¿Qué hay detrás de las llamas?

Compartir

 Por Marina Zato

Entre el mes de septiembre y lo que va de octubre, imágenes y videos de grandes incendios en distintas provincias de Argentina han recorrido las redes sociales. Al día de hoy, según el Servicio Nacional de Manejo del Fuego (SNMF), entre el 1 de enero de 2020 y el 8 de octubre, fueron 20 las provincias afectadas por focos de fuego. No obstante, la mayor parte de los incendios se desarrollaron entre los meses de agosto y octubre, siendo las provincias más afectadas Chaco, Córdoba, Santa Fe, Catamarca, Entre Ríos, San Luis, Formosa, Tucumán y Salta. Sobre la superficie estimada, el reporte releva que entre el 1 de enero y el 8 de octubre, se destruyeron más de 769.000 hectáreas.

Enrique Viale es abogado ambientalista y coautor, con Maristella Svampa, del libro “El colapso ecológico ya llegó. Una brújula para salir del (mal) desarrollo”. Sostiene que: “La situación fue y es dramática. Es una situación muy compleja, relacionada con incendios generalizados. Se han quemado más de 600.000 hectáreas. Imágenes realmente dantescas, de fuegos avanzando, sin poder controlarlos. Lo importante es ver qué hay detrás de los incendios. Poder pensar y debatir sobre qué es lo que provoca este tipo de incendios, porque lejos estamos de que sean incendios naturales. Es una combinación entre incendios provocados por un modelo de mal desarrollo que puede ser el agronegocio -en el caso del Delta del Paraná-, en otro lado para avanzar con el bosque nativo y en otro lado, como en Córdoba, para avanzar con la especulación inmobiliaria. Pero es la misma matriz. Eso, sumado al cambio climático global, que genera eventos climáticos extremos como sequías más fuertes, el combo es esto que pasó, una situación de destrucción absoluta” explica Viale, quien finaliza: “las pérdidas son muy grandes. El incendio tiene la característica de arrasar con todo. No deja nada en pie, nada con vida. Incluso el subsuelo termina quemado y caliente por varios días. La pérdida es absoluta. Recuperar esto va a durar varios años, décadas. Es una situación muy dramática y en un contexto también regional dramático, con los incendios del Amazonas y la Chiquitania en Bolivia”.

“Los mapas de la pobreza coinciden con los mapas de la degradación ambiental. Son los modelos productivos los que nos trajeron hasta acá. Con megaminería, con agronegocio en gran parte de nuestro territorio, con fracking en la Patagonia, tenemos a la mitad de los pibes bajo la línea de pobreza. Y nunca pensamos eso. Creemos que para solucionar eso hay que hacer más de lo que nos llevó a ese número. Nunca pensamos que en realidad hay que transicionar y salir de estos modelos productivos y empezar a pasar a otros que apunten a la vida, a los pueblos.”

Sierras y memorias arrasadas en Córdoba

En Furias tuvimos la posibilidad de hablar con personas de algunas de las provincias más afectadas para conocer cómo han sido y siguen siendo los incendios en la zona. No obstante, enfatizamos que más de la mitad de las provincias argentinas se han visto afectadas por incendios a lo largo de los últimos dos meses.

Cecilia Galasse vive y cuida una reserva de bosque nativo en la zona de San Marcos Sierras, en la Provincia de Córdoba. Cuenta que “Córdoba tiene tres cordones de sierras muy afectados y todo se incendió. Los incendios acá empezaron hace 25 años. Hay un mapa de 1904, en el que se muestra que el 70% de Córdoba era bosque nativo. Hasta hace 3 años, hasta el 2017, podíamos decir que el bosque nativo llegaba más o menos al 11%. Pero, en buen estado de conservación, era el 3%. Es decir, del 11% que queda, sólo el 3% está en buen estado de conservación. Nos quedaban, antes de estos incendios, alrededor de 600 mil hectáreas de bosque nativo”. Según el Artículo 40 de la Ley de Bosques: “En los casos de bosques nativos que hayan sido afectados por incendios o por otros eventos naturales o antrópicos que los hubieren degradado, corresponde a la autoridad de aplicación de la jurisdicción respectiva la realización de tareas para su recuperación y restauración, manteniendo la categoría de clasificación que se hubiere definido en el ordenamiento territorial”.

