horas al día 6 días a la semana. Disponen de pequeños ratos de descanso que no son de más de media hora para comer y tres minutos para tomar un té.

Las horas extra no existen, los días de fiesta desaparecen cuando hay picos de producción y las trabajadoras dejan de cobrar si se niegan a trabajar fuera de su turno de trabajo. Abusos patronales en forma de rebajas de sueldo y de horas de trabajo no pagadas, el maltrato físico y psicológico por parte de los supervisores, la marginación económica y la falta de tiempo para atender las necesidades de los hijos, entre otros, son la concreción de una demanda productiva irracional.

Es fundamental hacer hincapié en el rol de las mujeres en esta lucha, ¿qué creen que fue lo que las llevó a empoderarse y organizar un sindicato en medio de una sociedad como la de India en la que el rol de la mujer es tan denigrado?

Como hemos comentado, las mujeres indias sufren una triple discriminación: social, económica y de género. Y a menudo estos tres planos conviven. De esta forma, además de sufrir la miseria económica en la fábrica y en casa, tienen que soportar constantemente abusos machistas por parte de sus supervisores o de sus maridos.

Sin embargo, algunas de las mujeres que hemos conocido han huido de sus maridos como paso previo a asumir su lucha sindical. De alguna forma, son conscientes de que la consecución de sus derechos sólo será posible en la medida en que conserven su integridad en todas las facetas de su vida.

En un principio, cuando aún no habíamos viajado, pensábamos sólo en apuntar el papel de los sindicatos y su lucha. Pero al llegar allí, conocimos el poder de organización de esas mujeres y la voluntad de cambio de todas ellas. El activismo había ganado mucha presencia en sus vidas y por lo tanto debía hacer lo mismo en el documental.

Lo que lleva a las mujeres a sindicarse y a luchar es, por un lado, el no tener nada más que perder que la vida y, por el otro, la esperanza y la ilusión de luchar por recuperar o simplemente por la consecución de unos derechos que se les han negado sistemáticamente o les han sido arrebatados.

El sindicato Garment Labour Union, el sindicato que conocimos, organiza jornadas de formación en materia de derecho laboral y con la ayuda de abogados y activistas explican a las trabajadoras más jóvenes cuáles son sus derechos y cómo hacerlos valer. Les explican, por ejemplo, qué significa el acoso sexual y cuáles son los mecanismos para evitarlo; cuáles son los servicios que la empresa está obligada a ofrecer; o qué deben hacer para lograr victorias concretas relacionadas con el salario, las horas extras o las prestaciones sanitarias a las que tienen derecho por ley, etc.

Para todas ellas es complicado compaginar sus responsabilidades cotidianas con los compromisos del sindicato. Hay que tener en cuenta que socialmente aún no está aceptado que una mujer casada se organice e invierta en ella misma, en su formación y en su bienestar, por lo que para muchas se hace demasiado complicado ser constantes y persistentes con el movimiento.

En su día a día, esa voluntad de cambio es el motor que da energía a su vida y eso se refleja en el documental. Estas reuniones entre mujeres no sólo persiguen su formación, sino que también actúan como punto de encuentro y de socialización, de acercamiento para relacionarse entre ellas y para crear mecanismos conjuntos que les sirvan para gestionar sus recursos de manera efectiva y ser más poderosas al margen de los maridos y de los patrones.

El problema no es que esas condiciones de trabajo sigan existiendo, sino que crecen y empeoran cada día, se han convertido en el sustento del sistema capitalista, cada vez más egoísta, cada vez más inhumano.

¿Cómo fue el proceso de financiamiento del documental?

En No Dust Films desde el principio apostamos por la libre circulación y la socialización del conocimiento, ya que estamos convencidos que debe ser de uso público. Es por eso que Las costuras de la piel tendrá una licencia Creative Commons. Eso quiere decir que en cuanto consideremos que la etapa de presentar el documental a festivales de cine nacionales e internacionales haya llegado a su fin, Las costuras de la piel podrá ser copiado, modificado y distribuido prácticamente sin restricciones.

