Dossier Especial: TRATAr de abrir los ojos

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Por Sofía Espul 

“No existe nada nuevo bajo el sol”.
 Mito del eterno retorno (1990). M. Eliade.

En estos días los medios le han dado bastante difusión y se ha instalado la palabra TRATA. Pero de la problemática que conlleva la Trata de personas, ¿somos conscientes? Si queremos terminar con esto primero tenemos que empezar por hacerlo visible.

La trata es la esclavitud del siglo XXI, decir esto puede sonar irreal ya que nos formaron contándonos que la esclavitud finalizó en el siglo XIX. Cuesta creerlo, y ese es precisamente el primer obstáculo a vencer, es un anacronismo que en el imaginario colectivo no encuentra espacio, no es posible comprender que se hayan podido revertir conquistas en derechos humanos, de las más básicas, cómo entender que derechos como la integridad y la libertad aún hoy sigan en riesgo es algo incomprensible, pero real.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU), a partir del “Protocolo para prevenir, reprimir y sancionar la Trata de Personas”, firmado en diciembre del 2000; define la trata de personas como: “la captación, el transporte, el traslado, la acogida o recepción de personas recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, fraude, engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación”.
La trata mueve alrededor de 40 mil millones de dólares anualmente alrededor del mundo según las últimas cifras de la Organización Internacional de Migraciones (OIM), y es considerado el tercer negocio más lucrativo, luego del tráfico de drogas y de armas. Cerca de dos millones y medio de personas son víctimas de este flagelo. Las personas explotadas son utilizadas con diferentes fines:
– Explotación sexual (prostitución forzada, pornografía, pedofilia, turismo sexual, etc.)
– Explotación laboral doméstica, en fábricas, trabajos agrícolas, etc.
– Explotación en prácticas varias como mendicidad, venta de órganos, embarazos forzados con fines de adopción, etc.
La trata de personas es fundamentalmente un tema de género porque es la expresión más clara en la que las mujeres son vistas como una mercancía, como cosa para traficar, que tienen costo y producen utilidades. Es la expresión más perversa de la violencia contra las mujeres. Es un problema muy complejo que tiene raíces en el desempleo, en el abuso y la violencia contra mujeres, niños y niñas. Pero esas raíces, si son analizadas en profundidad, están ancladas en las relaciones entre varones y mujeres existentes en nuestras sociedades, en su mayoría, relaciones de desigualdad, de dominación y jerarquía. El problema es la forma en la que está construida la sexualidad, donde las víctimas son objetos funcionales en pos del disfrute sexual que refuerza una idea de masculinidad machista y tradicional que “necesita” de estos objetos.
La trata en cifras:
– 2.5 millones de personas son captadas cada año en el mundo para fines de trata (OIT).
– 2 millones de niños explotados sexualmente en el mundo, según cifras de la UNICEF.
– 120 mil mujeres y niños trasladados cada año a Europa Occidental para ser explotados.
-En estados Unidos, 50 mil mujeres, niñas y niños son víctima de la trata de personas (CIA).
-Se estima que en Japón hay unas mil 700 mujeres de Latinoamérica como esclavas sexuales (OEA).

Argentina y la trata de personas

Por Analía Daniela López 

Hablar de trata en el contexto de un país latinoamericano, con sus bellezas y sus pobrezas, con sus machismos y sus luchas feministas, con sus mil contradicciones, es abarcar un tema con un sinfín de variables. Hablar de trata es hablar de sometimiento, esclavitud, oferta de niños y niñas para la prostitución o la producción de pornografía, de mujeres para la explotación sexual, de reclutamiento de familias para los talleres clandestinos, es también hablar de proxenetismo, denigración, violencia… de muerte.

