Ser Puta y Tarotista en México: Jess Caballero

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Por Quetzalli Domínguez

Si eres puta te desheredan. Si eres puta ya no eres hija de nadie, ya eres la hija de la calle, la pobrecita, la drogadicta, la víctima. 

Jess Caballero es una regiomontana de 25 años que ejerce el trabajo sexual desde los 18, a su vez también es cantante de profesión y lectora de tarot. No tiene nombre artístico, nunca tuvo que esconder su identidad desde que decidió ser trabajadora sexual. Cruzamos media ciudad para encontrarla en el silencioso Hotel Aranjuez, llega puntual y nos recibe sonriente. No hay comensales, solo nosotrxs y los meseros del lugar que nos ven de reojo, escuchándonos, mirando sí, a Jess, mientras siguen cabizbajos trabajando a unos metros de nuestra mesa.

No necesita nuestra presentación, tal parece que ciertas personas solo requieren el estímulo más leve para hablar de todo eso que la gente no quiere escuchar; o de lo que nunca se pregunta, por incomodidad, asco o repulsión. Jess comienza, no tardamos en intimar y entrar por los resquicios de esa historia tan desoída y menospreciada como lo es la historia de vida de una puta. 

Prostitución vs. Trabajo Sexual 

A Jess le interesa esclarecer a lxs lectorxs que no es lo mismo prostitución que trabajo sexual,  que en la prostitución la persona no puede elegir a su clientx, ni el pago, ni el horario, ya que está subordinada a la agencia, o a la persona que las contrata (en el caso de quienes trabajan en calle). En el trabajo sexual la persona ejerce como su propix jefx, lxs trabajadorxs sexuales deciden libremente a qué tipo de clientxs ver, en qué horarios, cuánto es lo que quieren ganar por hora (ya que cada quien elige sus tarifas), etc. Por lo tanto, son dos mecanismos distintos: en la prostitución se obliga, como una extensión más del sistema capitalista, a trabajar de tal manera; en el trabajo sexual las decisiones las toma la persona que ofrece sus servicios. 

¿Cómo comenzó Jess a ejercer el TS?

Primero como bailarina en diferentes table dance de Monterrey, dice Jess: desde el más nice, con gente de mucho dinero, hasta los más arrabaleros. 

Cuenta que uno de sus shows más entrañables fue cuando protestó en el escenario por la desaparición forzada de los 43 estudiantes de Ayotzinapa. Ella apareció con la sentencia “¿por qué nos están asesinando?” pintada de rojo sobre su cuerpo, mientras sonaba de fondo la canción “Antes de que nos olviden” de Caifanes. Para Jess exponer su indignación en un table dance (lugar menos pensado, quizás), significó la entrada a una militancia que iría formando desde su trinchera. Para los clientes del lugar este show fue sorpresivo ya que: estaban con cara de “wey esta mona está loca” con la idea de los del norte de “wey qué pedo, yo vengo a ver chichis y cola”, y no se esperaban ese mensaje tan contundente de mí. 

Después de ello se recluta en una agencia como prostituta, pero pronto se dio cuenta que publicitaba y reclutaba a menores de edad; ella fue descubriendo que aunque algunas recién habían cumplido 18 y lo hacían por decisión propia, la mayoría estaba ahí creyendo que iban a ganar mucho dinero, pero lo que en realidad pasaba es que caían en la drogadicción porque la misma agencia se las proporcionaba y además les mentía sobre lo que debían hacer. Es entonces cuando Jess decide alzar la voz, ya que estaba consciente que con la infancia no se juega y de la situación por la que pasaban aquellas chicas.

Jess dice que incluso teniendo la chica 17 años y accediendo a un servicio sexual, piensa ella que el “deber ser” del cliente ante las menores de edad, es decir “no”, porque la chica aún no tiene la madurez emocional ni psicológica para tomar este tipo de decisiones. Sin embargo antes de poder quejarse de ello, Jess fue despedida del lugar.