No es la primera vez que Córdoba sufre incendios de gran envergadura. En el año 2009, se quemaron cerca de 150.000 hectáreas en la provincia. En 2013 fueron 90.000 las arrasadas. Publicado en UNCiencia, un informe del Instituto Gulich (UNC-Conae) explica que, entre los años 1999 y 2017, en Córdoba se vivieron 5.358 incendios; éstos afectaron a 700.385 hectáreas, un 28,9% de la superficie que suman las Sierras Chicas, las Sierras Grandes, las Sierras del Norte y las Cumbres de Gaspar.

Cecilia Galasse es descendiente de Tulián, del pueblo Comechingón. La mayor parte de los territorios arrasados en la provincia son tierra sagrada, representando una irreparable pérdida en términos culturales, históricos y espirituales para este pueblo. “Muchos de los incendios son en zonas donde quieren construir caminos, emprendimientos inmobiliarios y ampliar la frontera agrícola. Nosotros, hace dos o tres años, nos fuimos enterando del objetivo de hacer una autovía. Todo el trazado era por la montaña, todo por zona roja de bosque nativo en buen estado de conservación. El 70% de la construcción de la autovía pasaba por el bosque. El primer tramo lo hicieron muy rápido. La Ley de Bosques dice que primero tiene que haber un estudio de impacto ambiental; luego, tenés que hacer una audiencia pública, presentar el proyecto a todas las personas de la zona por la que va a pasar el trazado y la gente tiene que opinar al respecto. Logramos parar la segunda parte” explica Cecilia, quien afirma, además, que: “parte de todo lo que se quemó y está quemando es, por un lado, toda la zona por donde ellos querían hacer pasar la autovía, por el Valle de Punilla, y toda la zona por donde querían hacer pasar la tercera parte de la autovía. Es imposible contar cuánta vida perdimos, cuántos animales se murieron, pero son demasiados. Las personas que trabajan en área forestal hablan de más de 10 millones de árboles sólo en Córdoba y sólo en estos dos meses”.

Cecilia hace especial énfasis en la solidaridad que se ha visto en el pueblo provincial para intentar frenar los incendios y las brigadas civiles que se han reunido para tratar de contener las llamas en Córdoba. Considera que todos los incendios en Córdoba son intencionales: “Hay 5 o 6 pibes presos, casi todos menores, que los agarraron prendiendo algún fuego con un encendedor, pero a los que mandan a prender el fuego no se les da una cara y un nombre. En 25 años, ninguno de estos grandes empresarios fue preso, ninguno tiene causa, por la complicidad del gobierno provincial. A una familia con tres hijos le hicieron un allanamiento, buscando a unos ‘vándalos’ que habían hecho una intervención artística contra los incendios en una parada de colectivo. No detienen a quienes están prendiendo fuego, pero sí a quienes se manifiestan” finaliza Galasse.

Entre Ríos: sufren los humedales, ganan los agrotóxicos

Christian Acosta es productor hortícola y coordinador provincial de la Unión de Trabajadorxs de la Tierra (UTT) en Entre Ríos. Explica que “el avance de la soja y el maíz particularmente en Entre Ríos es muy grande. El sistema de islas del Delta no se usa con fines agrícolas desde ahora, sino desde hace más de cien años, pero no con la intensidad de ahora. Eso creo que es un combo”. El sistema del Delta representa el 15% del territorio entrerriano. Es uno de los pocos ecosistemas semejantes a nivel de tamaño y complejidad que quedan y que cumple un servicio ecosistémico fundamental, tanto para Entre Ríos como para Santa Fe y Buenos Aires.

Cuenta Acosta que: “hoy, con esto, vamos a tener grandes consecuencias. En principio, al compactar terrenos que antes amortiguaban la lluvia y la bajante de agua. Si nosotros desmontamos, el suelo se compacta, rompe la microbiología del suelo. Esta no absorbe la suficiente agua como antes y se genera un proceso de desertificación del suelo. Y si encima a eso después se le pone una carga animal que genera una compactación, eso hace que la función de esponja del humedal se vaya perdiendo y provoca que luego se inunden Buenos Aires, Santa Fe, las grandes ciudades que no tienen posibilidad de amortiguación, porque el humedal ya no retiene lo que tenía que retener. Un poco pasa también con las modificaciones para emprendimientos inmobiliarios, que hacen eso mismo. Rompen el monte nativo, compactan el suelo para la cimentación y cambian el circuito donde escurría el agua naturalmente, cambiándole el sentido y pasando a inundar otras zonas”.