La Argentina es lugar de origen, tránsito y destino de personas para fines de explotación sexual. Es un tema denunciado y profundizado por muchas agrupaciones y movimientos feministas, así como ONG’s, que exigen la modificación de la actual ley de trata y un mayor compromiso del Estado en la lucha contra este flagelo. Al respecto se realizan seminarios, charlas, debates, que permiten conocer más a fondo la problemática.
Marta Fontenla, abogada feminista, pertenece a ATEM 25 de Noviembre. Fue la principal oradora del Foro organizado por la Cátedra Libre de Derechos Humanos, titulado: “Ley contra la trata de personas. Su necesaria reforma dentro del marco abolicionista”, realizado el viernes 24 de junio en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.
Allí explicó que hay tres corrientes para combatir la trata de personas: la prohibicionista, la reglamentarista y la abolicionista. Fontenla comentó que la pelea de fondo se encuentra entre el sistema reglamentarista, que busca establecer las normas por las cuales se va a ejercer la prostitución, considerándola un trabajo, y el sistema abolicionista, que entiende que la prostitución crea violencia contra las mujeres y por lo tanto debe ser abolida. Para Marta la cuestión fundamental es qué hacer con el cliente y para ella no hay dudas “el cliente tiene que pasar a ser responsable de esta situación”.
Por su parte, la Ministra de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Dra. Carmen Argibay, se presentó el pasado 6 de julio en el Colegio de Escribanos de la Ciudad de Buenos Aires para brindar la conferencia: “Capacitación en género: la trata de personas, su perspectiva social”. Allí explicó que nuestro país en un primer momento fue prohibicionista “se prohibía en todo el territorio con penas a los proxenetas de las casas de citas o casas de tolerancia (hoy llamados pubs, whiskerías, saunas)”. Actualmente, el país tiene una postura abolicionista con respecto a la prostitución. Argibay sostuvo que existe la teoría de la prostitución buena, regulada jurídicamente de manera que esté permitida bajo determinadas condiciones, al respecto fue contundente: “lo que está en juego es la dignidad de una persona”.

En el 2009 la Corte creó la Oficina de la Mujer que está a cargo de Argibay. Desde allí se realizó un mapa de género en la justicia que demostró que a medida que se asciende en la pirámide el número de mujeres va descendiendo. Para la ministra, la capacitación de género en la justicia es fundamental porque son las personas encargadas de atender las denuncias de las víctimas de trata: “Supongamos que logran huir y se animan a denunciar, y en la justicia todos tenemos prejuicios: Si es extranjera… es ilegal, porque lo primero que hacen es sacarles los documentos. Muchas veces drogadictas porque para soportar esta vida la introducen en la drogadicción, y por último, prostituta”.
La Doctora remarcó que la justicia llega tarde, y responsabilizó a la policía de avisar cuando se realiza un allanamiento. “El que protege al burdel es el jefe de policía. No puede ser que los que están encargados de detener el delito sean los instigadores del mismo”.
Toda esta situación tiene que ver con los estereotipos, la continuidad de la visión de los varones en relación a la subordinación de las mujeres “Yo soy el dueño. La mujer me debe respecto. Todos estos estereotipos siguen vigentes, y esto hay que cambiarlo si no vamos a seguir considerando que las mujeres prostitutas son inferiores”, remarcó la doctora.
Para ella existe una desigualdad estructural que a las mujeres no les permite salir y con estas palabras finalizó el acto: “No hemos tomado conciencia de lo que implica la esclavitud sexual por eso no reaccionamos como se debe”.

Entrevista a Fabiana Tuñez, una de las fundadoras y Coordinadora General de La Casa del Encuentro

Por Analía Daniela López y Sofía Espul 

En relación a la problemática de la trata de personas, la Organización se ocupa principalmente de la trata con fines sexuales.

En un primer momento, recibe a las familias que están buscando a sus hijas y a partir de allí realizan un trabajo multidisciplinario con ellxs, principalmente explicándoles y orientándoles sobre cuáles serían los pasos a seguir desde lo jurídico y lo psicológico, brindándoles apoyo y contención. En una tercera instancia, si la víctima es rescatada o logra escapar, se encargan de conectarse y articular fundamentalmente con la UFASE (Unidad Fiscal de Asistencia en Secuestros Extorsivos y Trata de Personas), con el Ministerio Público Fiscal o con la Oficina de Víctimas de Trata.

