¿Cómo se construye a una trabajadora doméstica? O cómo se destruye una identidad. Ninguna de nosotras soñó con ser trabajadora doméstica. A la mayoría de nosotras se nos instó a estudiar para no llegar a trabajar limpiando inodoros. Por eso es difícil llevar nuestra labor con orgullo, las pocas que sienten orgullo, también están alienadas y piensan como la patronal.
Por Aly Diarte *
Hoy es un día muy sensible para mí. Me costó horrores sentir orgullo de ser trabajadora doméstica. Me costó toda una vida entender porqué mi mamá se aguantaba tantas humillaciones y dolores cuando se ponía esos uniformes horribles y trabajaba tantas pero tantas horas para que nunca alcance para comer bien.
Odiaba ir a esas casas ricas a ayudarla y tener miedo de confundir de nuevo el inodoro con el bidet. Tener que hablar bien, sin los artículos adelante de los nombres, por poner un ejemplo. O aprender a comer las frutas con cuchillo y tenedor mientras ella, nuestra madre, rasqueteaba el piso de parquet de todo el comedor, arrodillada frente a nosotrxs.
Odiaba cuando esas personas me hablaban ó cuando lxs niñxs ricxs querían jugar conmigo. Odiaba sus comidas escasas en platos lindos. Odiaba tener que peinarme y viajar mas de dos horas para ir a lxs trabajos de mi mamá. Siempre eran más de dos.
Odiaba el obelisco.
Odiaba la ciudad y la ropa usada que nos solían regalar.
Mi mamá solía decir que era una mal educada y mal agradecida.
Tenía razón.
Por suerte ella no logró educarme porque nunca estaba en casa.
Hoy reivindico su sacrificio y hasta su alienación en pos de llevar algo para que podamos comer. Ella soñaba que nosotrxs algún día, nos pareciéramos un poco a la gente para la que trabajaba. Nos hablaba de esos maravillosos colegios. De sus costumbres y ropas. De sus viajes. Del honor que sentía al gozar con la confianza de sus patrones y que la recomendaran a otrxs patrones.
Ahora entiendo que ella solo quería vernos libres de la opresión y la vergüenza de ser pobres. Del dolor de panza de sentir hambre. De las discriminaciones xenófobas y racistas por ser paraguaya ó hijxs de una paraguaya. Por eso nunca nos enseñó a hablar en guaraní y de a poco también, nos fue dejando de cocinar comidas típicas, o escuchar su música. De a poco nosotrxs rechazamos nuestro origen y nos creímos que podíamos llegar a ser patrones blancos como lxs que explotaban y explotaron hasta su muerte a nuestra madre.
Hoy reivindico su trabajo heredado por mi hermana y por mí. No justifico sus maneras y sus formas, pero la abrazo y le digo Felíz Día Ma! Hoy lucho por vos, también.
*Trabajadora In-Doméstica. Feminista. Lesbiana, antirracista y abolicionista del trabajo doméstico y de casas particulares por considerarlo violencia de género.
Foto: Analía Cid
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