La devastación del Ciclón Idai

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“Como desastre natural es el más grande en la historia de Mozambique”

Entrevista a Omar Evequoz, Cónsul Honorario de Mozambique en Argentina.

por Martina Altalef

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El 4 de marzo comenzó a formarse en la costa de Mozambique el ciclón Idai, séptimo ciclón tropical intenso de la temporada de ciclones en el suroeste del Índico de 2018-2019. Diez días después tocó tierra sobre los territorios de Madagascar, Malaui, Zimbabue y Mozambique. Provocó fuertes vientos y gravísimas inundaciones y desencadenó lluvias intensas que hicieron crecer los ríos Búzi y Pongoé. Se han identificado aproximadamente mil muertes, miles de desapariciones y hay millones de personas damnificadas. Se trata de uno de los mayores desastres naturales que han afectado al hemisferio sur en la historia, tal vez el peor. Beira, ciudad capital de Sofala, en Mozambique es el punto más perjudicado por la catástrofe. Cruz Roja ha informado que un 90% del área en la ciudad resultó totalmente destruido. Se estima que en distintos puntos de la región el agua alcanzó los 6 metros y ha sumergido a comunidades enteras. 53 hospitales y 3000 escuelas se encuentran damnificados total o parcialmente. Conversamos con Omar Evequoz, Cónsul Honorario de Mozambique en la Argentina para desentrañar qué ha ocurrido y por qué en América Latina prácticamente no se conoce la trágica noticia.


¿Cuáles son las consecuencias de la catástrofe en Mozambique?

El ciclón dejó consecuencias en Mozambique, Malawi y Zimbabue. Podría decirse  que “los muertos fueron pocos” dada la magnitud del ciclón (por supuesto, un muerto ya es una tragedia en sí). Los informes hablan de cerca de quinientas muertes en Mozambique, el presidente Nyusi dijo que podían llegar a mil. Los datos no son certeros, hay mucha gente desaparecida. El cólera aumentó muchísimo, el agua que se toma hay que comprarla, y el agua que se vende es muy cara, tres veces más cara de lo que vale. El ciclón empeora todo esto. El gobierno garantizó vacunas contra el cólera para 800 mil personas. De todas maneras, en Beira (Puerto de Mozambique) hace un par de días no había electricidad y ahora hay, se puede ir. La destrucción de las casas de los pobres es más fácil de solucionar que la de los ricos. Porque los ricos no saben cómo hacer, los pobres saben. Los pobres viven de catástrofe en catástrofe. Acá, en todos lados. ¿Y qué hacemos? Empezamos de vuelta. En Mozambique, este tipo de cosas se van a arreglar. Las de salud, ya son mucho más complejas, las enfermedades se van expandiendo. Me puse a pensar en las mujeres: Por lo que investigué y he visto, en este tipo de situaciones, las mujeres son mucho más importantes que los hombres. Como madres, como madres sustitutas, como docentes, como enfermeras…


Sí, todas esas tareas de cuidado que tradicionalmente se nos asignan a nosotras…

Todas esas tareas los hombres no las saben hacer. Y las mujeres se arremangan y las hacen. De alguna forma siempre está dentro del marco en que se encasilla a la mujer. En estas situaciones esas son las tareas que hay que hacer. Si no fuera por las mujeres no sabrían qué hacer frente a la emergencia. ¿Sabías que Mozambique fue el primer país del mundo en tener una Ley de Igualdad de Cupo (de hombres y mujeres) en las funciones públicas? Y se cumple bastante. Ministras de Trabajo, de Administración Pública. También hubo una Primera Ministra.


¿Qué condiciones previas potenciaron los efectos destructores de este desastre natural?

El tema de las condiciones previas me supera. El desastre climático se produce. Desde la visión de Donald Trump, por ejemplo, ni existe como problema, es payasesco pero es así. No veo una responsabilidad en los estados de Mozambique, Malawi o Zimbabue. No hay deforestación, no hay desmonte. Lo que la naturaleza puso está ahí, tal vez por falta de desarrollo, pero bienvenido en este caso. En Australia usan filtros para evitar que la basura pase por los diques. Entonces toda el agua que va al mar está limpia. Es extraordinario, pero para eso hay que tener recursos. En África subsahariana, no sé qué se podría haber hecho. Sudáfrica tiene ciertos recursos, pero los otros países, no. Y Mozambique, menos. Tiene millones de hectáreas sin siquiera cultivar. Es probable que la acción humana en otros sitios produzca este cambio climático global y que en ese sentido el ciclón sea un desastre generado. Inundaciones hubo siempre, pero nunca de una magnitud como las del 2000. No creo que haya cuestiones de infraestructura o urbanización que hayan sido previsibles.