Al rememorar su primera experiencia como trabajadora sexual Jess remarca: cuando tú entras a laborar siempre vas a tener un montón de clientes, porque el vato siempre te va a ver como carne, y tú no debes de permitir eso, dentro del trabajo sexual tú no debes de permitir eso. ¿Cómo no lo permites tú, Jess?, y responde: tomando el control, ya si al cliente no le gusta, a ver aquí está tu dinero y no te brindo más el servicio. Nos habla de su primer trabajo remunerado y comienza: la primera vez fue un tanto desagradable, porque me mandaron de Poisson, entonces yo no sabía qué pedo, en el ambiente de table le llaman “salidas”; vi al cliente y ya en el acto me pone en una posición en cuatro y se empezó a quitar el condón, entonces como yo lo vi, rápido paré el servicio y como quiera me fui con mi dinero. 

Jess dice que es con el paso del tiempo que una se vuelve más “vivaracha” en este trabajo. Cuenta que desde que le abre la puerta de la habitación a su clientx, ella ya escaneó: manos, rostro, ojos, posiciones, yo ya sé que le gusta y qué no le gusta. Jess es wiccana (profesa la religión wicca, la cual no cree en un solo dios, sino en la dualidad de un dios también femenino); cree en la naturaleza, en su percepción, en su sentir y en su intuición, y eso siempre lo traslada al TS.

La historia de Jess es la de una mujer que decidió conocer y explotar su sensualidad para con ella misma y con lxs otrxs, cobrando un precio por ello. Explotando su “capital erótico”, concepto del que se comienza a hablar en el TS. 

La vida íntima fuera del TS

La hija de Jess tiene 7 años. La niña sabe que su madre es bailarina. Jess dice que sabe hasta dónde debe saber conforme a su edad, pero que en cuanto tenga la madurez suficiente le hará saber su oficio. No lo duda.

Además tiene pareja desde hace año y medio. A pesar de que él no ha terminado de entender el trabajo de su novia, ella dice: él sabe que yo no vendo mi intimidad, vendo mi tiempo y mi esfuerzo físico (el placer). 

Sus servicios sexuales 

Comenzó anunciándose por Facebook, pero le bloqueaban constantemente las cuentas hasta que emigró a Twitter, ya que esa plataforma tiene más apertura con los contenidos. Jess tiene más servicios de parejas solicitándola para tríos, que personas solas. También ha tenido encuentros con personas con discapacidad. Las mujeres son las que menos contratan servicios sexuales, por lo tanto desde el 2019 ella ofrece el 10% de descuento en el costo de sus servicios a clientas solas. Son muchas las trabajadoras sexuales que no aceptan servicio a mujeres porque se dicen “heterosexuales” y/o porque no se sienten cómodas o no saben hacerlo con una chica. Está consciente que la mayor parte de sus clientes son casados, pero entiende lo difícil que es tener un matrimonio monógamo; sabe que decir esto la lleva a una contradicción con su vida profesional y cree que lo ideal es que se hable con la confianza suficiente sobre el deseo de estar con otra persona. Eso es lo que ella considera debe ser la intimidad de una pareja. Sin embargo sabe que se encuentra en ese filo entre la moral y su trabajo.  

Su “speach de venta” como ella misma lo llama, es ese primer contacto con la/el clientx en el que ella envía su nombre, su edad, dónde radica, sus horarios y sus precios por hora. También hay clientxs que la contratan solo para hablar, para conocerla, y dice Jess: muchos me han dicho ¡Es que tú vendes tu intimidad! y yo digo “no, para nada, la intimidad va mucho más allá del placer del cuerpo”. La intimidad es tu psique, tu verdadero pensar, tu verdadero ser y yo no hago eso con mis clientxs; yo les brindo placer corporal y claro que va incluido también un placer intelectual, un vínculo, que no es amistad claro porque hay un negocio de por medio, pero que sí es un vínculo, una química. 

Trabaja únicamente en hoteles, así se protege y protege a sus clientxs. Prefiere hacer su trabajo en espacios públicos como son los hoteles (donde hay seguridad, recepcionistas, cámaras, etc.), y no ofrece servicios de pernocte. 