La UTT de Entre Ríos calculó el impacto ambiental de los últimos 12 años. En el informe, indican un aumento del 55% en la frontera agrícola. Al aumentar 55%, la agricultura tuvo que arrasar con los montes, llegando a destruir más de 2 millones de hectáreas. El resto de los cultivos que no son soja y maíz bajaron considerablemente. El informe de la UTT afirma un “aumento exponencial de la frontera agrícola y la sojización en Entre Ríos que pasó de 1.350.000 hectáreas agrícolas, en 2001 a 2.200.000 hectáreas en 2019 (…) De las 2 millones doscientas mil hectáreas 1.200.000 pertenecen a soja y 450.000 a maíz”. A su vez, explica Acosta que: “hay que tener en cuenta algo en lo que no se está poniendo foco, que es la Hidrovía del Paraná que uniría Paraguay con todo el cauce del Río Paraná. Eso va a requerir modificar el paisaje de los humedales para generar un mayor engranado y ampliación de la ruta navegable. Algo que tanto Argentina como Paraguay y el Mercosur lo tienen decidido desde hace tiempo. Creo que esto que está pasando ahora (los incendios) sería una forma de posibilitar que se justifique una obra de ese tipo. Al estar todo arrasado, hoy no se podría justificar que habría impacto sobre el monte nativo porque ya al monte nativo lo vienen destrozando. Y creo que es un problema, porque siempre en función de poner por delante, supuestamente, el progreso, la industria, se termina impactando en territorios que son muy complejos después de recuperar. Pero después, esos supuestos empleos nunca llegan”.

El informe explica que la Provincia de Entre Ríos es el lugar más contaminado por agrotóxicos en el mundo, con un crecimiento exponencial en el uso de barbechos químicos: “En el 2000/01 se utilizaba entre 50/70 litros x ha de agua y 1.5 a 2.5 litros x hectárea de químicos (glifosato, 2.4d, parakat, atrazina). Pero en 2018/19 se pasó a usar 100/130 litros x ha de agua y de 3 a 4 litros x HA (glifosato, 2.4d, parakat, atrazina), esto representa un aumento de 100% en uso de agua, aumentando la contaminación hídrica, y un 100% de uso de agroquímicos en el ambiente”.

Finalmente, añade Christian Acosta que “hay muy poco control. Acá los productores declaran ganadería y hacen soja. El arriendo de la tierra para ganadería es mucho más económico que para la soja. Y los impuestos que tenés que pagar son mucho más bajos. Entonces, arriendan campo, hacen declaración jurada diciendo que hacen ganadería, pero hacen soja. También son distintos los volúmenes de producción. Hacés más guita y la hacés en negro, porque después tu liquidación la hacés declarando volumen de ganadería, pagás muchísimas menos retenciones. Acá se comercializa maíz y soja en camiones, totalmente en negro, para engorde. Es un tema que pocos se animan a plantear porque están prendidos todos. Políticos, todos”.

Santa Fe: “Somos luchadores sociales que tenemos verdura en las manos”

Federico Di Pasquale es integrante y coordinador de la regional Santa Fe de la Unión de Trabajadorxs de la Tierra (UTT). Cuenta que: “En Santa Fe, hace varios meses que vienen produciéndose quemas de los humedales, intencionales. Quemas tremendas, un ecocidio. Hectáreas y hectáreas perdidas, fauna silvestre carbonizada. Días de no poder abrir la ventana, humareda constante. Frente a eso, es sorprendente la actitud política. Hay una invisibilización por parte del Estado y de los medios. Es un ecocidio sin precedentes y se lo ve constantemente. Todo el tiempo hay humo en algún lado de Santa Fe”.

En Santa Fe, todos los años se producen quemas con la “excusa” de que el objetivo es generar mejor pastura para engorde. Además, las empresas vinculadas a la soja transgénica limpian el campo utilizando el fuego. Di Pasquale cuenta que sectores inmobiliarios han aparecido ya queriendo comprar tierras desmontadas por estos incendios. Entre los nombres más destacados de empresas vinculadas al deterioro ambiental, aparece el de Baggio. Cuenta además que “muchas veces se quiere culpar a los sectores populares que buscan lugares donde vivir. Pero no es así, porque incluso muchas de las casas precarias y de los barrios improvisados se han quemado, perdiendo la gente lo poquito que tenían, los colchones, las chapas, muchos han quedado a la intemperie. Criminalizan una toma de tierra, pero no criminalizan a los que prenden fuego y devastan. Hay tomas y tomas de tierra, no miden con la misma vara”.