¿Qué organismos internacionales han respondido a tragedia?

Después de un desastre, el mundo se pone a ayudar. Pero en algunos casos de una forma políticamente correcta, para llenar los formularios. Por ejemplo, Cascos Blancos. Vienen solicitando al Consulado desde el año pasado que Mozambique vote a favor de Cascos Blancos en Naciones Unidas por su acción humanitaria. Elevé ese pedido al Canciller como corresponde y tengo entendido que se votó a favor. No hay razón para estar en contra. En la inundación del 2000 yo tuve una pelea grande con Cascos Blancos porque quería que mandaran un barco enseguida o un avión, porque la cantidad de donaciones que había de Argentina, Paraguay, Uruguay y Chile era impresionante. Ahí aprendí que no es importante mandar un avión con urgencia. Tal vez mandar un barco dentro de dos meses es igual o más importante.


¿El estado argentino ha respondido de alguna manera a la crisis humanitaria que está atravesando el sudeste africano tras el ciclón?

El Estado argentino es Cascos Blancos. El gobierno argentino no se metió. Acabo de hacer dos visas de cortesía a Cascos Blancos para mandar un médico muy bueno, que opera y lleva a otros diez médicos, dentistas y enfermeras. Ya es médico de Mozambique, fue aceptado por el Colegio de Médicos. Pero eso no sirve, no llega ni a lo simbólico. Es decir, siempre sirve. Pero en estos casos, los expertos dicen que no sirve porque son dos personas más para cuidar, alimentar, alojar, atender, y todo eso tiene un costo. Lo paga Cascos Blancos, pero es mejor enviar ese dinero a una institución u organización que pueda trasladar frazadas, leche, etc. desde Sudáfrica por ejemplo, desde Maputo mismo. Luego llegará el momento de que viajen médicos. Supongamos que viajaran cien mil médicos: sería un drama. No habría agua para tomar y el agua costaría seis veces más cara. Ante la urgencia ayudan más otras cosas. Enviar medicamentos es importantísimo. Y en ese sentido, hay que prestar atención a los misioneros. Ahora las visas para misioneros son visas de negocios. Varios, de distintas religiones, viajan y hacen negocios extraordinarios. Los pocos que conozco, como el padre Juan Gabriel, no hacen negocios, viven siempre igual, alojan mucha gente en las parroquias, es otra cosa. Entonces, estos misioneros argentinos, chilenos, peruanos, bolivianos, uruguayos, brasileños ¿van a ayudar o van a hacer negocios? Son los mismos grupos que ayudaron mucho a Rodríguez Larreta, a Macri. Hay que reconocer que viajan con muchísimos medicamentos, que es una necesidad fundamental, pero son medicamentos que no pasan por ningún tipo de control. Ahora pueden entrar todos los medicamentos a Mozambique, se levantaron los controles y las cargas impositivas.


¿Cómo son las relaciones bilaterales entre Argentina y Mozambique? ¿Han sufrido algún cambio durante los últimos años?