El tarot

Por su madre conoció el tarot, antes de que ella falleciera le heredó sus cartas. Así fue que Jess decidió aprender a leerlas con ayuda de expertos que le enseñaron todo sobre el tarot egipcio. Dice Jess que desde que empezó a implementarlo dentro de sus servicios sexuales nunca ha tenido quejas de ningún clientx, ya que el tarot está relacionado con la psicometría de las personas, y dice: al final de cuentas le clientx le da significado a las cartas, yo solamente interpreto, no hay nada de mágico en esto, es una ecuación que debo de despejar. 

Jess se identifica con la carta de la emperatriz porque en ella habla de abundancia y de maternidad: me identifico porque sé tomar decisiones, y como dice Georgina Orellano (trabajadora sexual, militante por los derechos humanos de lxs trabajadorxs sexuales en Argentina y presidenta de AMMAR) “a mí me dolió más amar que cobrar” y las mujeres siempre estamos tomando decisiones fuertes. También se siente atraída con la carta de la templanza porque ésta va aunada con el manejo de tiempos, el pensar lo que se va a hacer, y más porque todos los días conoce a alguien nuevo en su trabajo. También piensa en esa templanza que ella misma necesita para soportar y empatizar (cual psicóloga) las quejas de sus clientxs acerca de sí mismxs, de su vida, de las mujeres, sus relaciones maritales, la infelicidad, el trabajo, lxs hijxs.

Militancia feminista desde el TS

¿Cómo se contienden lxs trabajadorxs sexuales en México? 

Existen colectivos, cooperativas y asociaciones de trabajadorxs sexuales en México. Un ejemplo fue “Alerta Divas” agencia dedicada a alertar a lxs trabajadorxs sexuales sobre sus clientxs, en la cual se reportaban casos desde lo más simple como la anti higiene de algún clientx, hasta los reportes de violencia física y robo. Poco después esa agencia fue acusada de trata de personas y entonces cerró. 

Jess Caballero comenta que ahora las putas en la Ciudad de México se han organizado en grupos de WhatsApp y es por ese medio que se reporta información y a su vez se protegen entre ellas; también informan su ubicación (el nombre del hotel, el número de habitación y el horario). Y siempre que alguna tiene problemas, envía una alerta y las compañerxs que estén cerca del lugar llaman o hacen acto de presencia en el lobby del hotel buscando a la persona en cuestión. 

Jess sabe que el TS es satanizado y dice que sucede porque la sociedad no comprende que hay personas que tienen control sobre su sexualidad, así como por la desinformación. Ella cuenta que fue María Midori (compañera trabajadora sexual), quien creó AMETS (Alianza Mexicana de Trabajadorxs Sexuales) en 2017, grupo de trabajadoras sexuales quienes también abrazaron a las chicas trans, a causa de esa necesidad de hermanarse con todxs aquellxs que se dedican al TS. Jess es parte de AMETS, y aunque sabe que la alianza aún no se ha desarrollado como debería y que falta informar y delimitar información (como por ejemplo que prostitución y trabajo sexual no es mismo), ella confía en que poco a poco han ido tomando las calles y van visibilizando su lucha por derechos laborales (como tener acceso a una vivienda, a servicios de salud), así como por disipar mitos sobre el TS.  

Le preguntamos cómo es que milita con el feminismo desde su trabajo y su respuesta fue contundente y rápida: con el simple hecho de decidir qué hago y qué no. Hay clientxs que me dicen “deberías de….” No no debería, tú deberías de buscar otra scort. O “deberías de cobrar menos”, de esos hay bastantes. Y yo que de por sí tengo problemas por mi peso, me han hasta dicho “es que ya estás engordando, deberías cobrar menos” y yo les digo “uy no, tengo clientxs que por eso hasta me pagan más, es más, me pagan por kilos” (ríe). ¿Ellxs quiénes son para juzgar si también están contratando? Sí hay clientxs que regatean el precio, pero no, en mi trabajo y conmigo no. Ya no más. 

