23 de septiembre. Día de los derechos políticos de las mujeres

Por Valeria Tellechea

El 23 de septiembre se conmemora el día de los Derechos políticos de las mujeres, en homenaje a la promulgación del voto femenino en nuestro país.

A fines de 1947 el Congreso Nacional aprueba la Ley Nº 13.010 de voto femenino, donde se le reconoce a las mujeres los mismos derechos y obligaciones que fueran asignados en 1912 con la ley electoral Nº 8.871 conocida como Ley Sáenz Peña de sufragio universal (masculino sin calificación, secreto y obligatorio). 

Desde ese momento y en adelante, varios factores motorizaron para que cada vez más se empiece a cuestionar la universalidad del voto basada en el varón y la diferencia sexual como parámetro de exclusión política, para comenzar, poco a poco, a reconocerse los derechos de las mujeres, donde aún la maternidad era el sustento para el desarrollo de ciertos derechos civiles y como lugar para las demandas de equidad y justicia.

Luego de la primera guerra mundial y en un contexto internacional que hacía favorable su discusión con la aparición de las sufragistas británicas, empezaron a vislumbrarse los argumentos sobre las capacidades de las mujeres trabajadoras y la valoración de los saberes populares.

En una época de grandes transformaciones socio-políticas y culturales en nuestro país y, aunque diversos fueron los motivos y múltiples sus dimensiones, el Estado comenzó a asumir el rol de compensar a los sectores postergados, entre ellos, las mujeres y sus derechos políticos. Innegable es el rol que ha tenido Eva Duarte de Perón para la participación política activa a través de la campaña radial a favor de los derechos cívicos de la mujer que ella misma dirigía. 

Presentado por el Poder Ejecutivo, el proyecto fue aprobado por Senadores en 1946 y un año más tarde, el 9 septiembre de 1947, fue aprobado por la Cámara de Diputados. Finalmente, el 23 de septiembre de ese mismo año, se promulgó la Ley Nº 13.010 en donde se reconoce el derecho de las mujeres a elegir y a ser elegidas para todos los cargos políticos nacionales. La universalidad del voto comenzaba a cambiar. Este derecho se concretó cuatro años más tarde, en la elección del 11 de noviembre de 1951, que le dio la reelección a Perón. Evita estaba enferma y votó desde la cama del Policlínico, en un hecho que quedará marcado en nuestra historia.

La participación política de las mujeres estuvo signada entonces por el sentido del orden y lo que se consideraba la conducta propia del espíritu femenino. Se celebró con ello también la politización del hogar. Para el Peronismo, habilitar la opinión a través del voto y su consecuencia en el ámbito privado era el triunfo del programa social. La familia nuclear y patriarcal se había “democratizado”.

Si bien la Ley no modifica la tradicional mirada acerca de las cuestiones de género, resignifica las nociones sobre las jerarquías y el ejercicio de la ciudadanía política. Un activismo político de mujeres que quizás podría iniciarse con el desafiante acto de Julieta Lanteri, quien llegó a votar en 1911 para la renovación de concejales en la Capital Federal, considerada así la primera mujer en votar en Sudamérica; antes del sufragio masculino y mucho tiempo antes que siquiera entrara en debate el derecho al sufragio femenino.

Aún cuando los criterios de ciudadanía no se saldaron con el sufragio femenino, se habilitaron nuevas luchas, en un recorrido en la historia de nuestro país que ha sido reconocido durante las últimas décadas gracias a los aportes de la revisión historiográfica de muchas activistas feministas, quienes han analizado estos procesos en marcos de rupturas significativas sobre los sectores relegados y subordinados en el ámbito de la representatividad política, la justicia social, la igualdad de derechos y su efectivo acceso y ejercicio.

*Título inspirado en el texto de Silvana Palermo: “Quiera el hombre votar, quiera la mujer votar: género y ciudadanía política en Argentina (1912-1947)” (2007).

Imagen: Martina Cúneo