Creemos que este tipo de licencias contribuyen a la creación de un escenario extremadamente fértil, donde la inteligencia pública se convierte en la depositaria de los saberes que emanan de cada producción cultural. Dicho de otro modo, las licencias libres resitúan la cultura en el terreno público que siempre había ocupado.

Los estándares de distribución y consumo audiovisual están cambiando, en un contexto en que las estructuras ahogan la cultura y limitan la creatividad, creemos conveniente explorar nuevas fórmulas de producción y financiación. La microfinanciación representa y ha representado en el caso de Las costuras de la piel la posibilidad de socializar la producción y generar riqueza y conocimiento cultural de manera común.

Durante un año y medio muy intenso hemos estado trabajando en la producción de Las costuras de la piel y lo hemos hecho asumiendo nosotros todos los costos de la producción. Y con el documental casi terminado, iniciamos una campaña de micromecenazgo de 6.000 euros para cubrir los gastos de traducción del documental, de postproducción de sonido y de promoción, ya que el principal objetivo siempre ha sido hacer llegar la historia de las protagonistas del documental a tanta gente como sea posible. Con la confianza que nos dieron más de 200 mecenas conseguimos completar el plan de micromecenazgo y esto nos permitió dar un acabado de cine profesional a la pieza.

¿Cuál es la repercusión que esperan o pretenden? ¿Creen que pueda ayudar a lograr leyes laborales que protejan a estas mujeres?

Nuestro objetivo siempre ha sido llegar con esta historia de lucha al mayor número de espectadores posible. No queremos auditar a las grandes marcas ni convertirnos en árbitros de lo que está bien y lo que está mal. Con Las costuras de la piel queremos que cada espectador pueda fijarse en lo que más le interese del documental y reflexione sobre las cuestiones que se plantean: véase el consumismo, las condiciones de esclavitud a las que somete el capitalismo a sus obreros, la necesidad de la lucha sindical, la desigualdad norte-sur, la situación de la mujer en la India, etc. No dejar indiferente a nadie es la primera gran victoria de No Dust Films y Las costuras de la piel. A partir de aquí cada uno es cada uno y sacará sus propias conclusiones.

El documental directamente no ayudará a que las leyes laborales protejan a estas mujeres, somos las personas quienes tenemos que cambiar el chip y empezar a actuar de forma consecuente y lanzarnos al activismo, ya sea con actos de consumo o con luchas contra los gigantes del textil mundial o todos aquellos ámbitos en los que el capitalismo y el norte opulento se aprovechan del Sur tramando relaciones desiguales e injustas, esclavizando y sometiendo los unos a los otros.

¿Cómo es y será el proceso de difusión/presentación del documental?

Con el documental terminado lo que estamos haciendo es presentarnos a festivales catalanes, españoles e internacionales. Estos festivales muy a menudo exigen que las piezas que concursen en ellos no se hayan estrenado en ninguna sala comercial ni estén a la venta.

Pero en cuanto acabemos la etapa de presentar el documental a festivales, queremos dar el máximo recorrido a Las costuras de la piel. Es por eso que estamos abiertos a proyectar el documental allí donde haya alguien con un proyector y dispuesto a verlo; por lo que sí a las entidades que conozcan la historia que contamos, les interesa y deseen proyectar el documental, queremos decirles que nos escriban y se pongan en contacto con nosotros, porque haremos lo posible para organizar todas las proyecciones que nos propongan.

 

No Dust Films

No Dust Films es un grupo de cuatro jóvenes catalanes licenciados en Comunicación Audiovisual que comparten el interés por el cine y la voluntad de expresarse, experimentar y aprender. Trabajan en la creación de piezas audiovisuales y creen en la cooperación como medio para lograr sus objetivos en un proceso de crecimiento personal y colectivo. El primer proyecto ha sido el documental Las costuras de la piel.

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