La lengua como obsesión lésbica feminista queer/cuir

LA LENGUA COMO OBSESIÓN LÉSBICA FEMINISTA QUEER/CUIR
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Por Juliana Enrico*

Reseña de “Una lengua cosida de relámpagos”, de val flores**

Una lengua cosida de relámpagos es un breve y hermoso libro de val flores, que abre con un recuerdo de infancia, luego de anunciar como manifiesto político-poético de escritura (y de vida) la “fiebre de un gesto”. Este gesto es la diáspora de la lengua -desde dentro mismo de la lengua en carne viva-, respecto de toda matriz de identidad dominante y de sus dispositivos de crueldad. Con todo el cuerpo enfrenta las violencias que no pueden mirarnos a los ojos, y les habla entre lenguas, desde las entrañas del gran hueco que empieza en su boca hasta llegar a las memorias profundas de nuestras tierras del sur del mundo. 

val flores narra que siendo muy pequeña se cayó por querer subirse a un árbol y se mordió la lengua produciéndose un gran tajo muy sangrante, por lo cual debieron coserla adentro de la boca (“sin anestesia”) en el hospital público al que la llevó su mamá en colectivo junto a su hermano, mientras su padre estaba en el trabajo, en una mañana de invierno. Recién se habían mudado a Neuquén (en el sur de Argentina, al sur de América Latina) desde Buenos Aires, pasado el golpe militar de marzo de 1976. Este marco migrante y precario signa el devenir ritual que ubica a su lengua como un tesoro tempranamente malherido. 

Todas estas metáforas de la experiencia vivida (en medio de la decadencia de la lengua pública, en tanto dimensión social del contrato político democrático que establece los marcos de convivencia y libertad bajo palabra -obliterada por la dictadura y por el terrorismo de Estado-) coinciden con la imposibilidad de hablar que abre un trauma y un daño imborrable a nivel del corte sangrante de la carne adentro de su boca. En esta doble dimensión significante del espanto, síntoma del conflicto del clima de intemperie -clandestino y sangriento- de la Argentina de entonces, el contexto histórico de la infancia de flores se entremezcla con sus ansias absolutas de libertad, atravesando en plena tempestad su lengua infinitamente lastimada.

A partir de las memorias de estas circunstancias -o incluso desde siempre, ya que no es algo que sea posible saber o puntuar como momento de origen, desde ningún punto de vista- romperá el contrato de disciplinamiento moral, pedagógico, corporal, sexual y epistémico que impone toda instancia de poder normalizante (propia de las gramáticas de los sistemas hegemónicos y de sus violencias sin límites sobre nuestros cuerpos y deseos). 

Conspirando desde las poéticas del sur hacia un total estremecimiento de los sentidos dominantes, despliega el gesto de ruptura que enhebra los ensayos subsiguientes que integran el libro, en el mismo camino intempestivo del texto de su vida y de su obra.

Podríamos pensar que la imagen misma de la precariedad humana está condensada en este primer relato inaugural (ante la libertad de aventura por probar y sentir el mundo, ya chonguita, y ante el miedo en medio de la fragilidad de una lengua de infancia), por lo cual un hilo de Ariadna -rizoma de flores- nos va llevando en esa misma clave desde la carne sin habla del cuerpo primigenio y herido, a la lengua lesbiana, feminista y disidente de flores en la actualidad.

Situada desde las micropolíticas y poéticas del sur queer/cuir como potencia epistémica y epistemológica de ruptura y disidencia identitaria, sexual, cultural, imaginaria y conceptual, en el contexto postcolonial y postdictatorial del sur latinoamericano contemporáneo, flores acentúa la intervención feminista lesbiana fugitiva desde los confines del mundo, pensando y fraguando a fuego intenso subjetividades, figuraciones y comunidades de vida otras (post-humanistas) frente al daño del capitalismo, la colonialidad y el patriarcado sobre nuestros cuerpos, lenguas, pieles, sexualidades. A flor de piel y con “olor de sobreviviente”, muestra sus huellas. Pero el hueco, allí donde había algo abyectado, extirpado o des-poseído, se convierte en un antagonismo puro, y ese es el gesto mismo que abre, interroga y persigue febrilmente flores.

Gesto de lengua, lengua de fuego, desde las resonancias de Anzaldúa y las feministas de color, tercermundistas, la lengua de flores (“deslenguada”, proletaria, precaria, salvaje, erótica, masculina) escupe los restos del incendio, desde el sur de todo y defendiendo a muerte el paradigma de la vida que elegimos vivir junto a otrxs, frente a toda imposición de decisión sobre nuestros cuerpos y experiencias en nombre de los poderes de conquista y colonialidad que asedian, explotan, intimidan, depradan y desolan la tierra, las aguas, los misterios inabordables de la naturaleza y del cosmos ancestral de nuestros sures; el deseo, nuestros cuerpos, nuestros sexos, la palabra salvaje y la carne que aún no fue tocada por el lenguaje; reproduciéndose sin límites contra toda idea de sustentabilidad ecológica y de justicia territorial, alimentaria, sexual y afectiva. 

Ante este horizonte sombrío, su carne encendida mirada desde su ternura primera, abre un volcán de fuego hacia su devenir salvaje y fugitivo, y val nos relata algunos momentos de esta aventura, en crudo y entre palabras bellas, perdidas, incandescentes, que no podemos sino desear: “Deseo de palabras feroces con arraigo en la ternura para nuestro activismo, de palabras como miniaturas labradas en las propiedades curativas del silencio compartido y el grito expandido, donde resuena la antigüedad del grito de la esclavitud invisible que recorre nuestros libros y nuestras calles”.