Hay que considerar el gran marco. Hace pocos días se hizo en Buenos Aires la Segunda Conferencia de Alto Nivel de las Naciones Unidas sobre la Cooperación Sur-Sur, que estuvo bastante mal hecha. Una de las primeras votaciones fue para ver si se aceptaba la representación que mandó Maduro o la que mandó Guaidó.  Por supuesto ganó Maduro y Mozambique votó por Maduro, como todos los países de África. La Conferencia sí sirvió para que toda la delegación argentina pudiera tener encuentros con gente de varias regiones: de Portugal, de Angola, de Europa del Este. Sé que estuvieron en Córdoba, eso a Mozambique le viene muy bien porque hay un plan para adquirir buena maquinaria para trabajar el campo. Hace 20 años las relaciones eran ínfimas, era muy difícil hacer ubicar a Mozambique en Argentina. El intercambio era de 1 a 3 millones de dólares. Desde que existe este Consulado empezó a haber facilidades para los empresarios que quisieran ir. Empezó a haber 100 millones de dólares a favor de Argentina en la balanza comercial y se generaron muchas relaciones culturales. Marisa Pineau, historiadora africanista, tuvo actuación en eso, viajó varias veces, estuvo en Universidades, en la Cancillería. Hubo un crecimiento. Después de mucho trabajo y de generar muchos convenios, sobre todo a través de Sudáfrica (el Embajador era Sersale), se logró un acuerdo de supresión de visas para pasaportes oficiales y diplomáticos, que ayudó muchísimo. También fue importante Ariel Fernández, que era Director de África Subsahariana de Cancillería, un director que sabía sobre la región, sus problemas y las cosas que estaban pasando, y conocía a Mozambique, sabía que era “la mosca blanca” de la región, que allá estaban haciendo las cosas bien. Con su ayuda logramos abrir la Embajada de Argentina en Maputo. El Embajador se llama Federico Villegas, es excelente, era Director de Derechos Humanos de la Cancillería en la época de Cristina Fernández, y tiene una gran red de trabajo. También ha ampliado el otorgamiento de visas de mozambiqueños que quieren venir a Argentina. Antes era muy discriminatoria la Argentina. Lo sigue siendo pero ahora, con un Embajador que tiene esta otra perspectiva, las cosas están cambiando. Estamos trabajando en expandir y facilitar los intercambios estudiantiles, sobre todo para mozambiqueños que vienen a Argentina. En Perú hay 3000 y acá hay 10. La apertura de la Embajada hace tres años fue un hito, un hecho importantísimo. Las relaciones se van haciendo cada vez más fluidas, a pesar del tipo de gobierno que tiene Argentina. El hecho de que el trabajo haya comenzado al final del gobierno anterior, hizo que creciera mucho la relación: viajan funcionarios argentinos, sigue habiendo convenios, muy importantes para Mozambique, con el INTA y el INTI. Tal vez Argentina debería abrirse un poco más, por ahora parece que no se da cuenta de la importancia geopolítica de la región y especialmente de Mozambique. Recuerdo las palabras de Guido Di Tella, cuando era Canciller. Tuvimos una reunión y me dijo “no me vengas con tus negros comunistas” y me aseguraba que lo decía con sorna. Ahí él mismo sostenía que Mozambique tenía un futuro muy prometedor. Es un país con dirigentes extraordinarios. Ya estaba en la visión de un hombre muy especial como Guido Di Tella, muy políticamente incorrecto, pero con una visión extraordinaria. Lo que hiciera con lo que esa visión le dictaba, es otra cosa. Y el gobierno que le tocó es otro tema. No era el Che Guevara.


¿Es novedosa la ausencia (prácticamente) absoluta del tratamiento de este tema en la prensa argentina y en los medios latinoamericanos en general?

Como desastre natural es el más grande en la historia de Mozambique. Entonces, realmente, que no le hayan prestado atención en los medios es una cosa rara. Si hubiera pasado en otro sitio, habría sido una noticia enorme. Me pregunté si sería el gobierno de Mozambique que quería taparlo, pero todo lo contrario: quiere que se sepa, necesita ayuda. Ni siquiera es responsable por esta catástrofe. Yo creo que pasa por el lado Trump de la vida: no alarmemos por un desastre climático. Total los que se mueren están allá lejos. Y no es comparable con Haití. Ahí se supo mucho más, fue enseñado en los colegios, hubo una repercusión muy fuerte. Acá en ese sentido todos los medios son iguales, no salió en La Nación, no salió en Página/12. Es una extrañeza, pero tampoco sorprende tanto frente a esta ignorancia generalizada. A veces se conocen los títulos pero nada más: el genocidio de Ruanda, el genocidio Armenio. Hasta hace poco nadie sabía más que ese título superficial. Ahora de Armenia se sabe más, y eso gracias a la comunidad armenia de Buenos Aires. Los funcionarios de Mozambique son muy buenos y muy preparados, sobre todo los que salen al exterior. Hablan muchas lenguas, han estudiado en universidades de todo el mundo, tienen másters, doctorados. Tras la conferencia Sur-Sur que se organizó hace poco me preguntaban si eran tan preparados como los de Argentina. Respondí que mucho más, y frente a esto me contestaron “típico país de África, donde la elite gobernante puede tener muchos doctorados y el pueblo se muere de hambre”. Pero allá no se mueren de hambre, hay 3000 km de costa, hay pescado. Tal vez no saben escribir, pero saben pescar. El problema es el conurbano bonaerense, ni te digo el noroeste argentino, el impenetrable. Por otro lado, Mozambique es el tercer productor mundial de gas. También hay que tener en cuenta quién saca el gas y a dónde van las ganancias y los recursos. Creo que el racismo se va superando, la ignorancia no. Y no solo en los medios. El racismo y la ignorancia respecto de toda África son estructurales.