¿Consideras que el Estado es eficiente en la asistencia a la víctima?

El Estado está asumiendo lentamente que tiene que hacerse cargo de este tema. Creemos que estamos avanzando de a poquito con leyes específicas, con el armado de programas que ayudan a combatir la trata de personas. En el tema de asistencia a la víctima falta un sostenimiento, porque una víctima después de hacer una denuncia por trata de personas tiene un juicio por delante en el que va a necesitar que la asesoren. Hay insuficientes refugios para víctimas de trata. Las mujeres extranjeras que son víctimas de trata todavía no reciben un apoyo o pasan por un proceso de contención y asistencia, sino que se busca despacharlas hacía su país, lo cual es una doble violencia. Nosotras insistimos principalmente en la reforma de la ley, luchamos para que haya un Programa Nacional de Lucha Antitrata.
La línea 145 es una buena medida porque fundamentalmente no depende de la Policía Federal, depende del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. Es una herramienta que va a tener la familia y nosotras para hacer una denuncia, en el caso de un prostíbulo, de presunción de trata, de un cliente/prostituyente que tenga relación con la trata.

¿Qué medida habría que tomar contra el cliente?

Es el único punto donde hay un debate. La realidad es que para que exista la trata y la prostitución como una opción o como un destino para una mujer tiene que existir alguien que pague, entonces en este sentido nosotras identificamos al cliente/prostituyente como uno de los pilares que sostiene la trata y la prostitución. Hay dos posiciones al respecto, una que habla de penalizar al cliente y otra que dice que no. Cuando se habla de penalizarlo no significa que vaya preso 20 años, lo que se está diciendo es: penalicémoslo, que tenga que hacer trabajo comunitario, una multa, algo para que después él tenga que dar cuenta que ha sido procesado por pagar por sexo. Dejarlo expuesto socialmente y ante su entorno para desalentar progresivamente el consumo de cuerpos y vidas de mujeres. Pero acá hay un debate profundo sobre trata y prostitución, si la prostitución es elegida o forzada. Y para nosotras la prostitución es forzada, se llega al circuito por desigualdades estructurales que llevan a tener como único destino la prostitución, y no sólo las mujeres sino también las travestis. En eso le estamos reclamando al Estado que genere capacitación y asistencia tendientes a darles igualdad de oportunidades a todas las mujeres, incluidas también las travestis, para que recién después estemos hablando de si eligió o no eligió. Hoy si una mujer entra al circuito de la prostitución porque no tiene qué comer no es una opción ni es un trabajo, es una forma de sobrevivir.

¿Cómo se puede desnaturalizar el consumo de la prostitución?

Son varias cosas, penalizar el cliente es la medida más inmediata pero lo más importante es empezar a deconstruir esta cultura que coloca al varón del lado del dominio y a la mujer del lado de la sumisión, exponiendo a la mujer como un objeto de mercantilización. Tiene que haber un trabajo de construir nuevas masculinidades, una masculinidad libre de patriarcado. Hay medidas que tienen que ver con la educación, con cumplir las leyes: ley de violencia de género, ley de medios.

Si bien ahora existe el Decreto 936, ¿cómo cree que se soluciona el tema de los papelitos en la vía pública y las revistas pornográficas en los quioscos?

Nosotras consideramos que el decreto se puede aplicar a los papelitos, habría que agregarle la sanción concreta a las personas que están colocando estos papeles. Debería pasar a ser una contravención para que pueda ser sancionado. Hoy por hoy no es un delito, detrás de todos esos papelitos, el 70/80 por ciento son trata. La medida me resultó positiva, era algo que veníamos pidiendo.

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