Suburbana de Claudio Mazza

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Por Gustavo Pecoraro

“Nos vamos. Todos nos vamos, siempre. Viajamos, volamos. Huimos y nos distanciamos para más tarde volver y encontrarnos con los nuestros, con la familia. Con la heredada o con la elegida, los amigos (…) Porque los amamos. Y como los amamos, declinamos las batallas, las rebeldías, cultivamos su presencia y a menudo nos vuelve a tumbar el deseo de sobrevivir en ellos, en los nuestros, de afianzarnos en su memoria como un buen recuerdo, siquiera uno solo, que los habite para siempre. Mientras tanto, seguimos abrigando la esperanza utópica de pertenecer a un país que nos ampare porque también lo amamos, inevitablemente…”.

 

Así finaliza Suburbana la primera novela del arquitecto nacido en 1963 en la Argentina, Claudio Mazza, que acaba de lanzarse en España bajo el sello de la editorial Dos Bigotes.

Mazza reside en Madrid desde 1990 y ha propuesto contarnos esta historia melancólica y nostálgica llena de recuerdos y personas cuya heroicidad elevan casi a documento histórico a una parte de la etapa más siniestra en la vida política social de este país, corporizando a esas personas como en un gran diario íntimo expuesto a corazón abierto, que no sólo será el suyo.

Durante sus páginas laten los corazones de todas sus familias “la heredada o la elegida, los amigos”, la de una hermana desconocida -con el sugerente nombre de Alma-, la de los secretos familiares, la de la clandestinidad de la época, la de los anónimos refugios y los refugiados internos, y la de la fortaleza que enseñan las resistencias.

La historia central cuenta que Renzo regresa a la Argentina ante la gravedad de su muy enfermo padre: el viejo. En ese hospital donde el viejo va muriendo, conoce a Alma (la hermana silenciada) que será el disparador de los misterios y los secretos que en todas las familias habitan. Pero también la necesidad de reconstrucción de un pasado quizás desconocido, quizás olvidado, quizás apartado, pero que está ahí y que sólo se llega a ver y entender con voluntad.

Renzo ha dejado en Madrid a su novio Jaime pero sobre todo su vida laboral y social.

Argentina es la tierra donde nació, su otra orilla. Pero el pié de allá apoya tanto -o más- como el de acá: “Mi vida ya no está aquí. Aquí está mi historia, mis afectos, pero yo estoy en Madrid.”

En este recorrido que Renzo hace desde el viejo y sus asados, su fuerte madre, su hermano Mauro y su hermana Carla, sus tías solteronas y hasta un tío “medio milico”, hay un escenario claramente reconocible para toda una generación, para los supervivientes y los resistentes, y para todos quienes decidimos alguna vez irnos para pretender no volver.

Los encuentros del 9 de Julio y la picada pre asado familiarizan (“argentinizan” si se me permite la expresión) una novela que trágicamente construye esa “cotidianeidad argenta” entre secuestros y desaparición de militantes sociales y políticos de la década del 70, con una mirada homosexual más moderna profundamente protagonista que el autor encara sin ningún tipo de prejuicios y que da el marco exquisito para ser una excusa argumental al mismo tiempo.

Suburbana me llenó de emociones y nostalgia: por Madrid, por el amor, por los héroes perdidos y por mi propio viejo.

Esta primera novela de Mazza augura un futuro más que promisorio.

Editada por “Dos Bigotes” completa la interesante colección con que esta novísima editorial ha salido a la calle con títulos como “49 goles espectaculares” de Davide Martini, “Pasión” de Brane Mozetic, “Posiciones geográficas” de Suzana Tratnick, la compilación sobre autores rusos LGTBI “El armario de acero”, o la ibérica “Lo que no se dice” con relatos de Luis Antonio de Villena, Eduardo Mendicutti, Lawrence Schimel, José Luis Serrano o Álvaro Domínguez entre otros.

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Marisa es referencia en el mundo de la poesía y del hacer colectivo. Fue llegando allí desde la educación formal, pero como nosotras y tantas otras las derivas la condujeron hacia los feminismos y la degustación del Té.