No estuve con Norita

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Desnuda y estrangulada. Así apareció Nora Dalmasso hace quince años en su casa de Río Cuarto, Córdoba. Recién hoy comienza el juicio contra Marcelo Macarrón, acusado de contratar sicarios para matar a su esposa. El cargo es “homicidio calificado por el vínculo, alevosía y promesa remuneratoria” como instigador. En el medio, pasaron tantos fiscales como hipótesis distintas y hubo tres acusados que fueron sobreseídos: el propio hijo de la víctima, un ex asesor gubernamental y un “perejil”.

Nora no solo fue víctima de femicidio sino de la más cruenta violencia simbólica: los medios no pararon de hablar de ella, que salía mucho con amigas, que tenía una vida sexual muy activa, que tenía 18 amantes, que dormía con el hijo, que eran swingers y mil cosas más.

Los hijes de Dalmasso y Macarrón (Facundo y Valentina) renunciaron a su rol de querellantes en 2016 cuando el fiscal acusó a su padre de haber pagado para que mataran a su esposa mientras él jugaba un torneo de golf en Punta del Este. Y hace poco se conoció que la mamá de Nora, Delia “Nené” Grassi, también renunció a la querella. ¿Quién pide justicia por Nora?

La remera de la foto dice “No estuve con Norita” y se vendía como pan caliente en 2006. La uso en una clase sobre violencia mediática. Recuerdo a muchos varones riéndose cuando circuló la noticia de esa remera. El diminutivo de “Norita” no se usó solo en esa remera: así lo cubrió mayoritariamente la prensa nacional y local.

Cuando decimos que los varones tienen que revisar la cultura de la violación y romper el pacto entre machos, es porque tienen que dejar de matarnos, violarnos, acosarnos; pero también significa que tienen que dejar de burlarse y reirse de lo que nos hacen. Dejar de celebrar el sexismo, dejar de callarse, hacerse cargo de intervenir, marcar, cuestionar.

Les feministas tenemos un largo linaje en este ejercicio de la interpelación. Como dijo Sara Ahmed, nos dicen “feministas aguafiestas”. Que queremos evitar la diversión, que incomodamos a las personas, que arruinamos la cena. “Si piensan que enfrentarse al acoso sexual se trata de privarlos de su disfrute, estamos más que dispuestas a privarlos de su disfrute”, exclama la autora.

La crueldad de este mundo es infinita. Miro esa foto que uso hace años y sigo sin poder admitir que vivo en un país donde estrangulan a una mujer y luego hay personas que se ponen una remera para burlarse.

Justicia por Nora Dalmasso y por todas las víctimas de femicidio, transfemicidios y crímenes de odio.

Que absuelvan a Higui y a todas las personas que se defienden de una violación.

Que aparezca Tehuel y todas las personas que nos faltan.

Y que el mundo se llene de feministas aguafiestas.

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