El Feminicidio como Crimen de Honor

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Por Vanessa Rivera de La Fuente

¿Qué diferencia hay entre un feminicidio de un crimen de honor? Se habla de crimen de honor cuando un varón árabe o musulmán o residente en algún país de Asia o África asesina a una mujer de su familia o con la cual está relacionado de algún modo por considerar que su honra masculina o la honra de su familia ha sido mancillada y que sólo el crimen restaurará su dignidad o la del grupo familiar. Razones comunes para el crimen de honor son las relaciones prematrimoniales, el uso de ropa sugerente, la violación, rechazo a un matrimonio concertado, embarazo adolescente, ser homosexual, adulterio, etc.

Se habla de feminicidio en el caso del homicidio evitable de mujeres por razones de género. Es, según sostiene la Casa de Encuentro, el asesinato de una mujer por parte de un hombre que la considera de su propiedad.

¿Hay alguna diferencia entre estrangular a una joven pakistaní por no usar el velo islámico y la violación con resultado de muerte de una mujer en Rio de Janeiro, porque usaba la minifalda muy corta? La única diferencia es que, en el primer caso, juzgamos el crimen desde lo religioso-cultural y decimos que fue un crimen de honor y en la segunda, lo nombramos feminicidio.

Tanto en el uno como en el otro, lo que estimula la “legitimidad” de la acción por parte del varón es que asume que la víctima le pertenece; en los dos, la mayoría de las mujeres son asesinadas por su pareja o alguien cercano; en el crimen de honor y en el feminicidio existe la creencia que la muerte de la mujer solucionará el problema. En ambos, prevalece la errónea concepción de que, en cierto modo, las víctimas “se lo buscaron”; todas son muertes innecesarias y evitables.

¿No es acaso a través del feminicidio que el patriarcado se reivindica, de manera cruenta, de supuestos “desafíos” a su hegemonía? ¿No es esto mismo lo que subyace en el crimen de honor? Ambos constituyen una expresión de “la maté porque era mía”. No obstante, por alguna razón, el término asesinatos de honor cometidos por miembros masculinos de una familia en contra de hijas, madres, hermanas o novias, se reserva para crímenes cometidos contra mujeres de Asia o Países Árabes.

Lo único que diferencia al crimen de honor del feminicidio es que, desde una espuria idea de superioridad cultural, nos hemos acostumbrado a pensar que son crímenes de género menos importantes, por cometerlos personas que no pertenecen a la mayoría religiosa que conocemos, que no son de nuestra cultura o de nuestra raza: La dicotomía de civilización-barbarie es básica, antigua y opera efectivamente a la hora de disparar conceptos erróneos sobre los cuales juzgar la violencia contra las mujeres en escenarios diferentes al propio.

Si es el patriarcado el poderoso denominador común, el feminicidio bien podría ser considerado como crimen de honor y no hay razón de facto comprobable para no llamarlo así. Creo que debido a la concepción de tales como un producto cultural específico de ciertos grupos, perdemos de vista que constituyen feminicidios. Esto pone a un grupo de mujeres en desventaja en cuanto a las reivindicaciones de sus derechos y la protección de su integridad.

Para la estadística, los asesinatos tipificados como crímenes de honor son problemas de “aquellos otros”, nada que se tenga que incluir en un reclamo global de erradicación del asesinato de mujeres por las sinrazones del patriarcado.

Cosas terribles ocurren a las mujeres en todo el mundo: El feminicidio es una de ellas. No hay nación, etnia, religión o clase que tenga el monopolio de la misoginia.

Imagen: Ivana Rinomo

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