Y nos lleva desde la política, conflicto tan ancestral como contemporáneo, hasta paisajes íntimos, promiscuos y preciosos, de una intimidad tal que se nos clavan en el corazón y nos vibran en toda la piel como en un trance, porque sus palabras tienen un efecto físico inmediato e inolvidable, de sed y agua, entre voces silenciadas y almas en pena conjuradas en y por la lengua del desierto. 

Nos llama a “abdicar” desde la desmesura y el trance rearmando nuestro cosmos de vida, para “… juntar a las putas con los insectos, a las tortilleras con los ríos, a las maricas con las montañas, a las campesinas con las actrices porno, a las indígenas con las dominatrices, a las travas con los minerales, a lxs pobres con los bosques, a lxs intersex con el sol… y así juntarnos para respirar una hermosura multiespecie en esta estación aciaga y letal”.

En un camino a contracorriente y a contraluz, la lengua se vuelve alimento de un gesto de fuga contra una realidad hostil y cruenta que es necesario transformar y revertir con urgencia, en nombre de la libertad, de la diferencia, de la disidencia, y de tantos otros mundos posibles y habitables. 

Val Flores
Educación no sexista


Incandescencia de relámpagos

Una lengua cosida de relámpagos contiene tres ensayos que derivan de intervenciones puntuales de val flores en diferentes ámbitos académicos y culturales, cuya apertura se denomina “fiebre de un gesto”, y expone centralmente el gesto de la disidencia lingüística, sexual, corporal y epistémica, desde el sur de todos los sures. 

La fiebre del gesto antagonista de flores, en el camino de la poética rasgada del cuerpo lesbiano de Wittig, se disemina como una herida carnal y total a lo largo de su lengua, volviéndose escritura. La lengua, la boca, la herida en carne viva, son la materia misma de la piel de sus palabras, y traman transformaciones políticas y poéticas que atraviesan nuestros vínculos y se nos clavan como metáforas del fuego, del sur, de la tempestad… de un exilio constante pleno de cicatrices y de diásporas, siempre en medio de la intemperie y entre espinas.

El texto cruza todos los abismos posibles, desgarrado, apátrida, febrilmente escritural, sexual, onírico, afectado, salvaje y profundamente conmovedor. Se sitúa en el abismo mismo del lenguaje, y desde esa imposible frontera entre la vida y su expresión (precaria, cruda, al borde de la imposibilidad simbólica), interroga el mundo, la violencia, la crueldad humana, las epistemologías del reflejo y la pasión feminista por la transformación social y subjetiva frente al contrato capitalista neoliberal, patriarcal, colonial, racista y cisheterosexista que se traga nuestras existencias y nuestro deseo de libertad y de radical singularidad e insurrección (ante las ansias hetero-carno-falogocéntricas del discurso civilizatorio occidental, con sus fauces siempre abiertas para ir eliminándonos sin ninguna pasión y sin ningún temblor ni melancolía).

Una lengua cosida de relámpagos, título que retoma un verso de un poema de su libro ¿dónde es aquí? (2015, Bocavulvaria, Córdoba), enhebra estos tres ensayos situados entre la lengua y la boca, atravesando de simbolismos y de espectros la lengua en tanto órgano de carne y sangre, la lengua en tanto contrato lingüístico político de una comunidad hablante, y la boca en tanto enunciación que por la boca vive y muere, afirmando el curso y los desvíos de la vida. 

Discursividad, posición, lugar de enunciación, manifiesto inclaudicable: estancia y hueco hasta el fondo, clavado en la tierra y en la declaración del cuerpo y de sus símbolos propios como principios éticos que son la furia misma de las cosas y de los signos en movimiento, profanos respecto de un supuesto origen o destino, en medio del pulso y del latido por vivir contra la pulsión de muerte a la que nos arroja la historia del saqueo lingüístico, icónico, ecológico y económico de Occidente sobre nuestros sures arrasados. 

Dar cuenta del paso por la boca y por la lengua, del temblor, del silencio y de la explosión de sensaciones y palabras por vivir, es justamente el gesto de val, abismado en su propia experiencia desgarrada del todo. 

Como lo mencionamos en la apertura, desde el inicio Una lengua cosida de relámpagos está atravesado por un recuerdo de infancia, momento en el que val, siendo muy pequeña, se corta la lengua y sangra, como también le ocurrió a Cherríe Moraga según lo expresa en su poema “Para el color de mi madre”, en la compilación de textos de las feministas de color tercermundistas Esta puente mi espalda , donde dice: “… a los dos años mi labio superior se partió hasta la punta de mi nariz” (y esta abertura no puede sino invocar metáforas e imágenes de ruptura sexual entre la boca, los labios, la respiración y el hueco oscuro y mojado de la garganta, órgano de la voz, de las palabras y de los gritos tanto como del sexo en la conexión carnal y sensorial entre todos los huecos del cuerpo y su exterior). 

Desde allí adentro de la boca oscura y sangrante en su total singularidad imborrable, hasta los confines del universo, val nos muestra y recuerda ancestrales marcas de dominación y de guerra, que sólo la lengua puede alterar en carne viva. 

**Editorial Hekht, Colección Incandescencias, Buenos Aires, 2019. 


*Juliana Enrico: Investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas  (CONICET) del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación Argentina, con sede en el Centro de Estudios Avanzados de la Facultad de Ciencias Sociales – Universidad Nacional de Córdoba (CEA FCS – UNC). Es docente feminista en la Escuela de Ciencias de la Educación de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC. Formada en la escuela pública, en la universidad pública y en el sistema científico nacional, al calor y desde los activismos populares. Integra el Programa de Estudios de Género y el Programa de Estudios sobre la Memoria del CEA. 

Nota de color: Vive en un pueblito de las sierras de Córdoba, llamado Salsipuedes.


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