El hoy para lxs trabajadorxs sexuales y para Jess 

En México el TS sigue siendo penalizado, se confunde la prostitución y el TS con la trata de personas; Jess dice que a lxs trabajadorxs sexuales no se les puede acusar de nada: solo hasta que la persona te esté viendo que recibes un dinero en tu mano y en la habitación. Se les sigue criminalizando a tal punto que la policía sigue operando con actos violatorios de derechos humanos para con ellxs. Siguen siendo vulnerables ante la policía y las leyes; trabajando en espacios clandestinos, siendo juzgadxs, rechazadxs y jamás solicitadxs a espacios públicos para escuchar sus historias y “visibilizarlxs” a la luz del día, aunque ellxs siempre han estado.

Pero no todo es malo ya que lxs trabajadorxs sexuales se van abriendo brecha al hacer comunidad y comenzar a crear encuentros nacionales e internacionales; a solicitar audiencias en los congresos para exigir se tomen en cuenta sus propuestas. Y a seguir contendiendo, como cuando se celebró en julio del 2014 que 50 trabajadorxs sexuales del entonces Distrito Federal (ahora CDMX), solicitaron una credencial que las reconoció, por lo pronto, como trabajadoras no asalariadas, cuestión que ayudó a que la policía no las siguiera extorsionando. 

Con respecto a su decisión por ser trabajadora sexual Jess comparte: siempre fui muy pública, nunca tuve miedo a las repercusiones sociales, familiares o psicológicas. Yo soy la junior de las putas, yo no tenía la necesidad de trabajar de esto, tenía otras opciones, no como muchas otras chicas que o son obreras o son niñeras o son putas. El mismo sistema capitalista arrastra a muchas a tomar esta decisión y hay quien no se siente cómoda con esto, pero también habemos las que sí. Yo soy una de esas historias no terroríficas o tristes que van a escuchar. 

Ella ha sufrido acoso sexual dentro y fuera del TS, solo por ser mujer, no por puta. Ha tenido clientes que se han tomado roles paternalistas que ella ha rechazado y que jamás pidió. La han hostigado y violentado. También se ha dejado fantasear por algún cliente, se ha encariñado sí, pero eso ocurre entre colegas de cualquier trabajo; aunque aclara que a la hora del pago ella siempre recuerda la relación scort-cliente, que la hace tocar tierra de nuevo. Le llega el recuerdo (que le saca lágrimas) de la vez que un cliente le regaló un cuaderno pautado en su última cita antes de que ella dejara su trabajo por un tiempo, para retomar sus estudios en música. 

Actualmente Jess busca extender sus servicios a otros estados de la República como Jalisco, Puebla y Veracruz, aunque teme por su seguridad, por ser en algún momento violentada y víctima de la trata de personas que hay en el país. A Jess no le importa si la llaman puta, scort, trabajadora sexual, mientras sus clientxs tengan bien claro “que ella es la que decide sobre su trabajo”. Se despide haciéndonos reflexionar en torno a que hay que dignificar la palabra puta, y dice: realmente somos putas, pero eso no nos tiene porque hacer sentir mal porque nosotras estamos decidiendo qué hacer con nuestro cuerpo. 

Jess y David comienzan con la sesión de fotos, nos interesa retratarla, dejarla para la posteridad al lado de la trinchera del periodismo y la literatura como herramienta testimonial. 

Fotografía: David Sequeda

Commentarios de Facebook

2 Comentarios

  1. Luna turquesa

    Excelente entrevista!! Jess muy inteligente!!!

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  2. Aine

    Quede facinada con la descripción y la realidad del trabajo, con su emprendimiento, y la lucha por lo que poc@s se atreven y que aquello que anhela lo esta logrando, sus metas y sueños,se hacen realidad pese a todas aquellas creencias de la gente que carece de información o se muestra ignorante ante el tema, que deberia escucharte hablar y conocer tu forma de ver la vida y de tu ideología, para que abran los ojos y se den cuenta de que solo estan frente al capitalismo y patriarcado de siglos antiguos y rezagados.
    Mucho exito en tu carrera

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