La Ley de Humedales se intentó sancionar en los años 2013 y 2016. Las dos veces, frenada por los lobbies. El argumento para impedir la sanción de la Ley suele ser que ésta impediría trabajar y producir. Una nota de Noelia Barral Grigera en El Cohete a la Luna, “El lobby del fuego, indica que: “El conglomerado de lobistas que busca obstaculizar la iniciativa es nutrido y muy poderoso. Lo integran los productores sojeros, arroceros, forestales y ganaderos, las empresas mineras, los desarrolladores inmobiliarios y varios gobiernos provinciales, de todos los colores políticos”.

Federico Di Pasquale indica también que la Ley de Humedales es importante porque “nuestra calidad de vida, de toda la fauna y la flora que está o estaba ahí podría protegerse. Somos parte de un sistema, donde no podemos estar si no está ese entorno natural. Y la disputa por los recursos naturales es uno de los cánceres del capitalismo, que avanza sobre lo que sea y no le importa la vida. No le importa si fumiga a chicos o si quema a un montón de especies. Es la historia de siempre, el pueblo, con las armas que encuentra para defenderse, contra un poder tremendamente mayor y concentrado. Es muy dispar. Entre ellos avanzan como un bloque. Nosotros somos luchadores sociales que tenemos verdura en las manos, entonces es complejo”.

Cinco veces más incendios en Chaco

Dardo Tiddi es Técnico en Sistemas de Información Geográfica y miembro de la agrupación Somos Monte, Chaco. Explica que: “si miramos los mapas de los incendios de los últimos años, están todos concentrados en las áreas más aplicadas, zonas de rutas nacionales y provinciales, entre otros. Tenemos cuatro satélites relevadores que son de la NASA y pasan todo el tiempo alrededor de La Tierra. Estos satélites tiran, cuatro veces por día, todos los focos que relevan. Tiran puntos que representan, cada uno, un lugar, un cuadrado de aproximadamente 300 por 300 metros, donde el satélite relevó una temperatura superior a aproximadamente 370 grados, que se asocia a incendios grandes, porque no hay otra forma de generar ese calor. La suma de todos esos puntos día a día da un mapa de los incendios activos en el momento en que pasó el satélite. Al mismo tiempo, se registran y se archivan los anteriores. Con esto se identifica el punto donde están las llamas, no todo lo que se quemó en ese tiempo. Por eso es difícil saber cuánto se llega a quemar. A nivel de hectáreas, entonces, no es sencillo de decir, pero se habla del orden de más de 100.000 en Chaco. En septiembre y lo que va de octubre, en la provincia se detectaron alrededor de 26.000 focos de calor”.

Comparando estos datos con los de años anteriores, se puede ver que, por ejemplo, en el Departamento de San Fernando, donde se encuentra la ciudad de Resistencia, este año hubo cinco veces la cantidad de focos de calor que el año pasado. Es decir, fueron cinco veces más los incendios. Tiddi sostiene que “hubo una cantidad impresionante de incendios. En El Impenetrable se quemaron miles de hectáreas”.

Finalmente, añade Dardo Tiddi que: “a nivel de salud, en Resistencia hubo días donde no se podía respirar afuera por la cantidad de ceniza en el aire. Nosotros este año nos acostumbramos a ver atardeceres a las cuatro de la tarde, porque el Sol adquiría un color de atardecer por la cantidad de humo en el aire. Esto afecta en particular en un momento donde encima estamos en una pandemia de un virus que ataca las vías respiratorias. También hay gente que perdió la casa”.

El colapso es el presente

Eyal Weintraub es ambientalista popular y fundador de Jóvenes por el Clima Argentina. Cuenta que: “estamos inmersos en este momento en una situación de crisis climática y ecológica. Ya no podemos hablar más de algo que va a llegar, es un problema del presente. Por otro lado, tenés la pandemia, que lo que hace es encerrar a todos en sus casas, pero que desde que comenzó, la deforestación, la minería, el extractivismo han sido actividades exceptuadas. El 95% de los incendios son intencionados por el humano. Y además, si te fijás, nunca son las plantaciones de soja las que se queman”.

