Libro

 

Por Paula Daporta

 

En tiempos no casuales, donde los feminismos y sus diversas formas de expresión cuestionan e interpelan por doquier, Claudia Quiroga viene a hacer pie como dramaturga, en espacios de dirección teatral y escritura habitualmente dominadas por masculinidades. Echando raíces como la Rosa de Jericó, para una teatralidad con conciencia política en términos de construcción de género, su dramaturgia desborda los límites de la teatralidad misma, antes y después de los procesos de puesta en escena.

La posibilidad de “volver a la vida” es lo que hace de la Rosa de Jericó una curiosidad botánica, pero aún más una potencialidad metafórica en nuestros tiempos. Propia de oriente medio, tiene la capacidad de permanecer seca, encapullada durante mucho tiempo, deambulando hacia donde los vientos la lleven, hasta encontrar un lugar húmedo donde hundir sus raíces y floreSer*. Allí abre su capullo y permanece hasta que condiciones adversas hagan que vuelva a replegarse sobre sí misma y se disponga volver a transitar una nueva búsqueda, hasta encontrar terreno fértil y así renaSer una vez más.*

Disparadora de emociones, puntapié de preguntas, inspiradora, la Rosa de Jericó, interceptó e interpeló a Claudia Quiroga en medio de un proceso de búsqueda personal. Así como excusa, la llevó a ella y su dramaturgia a echar raíces en la humedad de nuevos caminos que culminarían en la reescritura de la obra teatral “Rosa del Desierto”, que hoy da nombre a su primer libro: “Rosa del Desierto. Teatro Urgente. Dramaturgias y Género” Andares que venían siendo transitados a conciencia y acción, pero que como proceso visible pueden encontrar en este libro un momento de concreción y apertura.

“Rosa del Desierto. Teatro Urgente. Dramaturgias y Género” como producción literaria, viene a dar cuenta de un proceso largo de experiencias y sentires de una artista multifacética. Pero a su vez se sitúa como salto multiplicador de experiencias colectiva múltiples. Desde 2007, Claudia recorre el país brindando asistencias técnicas desde y con una perspectiva de trabajo muy particular que logra articular sus diferentes facetas. Convocada por grupos teatrales, desarma y resignifica historias de violencias que, en un sentido claramente transformador, cobran vida en relatos poéticos que devienen piezas teatrales. La violencia deja lugar a un espacio de transmutación colectiva a partir de la visibilización y el cuestionamiento estructural a aquello que la sostiene y multiplica, el patriarcado. Cuerpos que hablan, que se desbordan así mismos en el encuentro de otros cuerpos. El cuerpo como territorio político.

Fruto de este desborde, “Rosa del Desierto. Teatro Urgente. Dramaturgias y Género” recoge parte de estas experiencias por el país, presentando tres obras ya estrenadas sobre violencia obstétrica, abuso infantil y la urgencia de que las feminidades se reencuentren consigo mismas.

En primer término “Rosa del Desierto”, versión de Antígona, refleja el camino de una niña en búsqueda por el desierto del cuerpo de su hermana. Relato poético donde se aúnan como ecos las voces de las desapariciones de nuestra historia reciente, en medio de repliegues hacia huidas de los miedos en nuestros propios desiertos: el desamor, el desempleo, la falta de deseo. Como continuación sigue la obra “Agosto en la piel”, resultado de un proyecto de investigación sobre violencia obstétrica en 2013 junto al Grupo Teatral Magdalenas de Junín. Para finalizar esta tríada, “Hambre de higos”, del año 2016, pone en escena y en palabras la problemática del abuso en las infancias a partir de la convocatoria del grupo teatral Las Enaguas, también de Junín.

Desborde de la teatralidad misma antes y después. Desborde que cala en el cuerpo colectivo de las feminidades que logran sentirse interpeladas en procesos de construcción artística, pero a su vez que cual megáfono logran ampliar esas experiencias en las diversas presentaciones que este libro viene propiciando. Cada presentación de “Rosa del Desierto. Teatro Urgente. Dramaturgias y Género” se vuelve un momento poético y de transformación en sí mismo, que lleva a la palabra escrita a RenaSer en no solo cada persona que la lee sino más bien que la experimenta sonoramente.

Lejos de formalismos, cada presentación en diferentes partes del país se inicia con la explicación de las propiedades botánicas-metafóricas de la Rosa de Jericó, allí en mano de cada participante se la puede ver replegada sobre sí misma, seca hasta abrirse por completo y, según la visión de quien la contemple, transformarse en apertura hacia adentro o hacia la experiencia colectiva. Ahí en esa travesía sensorial, las palabras devienen otras. La historia y las historias de Claudia se resignifican al momento de ser leídas por compañeras artivistas, al tiempo que la rosa, ella y quienes participan también se abren y dejan atravesar por las tres historias que hacen al libro pero más aún por las vivencias propias que les atraviesan. Por sabernos en ellas. Por saber que como dicen las pancartas que hoy inundan las calles “Lo personal es político”. Nuestro cuerpo es político. Por eso nada de lo que acontece en las páginas de “Rosa del desierto” nos es ajeno. Por eso, en el intercambio de experiencias que “circula” en cada presentación, quienes asisten, salen un poco más en humedad y apertura o, por el contrario, más conscientes de la sequedad que nos hace ir en búsqueda de algo más y dejarnos que el viento nos lleve.

Este camino de búsqueda que se materializa en este libro y sus presentaciones, tiene que ver con un camino de Claudia Quiroga quien se nombra a sí misma como artivista feminista logrando así condensar sus oficios y pasiones: el teatro, la calle, la gente y la fotografía. Interpelándose desde un feminismo popular, sus andanzas la encuentran en contacto con cientos de feminidades en las diversas propuestas de la colectiva artivista Mujeres de Artes Tomar (la cual co-fundó junto con Sandra Posadino) y su teatro, en clave testimonial y documental como popular, social y político.

La obra teatral, Rosa del Desierto que da nombre al libro es en realidad una metáfora del reencuentro consigo misma. Con sus propios deseos y su voz. Que no es más que la trayectoria de tantas otras que a fuego cruzado de estos tiempos feministas, salimos al encuentro con nosotras mismas de la mano del encuentro indispensable con otres y que, como la Rosa de Jericó, buscan expandirse en espacios de construcción colectiva, donde la palabra circula y transforma. La palabra como punta de lanza de transformaciones que empiezan a esperanzar nuevos caminos posibles de reexistencia.

 

*Las intervenciones artísticas sobre la palabras es impronta propia del sentir/hacer de Claudia.

 

Próxima presentación de la obra teatral y del libro: sábado 17 de noviembre en el 1er Ciclo de Teatros y Feminismo organizado por el teatro CELCIT  Dossier y reservas

El libro puede conseguirse haciendo click aquí

Foto puesta en escena de “Rosa del desierto” Veronica Heguy y Lidia Volpe por Gastón Bardy

Foto: Claudia Quiroga por Lucia Sneig

 

 

 

 

 

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