¿Cómo evalúa las prácticas de comunicación respecto de las temáticas africanas en Latinoamérica? ¿Y en Argentina particularmente?

El gran tema es que no conocen África y tampoco conocen Argentina. Se habla de la inseguridad o de la pobreza, por ejemplo. En Mozambique es igual que acá, o que en Estados Unidos. Allá también hay gente tirada en el piso durmiendo, el Bronx es Nueva York. Se potencia con gobiernos como este, pero hay un 20, 25 por ciento de pobreza que se mantiene desde siempre. Desde acá, que no es Suiza, se toca África -sobre todo subsahariana- con total ignorancia. La pobreza en Mozambique, de los pueblos indígenas, de los que viven en el interior, no es miseria, es distinta a la pobreza urbana. Yo no digo que una es mejor que otra. La de allá es porque nadie tiene nada. Ni el gobernador tiene nada. El problema no son las comunidades y sus trabajos. El problema es cuando llega el patrón y tiene el poder de sacar los recursos y a la gente y ponerlos donde quiera. Sumado a esa ignorancia hay mucha arrogancia, nadie “dice de esto no sé”. Yo muestro imágenes de Mozambique y nadie lo puede creer. Todos piensan que allá andan con un chiripá y una lanza. En general la comunicación de las temáticas africanas es muy mala. Sí tienen bastante en cuenta a Sudáfrica, probablemente por una cuestión económica; a Angola, porque Argentina le vende mucho; a Nigeria también. A Etiopía hay viaje directo en línea aérea, y no se habla nada. En general hay un vacío. No creo que sea adrede, no les interesa, es como si no existiera. La ignorancia es absoluta. Cualquier conductor de televisión compara Mozambique con Kenia o Ruanda, comparan mal, se equivocan feo. Y esa ignorancia no resalta. Nadie sabe que Mozambique es miembro del Commonwealth, por ejemplo, gracias a Mandela. Los británicos cambiaron el criterio de mancomunidad de idioma por esto. Ellos necesitaban los puertos de Mozambique. Cuando un empresario quiere hacer negocios, sabe, se informan. Y me refiero a argentinos, uruguayos, chilenos. Todos pasan por Buenos Aires. Argentina aglutina la actividad del Cono Sur de alguna manera.


¿Y cuál es el rol de Brasil en las relaciones entre América del Sur y África Subsahariana?

Brasil ha sido y es muy importante. Dejemos de lado esta etapa Bolsonaro. Ni hago comentarios. Hay 3000 mozambiqueños estudiando en universidades de Brasil, es mucho. Por otro lado, hay un dato claro: una visa por 30 días de casi cualquier país occidental cuesta 150 euros (en Argentina cuesta 100 dólares), en Brasil, cuesta cerca de 450 dólares. Hay algo. Se quiere que no vayan brasileños a Mozambique ni mozambiqueños a Brasil. Hay tres países a los cuales Mozambique les tiene cierto recelo: Portugal, Sudáfrica y Brasil. Son imperios. Si bien la relación es buena, se da en esos términos. No es así con la Argentina o con Chile.   


¿Cómo se puede actuar -de manera institucional o no- para colaborar con la reconstrucción de los territorios afectados por el ciclón desde este continente?

Se pueden enviar donaciones materiales al Instituto Nacional de Gestão das Calamidades (INGC) con dirección en Rua da Gare de Mercadorias 690, Avenida das FLPM, Maputo. Para obtener más información están disponibles dos contactos: Paulo Tomás (tomaspaulo26@gmail.com) y Teresa Pinto (teresacustodio27@gmail.com). Los productos más necesarios son alimentos no perecederos, abrigos, herramientas de construcción, baldes, bidones, purificadores de agua, jabones, mosquiteros, útiles escolares, carpas, utensilios de cocina, productos de limpieza, chapas de zinc, cemento, elementos para la comunicación.  

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También hay cuentas abiertas para donar dinero directamente al estado mozambiqueño:

BANCOStandard Bank Moçambique
DIRECCIÓNPraça 25 de Junho N° 1119
NÚMERO DE CUENTA108-2944521011
DESIGNACIÓNINGC-Plano de Contingência-Doações
NIB (CBU)000301080294452101197
MONEDAUSD
IBANMZ 59000301080294452101197
CÓDIGO SWIFTSBICMZMX

El Disasters Emergency Committee de Reino Unido acepta donaciones vía internet en https://donation.dec.org.uk/cyclone#/.


Ilustración de portada: Cinismo Ilustrado

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