Gran parte de los incendios que se desarrollan en Argentina son en zonas de humedales. Por eso, la sanción de una Ley de Humedales es urgente. Explica Weintraub que: “en Argentina, tenemos la tendencia de construir countries de lujo al lado de barrios populares. Muchas veces, ese lugar donde se construye un country es un humedal. Para poder construir el country se tiene que llenar ese terreno de tierra. Al rellenar un humedal, el humedal pierde una de sus características, que es absorber agua. Y esa agua que antes era absorbida por el humedal, ahora tiene que ir a otro lado. Donde termina yendo es a esos lugares alrededor del country, que son los barrios populares, porque el country tiene la infraestructura y la guita para generar un sistema de desagüe, y muchas veces al haber rellenado quedan en un territorio elevado, por lo que lo que se inunda son los barrios aledaños. Ahí hay un ejemplo de que las problemáticas ambientales son sociales también. Por eso a mí me gusta hablar de lo socioambiental.”

Los principales señalados ante estos desastres ambientales son empresarios. El Vicepresidente de Clarín, José Aranda, es un empresario arrocero en la Provincia de Corrientes, la cual es la provincia que más se está oponiendo a la Ley de Humedales, que permitiría proteger al Delta del Paraná, uno de los lugares que más incendios sufrió este año. Indica Weintraub que “ahí se nota que hay un entramado muy groso entre corporaciones, medios de comunicación y también algunos gobiernos locales, con complicidad u omisión”.

“Hubo distintos procesos de extinción masiva a lo largo de la historia de La Tierra. El último, el más reciente, fue el de los dinosaurios. Pero ahora estamos viviendo otra especie de extinción masiva, con la diferencia de que, esta vez, en lugar de ser un hecho natural, somos nosotros los que estamos extinguiendo a las otras especies. Todas las especies cumplen roles económicos y sociales, que nunca incorporamos a la cuenta”, añade Weintraub.

¿Cómo pensar el modelo productivo en un contexto de pandemia?

“Lo que vino a romper esta nueva ola de militancia ambiental juvenil es la idea de que la problemática ambiental es una problemática solamente ambiental”, afirma Eyal Weintraub. “Porque la crisis climática y ecológica no hace más que profundizar las desigualdades sociales ya existentes. Genera catástrofes que afectan mucho más a los sectores con menores recursos, a los sectores históricamente marginalizados, y que también son, en realidad, los que menores emisiones de gases de efecto invernadero generan”. Por otro lado, las catástrofes aumentan las tareas de cuidado, siendo las mujeres en quienes recaen estas tareas.

“Hay que dejar de hablar de lo ambiental por sí solo y empezar a hablar de lo socioambiental. Entender que lo social y lo ambiental son dos caras de la misma moneda, y pensar que esta pandemia es causa de un virus zoonótico. Los virus zoonóticos se pueden generar de diversas maneras. Primero, la ganadería industrial incrementa las posibilidades de que haya estos saltos, porque tenés muchísimos animales viviendo en condiciones paupérrimas, muy cerca, que les tienen que inyectar antibióticos y distintos tipos de protección viral, generándose muchas veces diversos virus que van saltando entre los animales. Las personas que entran en contacto con estos animales porque son quienes trabajan con ellos pueden contagiarse de esos virus. Entonces tenés la ganadería industrial que aumenta las posibilidades de que se generen los virus zoonóticos. Y aparte, cuando deforestamos y perdemos biodiversidad, esos animales, los que no mueren en la deforestación, se trasladan a otro lugar y empiezan a tener contacto con animales con los que nunca tendrían que haber tenido contacto. Y virus y bacterias que nunca se tendrían que haber juntado se empiezan a juntar también. Se sigue deforestando y, eventualmente, estos virus llegan a la ciudad. En muchos casos hay virus como el coronavirus, que pueden ser muy dañinos, pero que no nos enteramos porque están en sectores alejados a las ciudades y los lugares con población. Entonces, están directamente vinculadas la degradación ambiental y la propagación de virus zoonóticos” cierra Eyal Weintraub. 

Ph: Fernando Der Meguerditchian  (@fer_derme)

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Ceres Elementos Naturales
borde gris top
Contenido relacionado
Contenido relacionado
Las marcas del fuego

Las marcas del fuego

La crisis climática genera más frecuentes y más extensas temporadas de incendios forestales, y la Patagonia es una de las regiones más golpeadas. En marzo de 2021 una tormenta de fuego en Chubut cambió la vida de miles de personas. Andrea Depetri es una de ellas